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23/12/13 11:01

En los lotes de Agrícola Magdalena, la certificación confirma el rumbo

La empresa ubicada en Colazo tiene auditado su modelo de intensificación agrícola, que incluye arveja y vicia.

Agrícola Magdalena es un emprendimiento joven. Nació en Colazo en 2004 fruto de la química entre la trayectoria que Mario Rossi forjó en más de 50 anos en el acopio de granos y la formación y las nuevas ideas que aportaron sus hijos varones Gustavo, Raúl y Guillermo.

La combinación generacional dio como resultado una empresa familiar dedicada a la agricultura con alta profesionalización. En la estrategia de producción de esta unidad de negocios, que trabaja más de 1.600 hectáreas entre propias y arrendadas en los departamentos Río Segundo y Tercero Arriba, palabras como sustentabilidad, medio ambiente y objetivos son parte de su vida cotidiana. Con la diferencia que no sólo las pregonan, sino que también las ponen en la práctica.

Agricultura certificada

De la mano de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), los Ro­ssi están dando los primeros pasos en la agricultura certificada. Se trata de un sistema de gestión de calidad fundado en la mejora continua, alineado con los objetivos productivos y ambientales que promueve la siembra directa.

“Nosotros llevábamos desde hace siete anos registros de todas las actividades en la producción. Con la certificación, lo que hemos logrado es formalizarlos”, sostuvo Guillermo Rossi, durante una visita que La Voz del Campo realizó en Campo Doffo, el establecimiento referente de la empresa. De la recorrida también participaron su padre Mario y sus hermanos Raúl y Gustavo.

En esta primera instancia, Agrícola Magdalena tiene certificadas 120 hectáreas propias y se apresta a sumar el próximo mes otras 780 hectáreas.

La forma en que la familia Rossi encara la producción agropecuaria y se vincula con otras actividades, que incluyen su participación en un molino harinero, un laboratorio medicinal y el negocio inmobiliario, le valió el Premio al Emprendedor Agropecuario, una distinción nacional que hace 24 anos entrega el Banco Francés a empresarios, productores y profesionales que han innovado y logrado una mejora en la rentabilidad en el sector.

La soja, con auditor

El próximo paso en el camino de las auditorías que dará la empresa familiar estará dado por la inclusión dentro del programa Soja Sustentable, un modelo de certificación exclusivo para la producción de la oleaginosa.

“Por ahora, este tipo de certificaciones no tiene ningún rédito económico. Quizá a futuro, con la soja producida bajo estos estándares se pueda obtener una plusvalía”, reconoce Guillermo.

Las certificaciones lejos están de ser un simple sello. La empresa está llevando a cabo un estándar de producción que incluye, entre otras prácticas, no usar más productos banda roja en los tratamientos químicos y reponer el nivel de fósforo en los campos certificados.

Una rotación aceitada

En sus comienzos, Agrícola Magdalena arrancó con una secuencia agrícola clásica, que incluía soja, trigo y maíz. Pero no se quedó con ese esquema. La idea era hacer más eficiente el índice de utilización de la tierra, con la posibilidad de hacer dos cosechas al ano. Dentro de esa estrategia, apareció la arveja. “En la zona se hace mucho maíz tardío sembrado en diciembre. Nosotros tenemos como criterio no hacer maíz sobre trigo, porque el cereal libera tarde el lote y le quita agua a los híbridos. Pero por otro lado, no queríamos tener tanto tiempo el campo libre. Por eso, decidimos incluir a la arveja. La ventaja respecto del trigo es que necesita menos agua y libera el lote más temprano”, explicó Guillermo, quien tiene a su cargo la producción agrícola de la empresa.

Bajo ese esquema, la intensificación de la rotación (trigo/soja, arveja/maíz) ofrece un valor medio de uso del suelo de entre 1,3 y 1,5 cultivos por ano.

La experiencia con la arveja es, hasta el momento, satisfactoria y ha comenzado a reportar algunos datos agronómicos interesantes.

Según Guillermo, el maíz tardío sobre arveja aporta rendimientos similares al implantado sobre rastrojo de soja. Con la oleaginosa como antecesora, el maíz rinde en la zona 80 quintales por hectárea. Si bien la empresa no hace maíz sobre rastrojo de trigo, los resultados en la zona no superan los 60 quintales.

La estabilidad lograda en los rendimientos por parte del establecimiento, en una zona donde los buenos manejos sacan amplias ventajas en los anos malos, se basa fundamentalmente en cuatro pilares: análisis de agua útil en el suelo, manejo de las fechas de siembra, fertilización y barbechos bien confeccionados. “En siete anos, el promedio de la soja en secano es de 25 quintales por hectárea, con picos de hasta 35 quintales y valores mínimos de 17 quintales, en especial en aquellos campos arrendados que no venían bien trabajados. Nuestro objetivo no es buscar un techo de rendimiento, sí consolidar un promedio a partir del cual crecer”, manifestó Raúl Rossi.

Desde su génesis, la empresa cuenta con el asesoramiento técnico de Santiago Barberis, quien además tiene a su cargo la ejecución de los ensayos. La reciente incorporación de la vicia como un cultivo de cobertura es parte de las pruebas a campo.

Convocada para mejorar el aporte de nitrógeno, la leguminosa se apresta a recibir en los próximos días al maíz tardío. Además de ayudar a capturar el nutriente, la vicia aporta propiedades benéficas para el rastrojo. Contribuye a mantener el barbecho más limpio, en momentos en que la resistencia de malezas crece y se hace difícil de controlar.

Premio nacional

En la edición 2013, la empresa de Colazo se llevó el primer premio en la categoría actividad agropecuaria con orientación productiva y tecnológica y la mayor distinción entre todos los ganadores.

Para hacer más eficiente su trabajo interno, desde hace cuatro anos la empresa trabaja con el asesoramiento de la consultora Rosana Chiaramello. “Ella fue quien nos motivó, primero a certificar, y luego a presentarnos al Premio Emprendedor Agropecuario del Banco Francés”, sostuvo Guillermo Rossi.

En la edición 2013, la empresa de Colazo se llevó el primer premio en la categoría actividad agropecuaria con orientación productiva y tecnológica y la mayor distinción entre todos los ganadores.

El riego se sumó para estabilizar rendimientos y mejorar la producción
Dos círculos aportan agua a 83 hectáreas con soja. Buena respuesta en maíz y trigo.

Si bien la rotación agrícola se aplica de igual forma en toda la superficie agrícola que trabaja Agrícola Magdalena, el foco de la intensificación productiva está puesto por ahora en Campo Doffo, el establecimiento referente para la familia Rossi. Allí es donde se han certificado las primeras 120 hectáreas y un equipo de riego de pivot central se encarga de estabilizar la producción en 83 hectáreas.

“Hace un ano y medio que tenemos el equipo de riego. El objetivo es tratar en estabilizar la producción y elevar los techos de rendimientos alcanzados”, explicó Guillermo Rossi, al momento de justificar la inversión en el pivote.

El sistema de agua complementaria en Campo Doffo consta de dos círculos. Uno con 50 hectáreas, donde hoy crece una soja sobre rastrojo de maíz sembrada en octubre. Mientras que en el otro círculo, de 33 hectáreas, una soja de segunda deberá esperar hasta mediados de febrero para recibir la visita del equipo.

La presenta campana es el debut de la oleaginosa bajo el esquema de riego suplementario. La empresa ya cuenta con registros productivos en maíz, trigo, arveja.

“En riego, el trigo rindió este ano hasta 30 quintales. Si lo comparamos con los ocho quintales que aportó el secano, la respuesta al riego es notable”, comentó Rossi.

El maíz también exhibió una reacción positiva al aporte adicional de agua: 120 quintales en el círculo, contra 70 quintales en secano. “Si bien los costos son más altos, los resultados productivos son crecientes”, agregó el productor.

Agregado de valor

La soja que hoy recibe el aporte del pivot es parte de un convenio de multiplicación con una empresa proveedora de semillas. “Es una forma de obtener un plus en la producción de la oleaginosa”, comentó Guillermo.

Más allá de su rol dentro de la rotación, el trigo que produce Agrícola Magdalena también aporta valor agregado. Se destina para abastecer al molino local, en el cual la empresa tiene una participación. Entre los planes a futuro de la sociedad familiar está el desarrollo de la ganadería.

La producción de carne entraría como un eslabón adicional para consolidar la cadena de agregado de valor a los granos. “Es una posibilidad hacer un feedlot”, adelantó Guillermo Rossi. Como parte de una integración vertical, todas las labores agrícolas de la empresa son realizadas con maquinaria propia, equipadas con agricultura de precisión.

Fuente: La Voz del Interior

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