26/8/15, 12:35
¿Sistema de siembra directa o sembrar directamente!?
Si bien la siembra directa ha mostrado, desde su irrupción en el campo argentino un crecimiento exponencial, perduran muchas situaciones en las cuales no se la concibe como un sistema de producción.
Muchas veces nos encontramos con una visión incompleta de lo que significa la siembra directa, en la que sólo se la considera como una herramienta ocasional que facilita aspectos operativos y de logística sin llegar a comprenderla en su real dimensión; ante este contexto, entender cómo funciona un suelo en siembra directa continuada resulta esencial para revalorar la utilidad de aplicarla como sistema.
En siembra directa continuada y manejada en un contexto de rotación de cultivos con Buenas Prácticas Agrícolas (BPA's), a lo que denominamos Sistema de Siembra Directa, se genera una capa superficial de suelo enriquecida con residuos orgánicos, que altera la dinámica de la materia orgánica y el ciclaje de nutrientes (Moraes Sá, 2001). La ausencia de roturación sumado al retorno periódico de los rastrojos, en el tiempo, estimula la formación de un volumen superficial de suelo enriquecido en materia orgánica.
Adicionalmente existe una estratificación de ese “plus” de materia orgánica en los primeros 10 cm de suelo, efecto que se diluye paulatinamente a mayor profundidad. Esa ganancia neta de materia orgánica se produce en las fracciones más oxidables; es decir, aquellas partes del perfil de suelo que ante algún factor externo como las labranzas, que promueven una oxigenación violenta del suelo, quedan expuestas a una rápida pérdida; de allí la importancia de no laborear el suelo ni siquiera ocasionalmente.
La rotación de cultivos optimizada en diversidad e intensidad, aporta adecuadas cantidades y calidades de residuos orgánicos; al tiempo que estimula el incremento de la actividad y biomasa microbiana, sin olvidar que el suelo bajo el sistema de siembra directa libera menores cantidades de CO2 a la atmósfera favoreciendo de esta manera el secuestro de carbono atmosférico.
A través de la implementación de la siembra directa se tiende a mejorar las propiedades biológicas, químicas y bioquímicas de los suelos; cambia la composición, distribución y actividad de las comunidades microbianas (Montero y Sagardoy, 2001); sin embargo, todos estos indiscutibles resultados y efectos beneficiosos para la producción y el medioambiente que llevaron largos anos en producirse pueden revertirse drásticamente por acción del hombre, con una simple labranza superficial que exponga al suelo a una oxigenación violenta y a la acción de microorganismos su fracción de materia orgánica.
Otro de los aspectos clave en un suelo en SD es su fertilidad física. Los canales generados por lombrices e insectos sumados a los que dejan las raíces de los cultivos constituyen un intrincado sistema de macroporos que promueven una mejor dinámica del agua. Adicionalmente, estos macroporos biológicos son continuos y poco tortuosos ya que copian la forma de la raíces, resultando también muy estables.
En consecuencia, son muy efectivos para facilitar el ingreso y movimiento del agua, del aire y para el crecimiento de nuevas raíces; de esta manera y dado que el mayor crecimiento y densidad de raíces ocurre en las capas superiores del suelo y que los insectos responsables de las galerías y túneles buscan alimento y refugio debajo de los rastrojos, provocan que la macroporosidad asociada a sistemas de Siembra Directa se concentre en los primeros treinta centímetros del perfil edáfico (o perfil de suelo agrícola).
Este rápido repaso descriptivo acerca de las condiciones físicas, químicas y biológicas que se optimizan bajo Sistemas de Siembra Directa, quedan completamente en evidencia si se las compara con los parámetros edáficos que presentan los sistemas convencionales en la porción de suelo comprendida entre los cero y diez centímetro de profundidad. Ni más, ni menos, es la fracción del suelo que se afecta con las labores mecánicas por más superficiales que sean, ni más, ni menos; sin embrago esos diez centímetros de suelo son los que marcan la diferencia.
Cuando a un suelo que lleva muchas campanas de producción bajo el Sistema de Siembra Directa se lo somete a una roturación, se desencadenan una serie de procesos que alteran de manera significativa la estabilidad de importantes componentes de ese suelo; como mencionamos antes una oxigenación violenta estimula la mineralización de la materia orgánica, o sea esa materia orgánica se reduce a sus componentes minerales y deja de cumplir la importante función que cumple la fracción orgánica en el suelo a través del amortiguamiento de innumerables procesos físicos y químicos, ligazón de las partículas de suelo, retención del agua útil, retención de ciertos minerales que en su ausencia quedan expuestos al lavado (o lixiviación si lo decimos más técnicamente) y el propiciamiento de un ambiente más amigable para el desarrollo de raíces, entre otras; del mismo modo, la cobertura aportada por los rastrojos disminuye drásticamente ante un laboreo con conocidos perjuicios sobre la protección del suelo frente a lluvias y vientos dando lugar a que ese suelo quede más expuesto a erosión tanto hídrica como eólica.
Los sistemas de macroporos continuos que habían sido generados por la actividad de raíces, lombrices e insectos son destruidos y reemplazados por espacios no continuos e inestables, ocasionados por las labranzas, con consecuencias negativas sobre la dinámica de ingreso y movimiento de agua en el suelo, de esta manera se promueve el encharcamiento por disminución de la infiltración; del mismo modo se afecta marcadamente la estabilidad del microambiente edáfico y sus dependientes poblaciones de microorganismos de suelo.
Para finalizar; invitamos a la reflexión antes de aplicar alguna labranza ocasional y ponerle un valor al impacto que tuvieron y continúan teniendo en la productividad todas estas mejoras logradas con anos de desarrollo del Sistema de Siembra Directa, porque una decisión apresurada puede implicar “borrar con el codo lo escrito con la mano”.
Autor: Ing. Agr. Santiago Lorenzatti. Comisión Directiva Aapresid. Impulsor de Agricultura Certificada.
Adaptación: Ing. Agr. José Luis Tedesco. Director de Agricultura Certificada de Aapresid, para Cuatro Palabras con el consentimiento y conocimiento de su autor original.
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