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14/1/11 13:25

Palomas y cotorras, plagas de nunca acabar

En ciertas regiones, los danos por aves en girasol pueden constituir una limitante en la producción. Cuáles son los elementos claves para identificar y controlar estas plagas.

El crecimiento y la reproducción de las palomas y cotorras están directamente influenciados por la disponibilidad de alimento para mismas. Las características nutricionales del girasol (Helianthus annuus L.), contenido de proteínas y ácidos esenciales, permite que se lleven a cabo los dos procesos.

El dano se produce en dos etapas del cultivo:

  • En emergencia, donde es causado por palomas medianas (Zenaida auriculata) y, en menor medida, por palomas grandes (Columba maculosa y/o C. picazuro).

Danos totales en plántulas: Promedios entre 22 y 31%.

  • En madurez, donde el dano es causado por palomas (principalmente mediana) y cotorras (Myiopsitta monachus).

Porcentaje de plantas danadas por lote: Hasta 21 y 34 %.

En la Tabla 1 se describe la biología y ecología comparada entre la paloma mediana y la cotorra. Estos parámetros son útiles para destacar diferencias entre ambas especies, pero varían en el espacio y el tiempo según las circunstancias y densidades poblacionales.

Tabla 1: Características de Paloma mediana y Cotorra común

Característica

Paloma mediana

Cotorra común

Alimentación

Semillas cultivadas (85%) y silvestres

Semillas, frutos, flores y brotes, silvestres y cultivados

Reproducción

Reproducción Capacidad de criar todo el ano (en función del alimento
disponible)
Número de posturas al ano: 4.85 (máximo encontrado)
Iniciación temprana (6 a 8 meses)
Nidos simple, en múltiples sustratos (incluido el suelo)
Tamano de la postura: 2 huevos
Productividad (individuos/ano): 2.43 (máximo encontrado)

Una sola temporada reproductiva (Oct-Dic), con un bajo porcentaje
de individuos que intentan 2 posturas (mayoría 1 postura)
Número de posturas al ano: 1.21
Iniciación tardía (1 a 2 anos de edad)
Nido elaborado, únicamente en árboles y estructuras (torres eléctricas, postes telefónicos, etc.)
Tamano medio de postura: 6 huevos
Productividad (individuos/ano): 1.00 (máximo encontrado)

Supervivencia

Juveniles (1er ano): 20-50%, Adultos: 50%

Juveniles (1er ano): 62%, Adultos: 81%

Tasa de reemplazo

3.5 (i.e., 1.75 / individuo) – mínimo estimado (no hay datos)

1.23 (valores máximos)

Hábitos gregarios

Muy desarrollados, constituyendo grupos de cientos y miles de
individuos
Congregación en grandes colonias, de cientos o miles de
individuos, para refugio y nidificación

Desarrollados, pero en grupos relativamente pequenos (máximo:
cientos de individuos)

Movimientos diarios (entre dormideros y/o
nidos y sitios de alimentación)

 

50 km

8 km en época reproductiva (Set-Feb), 24 km en época no reproductiva
(Mar-Ago).

Movimientos estacionales (migraciones) y/o
nomádicos

Hasta 500 km

Ausentes (ave residente)

 

Observado las diferencias entre estas especies (Tabla 1), podemos comenzar a establecer las 4 etapas claves para el control de esta plaga:

  • Diagnóstico del problema.
  • Evaluación de alternativas (Estrategia y técnicas).
  • Aplicación del manejo.
  • Monitoreo y revisión de los métodos.

 

  • Diagnóstico del problema:

 

Como primer punto, es fundamental identificar bien las especies que están produciendo el dano, dónde, cuándo y en qué magnitud lo están haciendo o pueden hacer. Esta etapa es crucial tanto para dimensionar el problema como para evaluar las posibles alternativas a implementar.

a. Especies que causan el dano: Determinar la/s especie/s que serían responsables del dano permitirá integrar información sobre la biología y ecología de las mismas (dieta, comportamiento, movilidad, reproducción, supervivencia, etc.). Tener en cuenta que la sola presencia de aves no implica que estén causando dano, ya que pueden estar comiendo semillas del rastrojo o de plantas silvestres.

b. Características del lote: Frecuentemente el dano causado por estas aves se acentúa en lotes con prácticas agrícolas deficientes, ya sea en la implantación, en el control de las malezas, vuelco de plantas, pérdidas durante la cosecha que dejan muchas semillas sobre el rastrojo, etc. Otro aspecto que influye en el dano potencial es la cantidad de borde y la forma del perímetro del lote.
El borde está directamente relacionado con el tamano (a mayor tamano, menor cantidad de borde comparado con centro) y la forma del lote (a mayor perímetro, por ej: lotes alargados, mayor cantidad de borde comparado con el centro).

c. Contexto del lote: Ubicar el o los lotes con dano (real o potencial) y evaluar los sitios de nidificación y alimentación de palomas y cotorras al menos 3 km a la redonda (área mínima de movimiento diario de las cotorras, mucho mayor en el caso de las palomas). Si el lote es el único sitio de cultivo disponible para las aves en el momento de siembra o maduración, ya sea por siembras tempranas o tardías o porque es un lote aislado rodeado de monte, es posible que muy pocas (o ninguna) alternativas de manejo que se intenten sean efectivas.

d. Magnitud del dano: Es fundamental comparar el costo-beneficio de las alternativas de manejo disponibles, considerando los costos económicos tanto de los probables danos como del manejo, y poniendo ambos en el esquema general de producción. Asimismo, cada vez es más importante considerar los costos ambientales de las estrategias de manejo que se deseen implementar. Finalmente, determinar claramente los objetivos del manejo (disminuir el dano vs. disminuir las aves).

 

  • Evaluación de alternativas:

 

  • “No hacer nada”: Es una opción válida en el caso que el costo (económico y/o ambiental) de las alternativas de manejo disponibles sea más alto que el de las pérdidas.

En consecuencia, se convive con el problema, considerándolo un costo más de la explotación del cultivo. Si las pérdidas justifican el manejo, se podrían considerar las siguientes alternativas (ordenadas de menor a mayor impacto ambiental esperado).

  • Substitución del cultivo: Reemplazar un cultivo atractivo por otro menos atractivo

(Girasol o maíz por soja, por ejemplo).

  • Compensación o seguros: El primer caso se refiere a la cobertura de las pérdidas de productores con mayor probabilidad de dano por las personas (o grupos) que obtienen beneficios por la presencia de las aves en dichos lotes. Por ejemplo, si hay varios productores involucrados, se coordina con ellos de modo que los que tienen los lotes más próximos a los montes (generalmente más proclives a sufrir danos) “sacrifiquen” dichos lotes para atraer a las palomas y/o cotorras allí, y sean compensados por los otros productores, que se benefician por no tener estas aves en sus lotes. Otra alternativa sería el de “seguros” por danos de aves plaga, que aún no ha sido explorada en nuestro país.

 

  • Prácticas agronómicas: Cambiar y/o coordinar fechas de siembra, usar variedades o cultivares menos susceptibles o más resistentes, disminuir los granos en rastrojos, rotar los cultivos, cosechar anticipadamente (desecantes), concentrar cultivos en una Única área, aumentar el tamano de los lotes, etc.
  • Espantado o repelencia: Disminuir la atracción de los cultivos, por ejemplo, mediante métodos físicos (auditivos-canones de explosión, pirotecnia, disparos de escopeta-, visuales, etc.), químicos (no disponibles en nuestro país), humanos (“pajareros”), cetrería (uso de aves rapaces por personal especializado), etc. Las cintas reflectoras, por ejemplo, probadas en condiciones experimentales en la EEA Paraná del INTA (Entre Ríos) fueron efectivas para alejar palomas y cotorras en girasol

 

  • Reconversión a recurso: Utilizar las aves como recurso para otros grupos, como recolectar pichones de cotorra para venta como mascota o cazar palomas en las áreas de cultivo.
  • Manejo del ambiente: Por ejemplo, poda y/o eliminación de árboles. Esta estrategia puede ser factible en las proximidades de casas y otras construcciones, que pueden ser atractivos para las cotorras. Pero en el caso de los montes naturales (ambientes principales de nidificación de palomas y, en algunos casos, de cotorras), la alteración y/o eliminación de los mismos para disminuir los danos sería ineficiente y costosa, disminuyendo también la calidad de los mismos para otras especies silvestres
  • Control poblacional: a través del control de la reproducción o las aves de la población (control letal).
  • Control de reproducción: disminuir o evitar que las aves se reproduzcan normalmente. Por ejemplo, voltear y/o quemar los nidos de cotorras, cubrir los huevos con aceite mineral u otras sustancias que produzcan la muerte del embrión, utilizar quimioesterilizantes (sustancias que impiden la producción de huevos o disminuirían su fertilidad, etc.).
  • Control letal: matar las aves mediante capturas con trampas (pasivas, semiactivas o activas) y posterior ejecución, con disparos de escopeta, o con químicos (registrados para el control de aves- avicidas). Por el momento, el único tipo de control letal que podría aplicarse, tanto para palomas como para cotorras, sería la captura en trampas y eliminación posterior o la caza con escopeta. La alternativa química (es decir, utilizar un producto químico para control) no estaría disponible “formalmente” en nuestro país, aunque se use de todos modos. En Uruguay, se exploró el uso de Metiocarb destinado a control letal y, si bien las dosis serían menos tóxicas que la de algunos insecticidas actualmente en uso (como Carbofurán), es un uso no registrado.

La protección de los cultivos del dano por aves, más que matar aves, debería ser el principal objetivo al desarrollar un enfoque integrado al manejo de aves plaga.

  • Exterminio: Eliminar totalmente la especie del lugar. Pero, según las características biológicas y ecológicas de palomas y cotorras, es prácticamente imposible.
  • Aplicación de estrategias y técnicas:

Si bien las siguientes recomendaciones han sido propuestas para la aplicación de estrategias de ahuyentamiento, podrían adaptarse a otros tipos de estrategias para disminuir el dano.

    • Combinación: en todos los casos, combinar al menos 2 o 3 alternativas simultáneamente. Por ejemplo, combinar uno o dos lotes de “cebadero”, con un cultivo apetecible para las palomas y más económico que otros cultivos (sorgo, por ejemplo), y concentrar los esfuerzos de ahuyentamiento en los otros lotes de producción.

 

    • Tiempo: preferentemente, aplicar la estrategia en época no reproductiva y, en lo posible, antes que las aves “fijen” el lugar. Si las aves ya están en el lote, se recomienda iniciar las actividades diariamente antes que las aves se posen – es decir, cuando están aún en vuelo-, especialmente si se trata de ahuyentarlas del lote, pues es más fácil antes que se posen en los árboles o construcciones cercanas.
    • Persistencia: insistir todos los días, de manera continua, hasta que el problema disminuya y/o desaparezca. En el caso de una estrategia de ahuyentamiento, por ejemplo, pocos días (4-5 d) podrían ser suficientes, pero esto dependerá de las alternativas de lugares que las aves tengan en los alrededores (mas alternativas, menos tiempo), el tiempo del ano (si están reproduciendo es más difícil hacerlas cambiar de hábitos) y el tiempo que ha transcurrido desde que han fijado el lugar (cuanto más tiempo, mas difícil desplazarlas), por lo que es prácticamente imposible predecir un tiempo con exactitud.

 

    • Organización: de ser posible, es necesario planificar estas actividades con anticipación y designar a una persona se haga cargo de las mismas los días que sea necesario.

 

  • Monitoreo:

 

Aplicado el manejo, es necesario monitorear los resultados del mismo, y evaluar su eficacia para disminuir el dano, lo que permitirá “aprender” en base a la experiencia y ajustar el manejo el próximo ano. Es fundamental también monitorear el campo durante todo el ano, y no solamente en la época de siembra o cosecha. Es mucho mejor anticiparse al problema potencial en ese lote antes que esperar que el girasol emerja y las palomas lo consuman, obligando en muchos casos a la resiembra.

Conclusiones
Para evitar o disminuir los danos por cotorras y/o palomas en girasol es aconsejable:

  • Realizar un diagnóstico inicial.
  • Coordinar las fechas de siembra con varios productores de la zona para provocar el aumento simultáneo de la oferta y disminuir los danos en lotes aislados. Evitar la siembra de cultivos como el girasol, sorgo o trigo en lotes aislados o próximos a montes, diques, lagunas o cursos de agua. Prever en los cultivos que son de preferencia, mayores densidades de siembra para contrarrestar los danos en el volumen de grano cosechado.
  • Efectuar rotaciones de cultivos para disminuir la permanencia en la oferta y evitar que las poblaciones de palomas se radiquen en ese sitio.
  • Realizar controles eficientes de malezas sobre todo en aquellos lotes de preferencia donde las aves puedan radicarse antes del cultivo.
  • Controlar los insectos que puedan atraer a las palomas.
  • Efectuar cosechas anticipadas mediante el uso de desecantes, reducir al máximo las pérdidas de grano durante la cosecha, disminuir las pérdidas de granos durante el transporte, disminuir los granos disponibles en rastrojos y evitar el acopio de granos sin la debida cobertura ó protección.
  • Definir claramente objetivos de manejo (dano vs. plaga).
  • Evaluar costos y beneficios de cada estrategia (en función del dano). El costo debe ser menor o igual al dano para justificar una medida de control.
  • Integrar diversas tácticas de manejo

 

De manera general:

1) Centrar el manejo en el dano y no en la plaga en sí misma.
2) Prevenir el dano cuando se pueda.
3) No esperar soluciones mágicas.
4) Cuando se pueda, que el beneficiario del manejo pague los costos del mismo.

Fuente:
Sonia Canavelli
INTA – EEA Paraná

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