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16/5/14 11:44

Cultivos de cobertura: manejo y efectos sobre la nutrición de suelos y cultivos

Su inclusión en la rotación, mejora la eficiencia en el uso del agua, evitando perdidas por evaporación en barbechos largos y aportando cobertura a sistemas donde ésta es escasa.

 

Introducción

En ambientes de producción semiáridos y sub húmedos, predominantes en la región pampeana, la capacidad de almacenar agua en los suelos durante períodos sin presencia de cultivos (barbechos) permite atenuar los frecuentes desbalances hídricos que ocurren durante los ciclos de producción. El agua es uno de los factores de ambiente que más incide sobre la producción de los cultivos y es constante el desafío de conocer como el clima, los suelos y las interacciones entre su manejo y el manejo de los cultivos afectan su oferta y uso. Por lo tanto, conocer y cuantificar la disponibilidad de agua de los suelos es un factor de relevancia para la mejor planificación de estrategias de producción de cultivos.

Si bien todos los factores mencionados pueden ejercer algún grado de influencia sobre la producción de granos, el peso relativo de los mismos normalmente varía entre sitios con distintas características edafo-climáticas. Identificar los factores más importantes (a nivel de sitio) y establecer cierto orden jerárquico en los mismos resulta imprescindible para sentar las bases del manejo del agua y optimizar la producción (interacción genotipo-ambiente) Quiroga et al. (2007).

Uno de los cambios más relevantes y que está marcando efecto sobre la eficiencia de captación y conservación de agua es la pérdida de cobertura a través de la intensificación de los sistemas de producción agrícolas y ganaderos debido a una mayor participación de cultivo de bajo aporte de volumen y/o la extracción de materia seca (MS), casi completa, mediante el “pastoreo mecánico”, como es el caso del silaje.

cultivos de cobertura

 Una manera de mitigar esta tendencia sería lograr una adecuada cobertura del suelo utilizando especies gramíneas de crecimiento invernal, como cultivo de cobertura (CC), en el prolongado tiempo que media entre la cosecha y la próxima siembra del cultivo de verano.

Intercalar cultivos invernales, como CC, podría ser una alternativa para proveer de residuos ricos en carbono y promover al desarrollo y al mantenimiento de la cobertura de los suelos (Quiroga et al. 2007). El principal problema de ésta práctica es el uso del agua ya que, si no existe recarga del perfil durante el período de barbecho posterior al CC, podría transformarse en una limitante para el cultivo principal (Stute y Posner, 1995).

En este sentido, Ruffo (2003) sostiene que, la decisión de finalizar el crecimiento de los CC debe adaptarse a dos premisas fundamentales; i) lograr una acumulación de biomasa que garantice cobertura y aportes de C y, ii) ajustarse a las precipitaciones de la región con la finalidad de garantizar la recarga del perfil. Por este motivo, se evaluó el impacto de incluir especies de gramíneas como CC en: i) influencia sobre la dinámica y eficiencia de uso de agua (EUA) en diferentes materiales de centeno y ii) efecto sobre la disponibilidad de agua y nitrógeno (N), y productividad del cultivo de maíz tardío en diferentes ambientes productivos.

Materiales y métodos

El estudio se desarrolló en el establecimiento “Loma Arisca” cercano a la localidad de Intendente Alvear (La Pampa), en un lote de producción. Se realizaron dos ensayos con la finalidad de responder los objetivos planteados anteriormente.

Ensayo 1

Se realizó sobre un suelo Haplustol éntico, franco arenoso (70% de arena), contenido de materia orgánica (MO, 1.5%) y niveles de fósforo (P) medio (16 ppm). El ensayo de materiales de centeno (ciclo largo, tetraploide: Don Norberto y Don Guillermo; y ciclo corto, diploides: Don Edwal y Quehue) se sembró el 20 de abril del 2011, sobre antecesor girasol, con una densidad de plantas logradas de 220 pl m-2. Además se dejó un tratamiento testigo (sin CC), el cual fue mantenido sin malezas aunque se le aplicó herbicida previo a la siembra del maíz, todos los tratamientos con tres repeticiones en el espacio.

Se fertilizó el CC con Urea en una dosis de 46 kg N ha-1, dejando también un tratamiento testigo sin cobertura ni N: La determinación de materia seca (MS) se realizó al momento de secado en julio, (7/7/11), septiembre (8/9/11) y octubre (10/10/11), con tres submuestras por tratamiento.

 

Ensayo 2

Se delimitaron dos ambientes productivos en el mismo potrero, Loma con suelos Ustisamment típicos (84% arena) y Bajo con suelos Haplustoles énticos (50% arena). Los ambientes de loma se caracterizaron por un perfil de textura arenosa, con contenidos de MO (1.44%) y valores medios de P (17.2 ppm). En tanto que los ambiente de bajo se caracterizaron por un perfil de textura franco-arenosa, con contenidos medios a altos de MO (2.52%) y valores altos de P (32.7 ppm).

El ensayo se sembró con centeno Don Norberto el 28 de abril del 2011, en franjas cruzando ambos ambientes (loma y bajo) con tres repeticiones y sobre antecesor girasol, con una densidad de plantas logradas de 220 pl m-2.

Además se dejo un tratamiento testigo (sin CC) el cual fue mantenido sin malezas aunque se le aplicó herbicida previo a la siembra del maíz. Se fertilizó el CC con Urea en una dosis de 46 kg Nha-1, dejando también un tratamiento testigo sin cobertura y sin N. La determinación de MS se realizó al momento de secado temprano en julio, (7/7/11) y tardío en septiembre, (9/9/11), con tres submuestras por tratamiento. El maíz se sembró el 5 de diciembre a una densidad de 50000 pl ha-1, donde se dividió la parcela principal: una mitad de la misma se la fertilizó con 46 kg N ha-1 más y la otra mitad se dejó sin fertilizar.

Evaluaciones

En ambos ensayos se determinó: a la siembra y al momento de secado de los CC el contenido de agua en el perfil (0-250 cm) por el método gravimétrico. Se calculó el uso consuntivo (UC) de los CC, mediante la suma del contenido hídrico del suelo al momento de la siembra y las precipitaciones ocurridas durante el ciclo del CC, a la cual se le restó el contenido hídrico del suelo al momento de finalizar el ciclo de los CC. La EUA se determinó utilizando el cociente entre MS y UC. La eficiencia de barbecho (EB), se estimó como la diferencia entre el agua útil (mm) del barbecho final e inicial sobre las precipitaciones (mm) durante el mismo. Se evaluó el rendimiento del cultivo de maíz y se corrigió a 14% humedad.

Se determinó el contenido hídrico y de N-NO3- a la siembra del cultivo de maíz y durante el desarrollo de cultivo se siguió la temperatura del suelo en los primeros 5 cm de profundidad en los diferentes tratamientos.

 

Resultados y discusión 

1- Efecto del material de centeno, momento de secado y fertilización sobre la dinámica de agua, N y temperatura superficial de suelo

Se observaron diferencias en la producción de MS de los CC entre materiales, momento de secado y nivel de fertilización (Tabla 1), variando la producción de biomasa entre 2922 y 11100 kg ha-1; y entre 4400 y 8900 kg ha-1 entre tratamientos para ciclos largos (tetraploides) y ciclos cortos (diploides) respectivamente. La fertilización en ambos ciclos y fechas de secado incrementó la producción de MS entre un 41 y 70% y entre 52 y 106% en ciclos largos y cortos respectivamente.

Se comprobó además que el momento de secado de materiales de ciclo cortos para la zona en estudio seria principio de julio, observándose en secados más tardíos solamente mayor lignificación.

Mientras que en materiales de ciclo largo se lograrían las mayores producciones de MS con fecha de secado de septiembre. Variable más que importante, ya que en anos con pocas precipitaciones permitiría adelantar la fecha de secado unos 60 días. En Hapludoles y Haplustoles de la región pampeana semiárida, la fertilización produce mejoras en la EUA en gramíneas, debido a que tiene un impacto mayor sobre la producción de MS que sobre el consumo de agua en el suelo, lo que lleva a aumentar la EUA (Quiroga et al. 2007).

 

Tabla 1. Producción de MS (kg ha-1) por material, fecha de secado y fertilización. Letras minúsculas diferentes en sentido vertical indican diferencias significativas entre materiales dentro de la fecha de secado.

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Según Passioura (1977), la producción de biomasa de un cultivo depende de cómo éste capta el recurso agua y de cuan eficiente es en transformarlo en MS (EUA). En relación a la EUA a medida que se demoró el secado del cultivo la eficiencia fue menor, pasando de eficiencias 67 a 17 kg MS mm-1. También hubo diferencias entre materiales mostrando mayores EUA los ciclos largos independientemente del momento de secado.

Otro factor que explicó las diferencias entre especies en cuanto a la producción de biomasa fue la tasa de crecimiento. Neal et al. (2011) propusieron que especies de rápido crecimiento mejoran la EUA, ya que cubren el suelo rápidamente, evitando pérdidas de agua por evaporación directa desde el suelo y optimizando la relación entre tasa de crecimiento del cultivo (TCC) y biomasa (Prasad y Power, 1991).

Ambos postulados, explicarían los resultados del presente trabajo, donde los cultivares de mayor producción fueron los de mayor TCC y mayor EUA.

El efecto de la fertilización en la EUA fue superior en los ciclos largos, práctica que también permite adelantar la fecha de secado (Tabla 2). El uso de fertilizantes tiene una eficacia notable en la producción y la EUA de los cultivos (Zhang et al. 1998).

Algo similar ocurrió en el trabajo de Bertolla et al. (2012), donde la aplicación de fertilizantes nitrogenados incrementó la MS, la EUA y en TCC en el caso de las gramíneas. Respuestas similares del N sobre la biomasa, en estos cultivos han sido reportadas previamente por Scianca et al. (2008) y Díaz-Zorita y Gonella (1997). Esta respuesta puede ser debida a que la aplicación de fertilizantes nitrogenados aumenta la concentración de N en las plantas aumentando la capacidad fotosintética del cultivo, provocando mayor TCC en periodos tempranos, dando por resultado incrementos en la EUA (Dardanelli et al. 2008).

La EB disminuyó a medida que se alargaba el periodo considerado, llegando en octubre a tener igual contenido hídrico el suelo que al momento de cosecha del cultivo anterior, indicando esto que el agua aportada al sistema por precipitaciones fue nula (Tabla 2), aunque se registraron en el pluviómetro 200 mm. Lampurlanes et al. (2002) senalan que la conservación del agua durante el barbecho resulta principalmente dependiente sistema de labranza, probabilidad de precipitaciones y capacidad del suelo para almacenar agua, etc.

Considerando que el peso relativo de cada factor varía entre sitios, es frecuente observar resultados contrastantes entre experiencias, los cuales dan lugar a controversias sobre el valor del barbecho para la conservación del agua en regiones semiáridas.

Esto marca el rol que juega la cobertura en la EUA global del sistema de producción, evitando pérdidas de agua en exceso y disminuyendo el riesgo por erosión tanto hídrica como eólica.

 

Tabla 2: Eficiencia de uso de agua de las coberturas (kg MS mm-1) y eficiencia de barbecho (EB) en el tratamiento testigo (%). Letras diferentes en sentido vertical indican diferencias significativas entre materiales.

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El agua disponible al momento de la siembra del cultivo de maíz en los primeros 60 cm en el bajo fue 5 mm mayor en CC comparado con el testigo, mientras que entre los 60-250 cm de profundidad el testigo presentó entre 10 y 50 mm menos de agua que el CC con secado de octubre (Tabla 3).

 

Tabla 3. Agua disponible (mm) al momento de la siembra del cultivo de maíz. Efecto del material, momento de secado y manejo de fertilización. Letras diferentes en sentido horizontal indican diferencias significativas de agua disponible entre tratamientos a la siembra del cultivo de maíz.

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Sin embargo este diferencias entre tratamiento es compensada por pedidas directa (evaporación) en el periodo comprendido entre siembra del cultivo de maíz y cierre de surco. Esto puede ser atribuido a las temperaturas registradas durante el desarrollo del cultivo de maíz que se presentan en la Figura 1. Fernández et al. (2005) y Duarte (2002), en estudios desarrollados sobre Haplustoles de la región semiárida y subhúmeda pampeana comprobaron que en anos con precipitaciones normales, durante barbechos largos y en suelos de baja capacidad de retención de agua, los CC aumentaron la EUA respecto del testigo (sin CC).

Sin embargo, también se admite que el consumo hídrico de los CC durante el invierno podría interferir en la normal oferta de agua para el cultivo sucesor (Duarte, 2002; Scianca et al. 2008). En este trabajo los contenidos hídricos no difirieron en su mayoría del testigo, lo que concuerda con Álvarez y Scianca (2006), quienes trabajando sobre Hapludoles típicos reportaron que el consumo hídrico de los CC durante el invierno no interfiere en la normal oferta de agua para el cultivo siguiente.

Al respecto, Fernández et al. (2005), comprobaron una reducción importante en los contenidos de agua por efecto de CC. Esta diversidad de resultados muestra que el ano tiene una fuerte influencia sobre los valores de humedad registrados al secado y siembra del cultivo de verano. El efecto de la fertilización hallado en este trabajo coincide con Quiroga et al. (2007), quienes también demostraron que los CC fertilizados, fueron los que mostraron menores cantidades de agua disponible al momento de secado de los CC en comparación con el testigo.

El contenido de N-NO3- a la siembra del cultivo de maíz en casi todas las profundidades y tratamientos evaluados fue mayor en los tratamientos con CC. Es importante destacar la cantidad de N-N03- registrados por debajo del espesor diagnostico recomendado (0-60 cm) es alto, y pocas veces tenido en cuenta para las recomendaciones de fertilización (Tabla 4). En algunos tratamientos superaron los 150 kg N ha-1. Además es necesario comentar que las evaluaciones se realizaron en una primavera seca donde las precipitaciones fueron escasas durante los meses de octubre-noviembre.

 

Tabla 4. Nitrógeno disponible en el suelo (N-NO3 -, kg ha-1) al momento de la siembra del cultivo de maíz. Efecto del material, momento de secado y manejo de fertilización. Letras diferentes en sentido horizontal indican diferencias significativas de N entre tratamientos a la siembra del cultivo de maíz.

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Además a través de un balance aparente podríamos decir que el N que se encuentra en la biomasa de los CC (por ejemplo en este trabajo es entre 45 y 150 kg N en MS). Esto indicaría que en el tratamiento testigo se han lixiviado por debajo de la profundidad considerada en este estudio unos 40 a 130 kg N ha-1, ya que la diferencias en contenido de N en el suelo entre ambos tratamientos (CC vs testigo) son similares. Strock et al. (2004) reportaron que las pérdidas de N-NO3- por lixiviación en un suelo moderadamente drenado se redujeron aproximadamente 13% cuando en una rotación maíz-soja se implantó centeno como CC, durante el periodo de barbecho.

Por otro lado Restovich et al. (2008), encontraron que en la zona de Pergamino, tratamientos con cebada forrajera (Hordeum vulgare L.), ray grass, avena, cebadilla (Brunmus unioloides L.), Vicia sativa, colza (Brassica campestres L.) y nabo (Raphanus sativus L.) como CC, presentaron 95 Kg/ha de N menos que con el tratamiento testigo al momento de la siembra de los cultivos estivales. Por lo que es importante considerar la captura de nitratos durante el barbecho que tiene lugar entre cultivos de verano (marzo-octubre), minimizando la lixiviación durante el otono y principios de la Primavera (Fernández et al. 2005), en este sentido los CC cumplieron con ese objetivo.

En éste trabajo, los CC dejaron entre el 65 y 85% menos cantidad de N-NO3- en el perfil del suelo en la profundidad 0– 60 cm respecto al Testigo. Similares resultados fueron obtenidos por Quiroga et al. (1999) quienes trabajaron sobre suelos Haplustoles Enticos, determinaron entre 70 y 83% menos de N-NO3- bajo cereal de invierno que bajo barbecho. También Nyakatawa et al. (2001) encontraron que sobre un Paleudult Típico bajo CC quedaba entre 23 y 82 % menos de N-NO3 - que bajo barbecho.

 En Figura 1 podemos observar la diferencias de temperaturas a 5 cm de profundidad del suelo entre el tratamiento testigo y con CC en diferentes fechas de muestreo y a igual temperatura de aire. Las diferencias entre tratamientos llegan a marcar por ejemplo para el día 5 de enero 49 y 36ºC para testigo y CC respectivamente. Experiencias realizadas en la región semiárida pampeana por Fernández et al. (2010, 2007) comprobaron que a la siembra del cultivo estival el barbecho con bajo nivel de residuos presentó en los primeros 5 cm de suelo mayor temperatura (33.8º C) que el de alto nivel de residuos (24.3º C).

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2 - Efecto ambiente sobre la dinámica de agua, N y productividad de los cultivos

Se observaron diferencias en la producción de MS de los CC entre ambiente (Tabla 5), variando la producción de biomasa entre 1577 y 8269; y entre 1768 y 7974 kg ha-1 entre tratamientos para bajo y loma respectivamente. La fertilización en ambos ambientes y fechas de secado incrementó la producción de MS entre un 49 y 76% respectivamente, variable más que importante, ya que en anos con pocas precipitaciones permitiría adelantar la fecha de secado entre 20 y 40 días. El UC en el bajo varió entre 47 y 100 mm en la fecha de secado de julio y de septiembre respectivamente, mientras que en la loma los valores fueron mayores, 109 y 160 mm también para la fecha de secado de julio y septiembre respectivamente.

En relación a la EUA se encontró mayor variación en el secado de julio que en el de septiembre. La misma varió entre 16 y 63.7 kg MS mm-1 ha en el secado de julio y entre 38.2 y 85.3 kg MS mm-1 ha para el secado de septiembre (Tabla 5). Scianca et al (2010), en cultivo de centeno utilizado como CC en un suelo Argiudol típico, halló valores de EUA entre 37 y 54 kg MS mm-1 ha-1, mientras que en un Hapludol thapto-árgico las EUA oscilaron entre 9 y 30 kg MS mm-1 ha-1. Frasier et al. (2009) evaluaron la producción de centeno Quehué como CC hasta encanazón sobre un Haplustol éntico y obtuvieron valores de EUA de 35 kg MS mm-1 ha-1.

Fernández et al. (2010) obtuvieron altas EUA de los CC y también se reflejó en que su UC promedio fue tan solo de 84 mm. Scianca (2010) trabajando en centeno como CC en la región semiárida pampeana, encontró un valor similar (88 mm), mientras que en la misma zona y el mismo cultivo, Fernández et al. (2007) cuantificaron 150 mm de UC.

 

Tabla 5. Producción de MS (kg ha-1), uso consuntivo (UC) y eficiencia de uso de agua (EUA) de los CC (kg MS/mm agua) en dos momentos de secado: (7/7/11) y (9/9/11), con dos niveles de fertilización (0 (SN) y 46 kg N ha-1 (N)), en dos ambientes contrastante (Bajo y Loma). Letras diferentes en sentido vertical indican diferencias significativas de MS entre tratamientos para cada momento de secado.

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El agua útil al momento de la siembra del cultivo de maíz en los primeros 60 cm en el bajo fue 8 mm mayor en CC comparado con el testigo, mientras que entre los 60-250 cm de profundidad el testigo presentó 24 mm mas de agua que el CC. Para el ambiente de loma, en ambas profundidades evaluadas el tratamiento testigo unos pocos mm más que el CC. Sin embargo este tratamiento presenta importante pérdida de humedad por evaporación, se puede observar en la Tabla 6 los valores de EB obtenidos.

En el caso del bajo tan solo el 4% de las precipitaciones ocurridas durante la etapa del barbecho fueron almacenadas en el suelo para el cultivo de maíz, mientras que en la loma la EB negativa indicaría que durante los 7 meses de barbecho al finalizar el mismo el suelo presentaba menor contenido de agua que en el comienzo del barbecho y las precipitaciones durante estos meses no lograron almacenarse en el perfil del suelo. Los bajos valores de EB o incluso negativos se pueden atribuir a que en el tratamiento Testigo al no tener residuos sobre la superficie del suelo, presentó mayores pérdidas por evaporación debido a mayores temperaturas en los primeros cm del suelo.

Miranda et al (2012) encontraron diferencias significativas para la EB entre tratamientos (p<0.05). Las mismas se registraron entre los CC y el testigo. Esto puede estar explicado por la mayor infiltración de agua en el suelo con CC (Álvarez et al. 2006) y porque generaron entre 3700 y 6900 kg ha-1 de MS (datos no mostrados) que permitieron el aumento en espesor de la capa límite y, por lo tanto, la reducción de la evaporación directa del suelo (A. Quiroga, com. pers.). En sentido contrario, la EB de los testigos fue cero.

El contenido de N a la siembra del cultivo de maíz en casi todos las profundidades y tratamientos evaluados el tratamiento testigo es el que presenta el mayor contenido (Tabla 6). Es importante destacar la cantidad de N-N03- registrados por debajo del espesor diagnostico recomendado (0-60 cm) es mucho. En algunos tratamientos superaron los 150 kg N ha-1. Además es necesario comentar que las evaluaciones se realizaron en una primavera seca donde las precipitaciones fueron escasas durante los meses de octubre-noviembre.

A través de un balance aparente podríamos decir que el N que se encuentra en la biomasa de los CC (por ejemplo en este ensayo es entre 30 y 120 kg N en MS); Esto indicaría que en el tratamiento testigo se han lixiviado por debajo de la profundidad considerada en este estudio unos 20 a 100 kg N ha-1, ya que la diferencias en contenido de N entre ambos tratamientos (CC vs testigo) son similares en el suelo.

 

Tabla 6. Agua útil (mm) y N-NO3- (kg ha-1) a la siembra de maíz (SM) en tratamiento testigo y CC secado en septiembre, en dos profundidades (0-60 y 60-250 cm) y eficiencia de barbecho (EB) en el tratamiento testigo (%) en dos ambientes contrastante (bajo y loma).

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La producción de maíz en el testigo fue mayor cuando el maíz fue fertilizado tanto en el bajo como en la loma (Tabla 7). En general en el bajo la producción de maíz fue mayor cuando se seco el CC en septiembre. Dependiendo de las necesidades de manejo del cultivo, los CC suelen secarse con cierta antelación a la siembra del próximo cultivo. En general se comprobó que no existe relación estrecha entre los contenidos de humedad de suelo y nitratos al momento de secar los CC y su influencia sobre el cultivo siguiente (Scianca, 2010).

Álvarez et al. (2006), Fernández et al. (2007), y Scianca (2010) han encontrado rendimientos de cultivos de maíz y soja, iguales o mayores en aquellos tratamientos que incluían CC como antecesores, mientras que Álvarez et al. (2006) en Hapludoles típicos del noroeste bonaerense no encontraron diferencias. Además se puede observar una respuesta a la fertilización ya sea en el CC y/o en el maíz. En promedio, se obtuvieron diferencias en el rendimiento del cultivo de maíz entre los tratamientos testigo y los que tuvieron CC, en los dos ambientes evaluados.

Se encontró una tendencia de incremento en la producción de granos de maíz cuando tuvo CC; entre 2567 y 2607 kg ha-1 para loma y bajo, respectivamente.

Estas diferencias equivalen a un 28 y 31 % más de producción de maíz cuando tuvieron previamente un CC.

Estudios previos en la región semiárida pampeana de Fernández et al. (2007) han arrojado resultados similares donde los mayores rendimientos del cultivo de maíz se obtuvieron cuando el mismo fue establecido sobre CC fertilizado que sin fertilizar.

 

Tabla 7. Rendimiento en grano en tratamiento (kg ha-1) testigo fertilizado con nitrógeno (N) y sin nitrógeno (SN) en el maíz. En el CC con nitrógeno (N) y sin nitrógeno (SN) en los dos momentos de secado, julio y septiembre, y con nitrógeno (N) y sin nitrógeno (SN) en el cultivo de maíz.

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Conclusiones

Este trabajo, con resultados parciales, permitió determinar que el uso de CC en suelos de textura franco-arenosa y arenosa del norte de La Pampa, es factible, permitiendo mejorar la EUA global del sistema, evitando perdidas por evaporación en barbechos largos y aportando cobertura a sistemas donde ésta es escasa.

- En el CC:

Se determinó que dentro de una especie como centeno hay diferentes materiales y ciclos productivos, permitiendo esto establecer el tipo de material a usar en función del cultivo que lo sucede en la secuencia agrícola. Por otro lado, el momento de secado impacta significativamente sobre la productividad total de cada material, siendo por ejemplo en ciclo cortos, a principios del mes de julio, el momento de secado donde se logra la mayor producción de MS. En cambio, en materiales ciclo largos, el momento más adecuado sería septiembre. Finalmente, la fertilización permitió mejorar la EUA entre un 20 y 70% y aumentar la productividad total de MS entre 30 y 100% en los materiales usados y ambientes evaluados.

- En el suelo:

El agua disponible al momento de la siembra del cultivo de maíz fue igual o superior al testigo sin CC.

En tanto que el N al mismo momento fue igual o inferior al testigo sin CC, en un primer análisis, estos resultados desalentarían el uso de esta práctica.

Sin embargo, al evaluar el N total (N edáfico + N presente en la biomasa aérea de los CC), Scianca et al. (2008) observaron que el balance de N es mayor en los tratamientos con CC, ya que los cultivos capturan N que está en la solución del suelo y es potencialmente lixiviable, y lo dejan en la superficie del suelo en una forma orgánica que puede ser utilizada en el mediano plazo por los cultivos siguientes en la rotación (ej. soja ó maíz). En este sentido, Reicosky y Archer (2005) mencionan que una ventaja de esta práctica es reciclar N orgánico al sistema, siendo el mismo más eficiente que si se incorporara mediante el agregado de fertilizantes de síntesis química.

Por otra parte, Meisinger et al. (1991), McCracken et al. (1994) y Kuo et al. (1997), reportaron que los CC gramíneas contribuyen a la captura del N residual del suelo después de la cosecha del cultivo de grano evitando de esta manera la lixiviación hacia capas profundas.

- En el cultivo de maíz:

La producción de grano presentó diferencias en el rendimiento entre tratamientos a favor de los CC entre un 31 y 28% más de rendimiento en función del ambiente y tratamiento.

Por lo tanto, es necesario continuar con los estudios de CC para entender mejor la contribución que hacen estos a la dinámica hídrica global del sistema suelo y a la sustentabilidad ambiental a través de la reducción en la fertilización y uso de otros nutrientes.

 

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Fuente:

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