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8/3/17 10:44

Poscosecha de girasol: ¿trigo de verano o barbecho largo?

Alternativas para aportar sustentabilidad a los sistemas productivos del norte argentino.


El suministro de rastrojos por parte de los distintos cultivos difiere tanto en la calidad como en la cantidad aportada al suelo. Desde la implementación de la siembra directa se han evaluado las diferencias en la relación C/N que presentan los cultivos. Esto nos permite explicar las distintas velocidades de descomposición del rastrojo en base a la mineralización del nitrógeno, así como también la influencia que poseen las condiciones ambientales sobre estos fenómenos.

Las especies y variedades de cultivos anuales que se incluyen en las rotaciones difieren según la zona agroecológica en que se realicen y su adaptación dependerá del clima y el suelo.

La inclusión de gramíneas en los sistemas de rotación, permite aportar grandes volúmenes de rastrojos con una elevada relación C/N logrando una lenta descomposición por microorganismos en comparación con otros cultivos como la soja o el girasol que, si bien aportan bajos volúmenes de rastrojo, son ricos en N permitiendo una rápida descomposición y suministro de gran cantidad de nutrientes durante los primeros estadios del cultivo siguiente.

La cosecha de girasol en el NEA, dependiendo de las condiciones de cultivo y fechas de siembra, se inicia en diciembre y puede extenderse hasta fines de enero, coincidiendo con el inicio de mayor oferta hídrica de la región agrícola chaquena (Fig. 1) y generando así la opción de producir coberturas mediante la siembra de una gramínea, o bien dejar el lote en barbecho largo mediante los controles químicos necesarios.

Si bien los factores ambientales (radiación, temperatura, precipitaciones y fotoperiodo) son los responsables de los resultados productivos logrados, el trigo de verano surgió como una estrategia de control de malezas con bajo costo. Las siembras se recomiendan a partir del 10 de febrero y hasta el 10 de marzo inclusive, buscando coincidir su período crítico con una oferta hídrica adecuada y temperaturas medias entre 10 y 16ºC. Frente a un ano favorable, la cosecha se puede iniciar en julio dejando el lote con abundante cobertura y libre de malezas.

En la campana 2016 el rendimiento del trigo de verano fue afectado en forma severa por bajas temperaturas (3 – 5 ºC) durante el período crítico del cultivo, sin embargo el promedio de los ensayos de cultivares comerciales fue de 1600 kg/ha.

Se recomienda utilizar únicamente cultivares de ciclos cortos, con elevada tolerancia a enfermedades fúngicas. La siembra debe ser en altas densidades (no menor a 70 Kg/ha) en búsqueda de favorecer el establecimiento del cultivo y su posterior competencia con malezas.

Algunos cultivares que pueden recomendarse según los resultados de la red de evaluación de cultivares de INTA (Fig. 2) son: ACA 602, 906 Y 908, Fuste, Cambium, Biointa 1006 y 1007, Klein Liebre, Klein Proteo, Klein Tauro, Klein Nutria, entre otros.

Fuente: INTA

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