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3/5/19 16:12

Gusanos blancos, una plaga silenciosa

La siembra directa y el incremento de los cultivos invernales son factores predisponentes para estas especies que vuelven a manifestarse problemáticas en algunas situaciones.

Los gusanos blancos son insectos del suelo cuyas larvas danan específicamente a cultivos invernales (trigo, cebada, arveja, lenteja) o siembras tempranas de cultivos estivales (maíz, sorgo, girasol). Dentro de este grupo podemos encontrar decenas de especies, pero la que predomina en cantidad y la que posee el mayor potencial de dano es Diloboderus abderus Sturm. conocido vulgarmente como “Bicho torito”.

Ciclo biológico:

Esta especie completa su ciclo biológico en un ano (figura 1). Los adultos, único estadio que transcurre sobre la superficie del suelo, aparecen en diciembre y desde enero a marzo ocurren las oviposiciones. Luego de unos 15 días aparecen las larvas, etapa perjudicial para los cultivos, entre los meses de febrero a noviembre. A partir de mediados de octubre y noviembre, las larvas ingresan al estado de prepupa y pupa, en los cuales ya no consumen alimento, por lo cual no hay dano.

Figura 1: Esquema sobre la biología y ciclo estacional del bicho torito en función del ciclo del cultivo de trigo. Fuente: Zubiaga y Vanzolini, 2019;  INTA EEA Ascasubi.

 

La falta remoción del suelo favorece la ovoposición y el posterior nacimiento de larvas, por ello, en lotes en siembra directa o con pasturas perennes las condiciones son predisponentes para su desarrollo. Esto puede o no traducirse en danos en el cultivo, ya que aquí comienzan a interactuar otros factores como ser la temperatura y humedad del suelo y la presencia de controladores naturales parasitoides. En bajas densidades, esta plaga puede otorgar beneficios a las características físicas y químicas del suelo como ser aumento de la capacidad de infiltración debido a las galerías construidas y la incorporación y descomposición de materia orgánica, generando reciclaje de nutrientes.

 

Identificación de la especie (figura 2):

Resulta de vital importancia poder realizar el reconocimiento a campo de las especies encontradas y en base a eso tomar las medidas necesarias. Las características que permiten diferenciar facialmente las especies son:

  • Tamano de la larva: desde mayo a octubre, la larva de abderus es la única que presenta un tamano mayor a 5cm, siendo las otras siempre menores a 3,5cm.
  • Color de la cabeza: el color de la cabeza de abderus es marrón rojizo (borravino), mientras que las otras especies tienen cabeza color castano bien claro.
  • Tamano de la cabeza: en el caso de Abderus el ancho de la cabeza es casi similar al ancho de su cuerpo, mientras que en las otras especies la cabeza es bastante más angosta que el ancho de su cuerpo.

 

Figura 2: Larva de “bicho torito” en forma de “C”.

Fuente: Zubiaga y Vanzolini, 2019;  INTA EEA Ascasubi.

 

Dano:

Es a partir del segundo estadio larval en el cual comienzan a alimentarse de semillas, raíces y plantas, llegando al máximo dano durante el tercer estadio y en la salida del invierno.

Los síntomas del dano se evidencian por el marchitamiento, secado, mortalidad y disminución de la densidad de plántulas, lo que se observa con “manchones” de suelo desnudo en el lote, debido a la distribución “agrupada” que caracteriza a la presenta la especie. Esto trae como consecuencia final la mayor incidencia de malezas y mermas en el rendimiento (figura 3).

Figura 3: Lote de trigo con dano de “bicho torito” que dió lugar al enmalezamiento.

Fuente: Zubiaga y Vanzolini, 2019;  INTA EEA Ascasubi.

 

Monitoreo:

El primer indicador de la presencia de larvas en el lote es la presencia de “montículos” de tierra en la superficie del suelo. El muestreo consiste en realizar pozos de 50cm x 50cm de superficie (1/4 m2) de 30 cm de profundidad procurando tener una distribución uniforme del lote. Se sugiere realizar unos 10 pozos para lotes mayores a 30 has. De cada pozo se obtiene una muestra de suelo, en la cual debe realizarse la observación de toda la tierra mediante un desterronado manual y registrar la totalidad de larvas de gusanos blancos presentes, para luego obtener el número de larvas/m2. Se recomienda realizar este monitoreo previo a la siembra, pero no muy anticipadamente.

 

Nivel de dano económico (NDE):

Considerando costos medios de control y la incidencia de la plaga, se considera que 5 a 6 larvas/m2 de bicho torito para trigo se traduce en una merma del 10% del rendimiento. En el caso del maíz, debido a la menor densidad de plantas del cultivo y por ello a un mayor potencial de dano, el NDE es menor existiendo diferencias en las bibliografías consultadas que van desde 0,5 larvas/m2 hasta 17 larvas/m2, debido a las pocas evaluaciones realizadas a campo y a los numerosos factores que inciden en la determinación del mismo, que aún no se han contemplado en profundidad.

 

Métodos de control:

-Control cultural

Cuando no se utilizaba SD, la preparación de la cama de siembra era el principal método de control de estos gusanos.

Otra estrategia de control podría considerarse el atraso en las fechas de siembra tanto del trigo como el maíz: en el trigo en siembras tempranas las plantas están expuestas a un mayor dano al coincidir con temperaturas todavía elevadas y por ello una mayor actividad de las larvas; en el maíz en siembras tardías se estaría esquivando la tercer etapa de larvas de la especie.

 

-Control natural y biológico

En épocas de sequia, las larvas aumentan la profundidad en la que se encuentran, lo que disminuye el dano ocasionado al cultivo, algo similar ocurre cuando las temperaturas se mantienen frías por largos periodos.

En cuanto a los enemigos naturales, los microorganismos causantes de enfermedades (hongos, bacterias, etc.) son uno de los mecanismos más importantes de control biológico natural de estas especies, pero la aparición de los mismos está determinada por condiciones de buena humedad y temperaturas cálidas.  

También podemos encontrar el parasitismo en larvas, especialmente causado por himenópteros (avispas), el cual debe ser preservado mediante el uso racional de los insecticidas utilizados.

 

-Control químico

La estrategia con mayor eficiencia de control, alrededor de un 70%, es el uso de insecticidas en el tratamiento de semillas (productos tales como tiodicarb, tiametoxán, teflutrina e imidacloprid, demostraron ser eficientes para este tipo de aplicación). Si bien este método se lo considera preventivo, el mismo debe usarse solo si se constata que el lote hay presencia de larvas por encima de NDE. Debido al % de eficiencia de control, en lotes con más de 20 larvas/m2, este método dejaría un número de larvas vivas que aun superarían el NDE, por lo que habría que combinarla con otra estrategia de control, realizando una gestión integrada del control de esta plaga.

También podrían aplicarse insecticidas al surco de siembra, lo que permite una mayor dosis por superficie y por ello un mayor periodo de protección pero también necesitan de equipos especiales para su aplicación.

Por último, la pulverización de insecticidas en cobertura total sobre la superficie del suelo muestra resultados erráticos que nunca superaron el 50% de eficiencia en el control.  

Recomendaciones:

Bibliografía:

  • Toma de decisión y control de gusano Diloboderus abderus en siembra directa de trigo. Nicolás Iannone, 2004. EEA INTA Pergamino.
  • Diloboderus abderus en maíz. Evaluación de danos y de control con insecticidas en la semilla. Agrs. Rubén A. Massaro y Laura Cambursano, 2005. INTA EEA Oliveros.
  • Manejo integrado del gusano blanco o bicho torito (Diloboderus abderus Sturm.) en los cultivos y pasturas de ciclo invernal. Luciano Zubiaga y Juan I. Vanzolini, Marzo de 2019. INTA EEA Hilario Ascasubi.

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