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TRITICALE: Una opción eficiente para pasar el invierno

Los aspectos a tener en cuenta para un manejo eficiente de Triticale como cultivo de cobertura.

Los cultivos de cobertura (CC) son establecidos entre dos cultivos estivales, no son pastoreados, incorporados al suelo, ni cosechados, quedando en la superficie, protegiendo el suelo y liberando nutrientes como resultado de procesos de degradación de la biomasa aérea y radicular de los mismos (Alvarez y Scianca, 2006). Las especies más utilizadas como CC en la región pampeana son especies invernales leguminosas y gramíneas. Dentro de las gramíneas, las especies más utilizadas son triticale (x Triticosecale wittm), trigo (Triticum aestivum), avena (Avena. sativa L), raigrás (Lolium perenne), y centeno (Secale cereale) (Carfagno, 2008).

La mayor cobertura de biomasa disponible disminuye la amplitud térmica del suelo superficial, que se traduce en menos pérdida de agua por evaporación. Esto genera una mejora en la eficiencia del uso del agua, que puede aumentar la disponibilidad para el cultivo agrícola siguiente (Capurro et al., 2010).

La producción de biomasa en condiciones de no-estrés está determinado por la cantidad de radiación fotosintéticamente activa interceptada por el follaje y la eficacia con la que se aprovecha para producir materia seca, conocida como eficiencia de uso de la radiación (Monteith, 1977). El cultivo de triticale presenta una alta eficiencia de uso de la radiación, interceptando más radiación y siendo mayor la conversión en biomasa (Cagliero, 2011). La cantidad de biomasa que produce un cultivo puede calcularse como el producto de la cantidad de recursos tales como agua, nutrientes y radiación que es capturada y la eficiencia con que éstos son convertidos en el producto final (Hunt et al., 1990).

El triticale presenta también una alta eficiencia en el uso del agua (EUA), siendo una especie que puede producir entre 38 y 81 kg de materia seca por mm de agua consumida (Baigorria y Cazorla 2010; Bertolla, 2011). Neal et al. (2011) propusieron que especies de rápido crecimiento mejoran la EUA, ya que cubren el suelo rápidamente, evitando perdidas de agua por evaporación directa desde el suelo y optimizando la relación entre tasa de crecimiento del cultivo y biomasa (Prasad y Power 1991).

La producción de materia seca (MS) de triticale en la región sudeste de la provincia de Córdoba es variable según el ano y manejo aplicado. En anos con un adecuado perfil de humedad y aplicación de 100 kg de N en forma de urea se alcanzaron producciones de MS de 15940 kg ha-1 en estado de grano pastoso (Bertolla, 2011), mientras que anos con menores contenidos de humedad a la siembra se lograron producciones de 5560 kg (Baigorria y Cazorla, 2010).

Un aspecto clave a considerar en el manejo de cultivos de cobertura es la fecha de secado. Según Ruffo (2003), el momento de terminación de crecimiento de los CC debe adecuarse siguiendo dos criterios: (a) lograr una acumulación de biomasa que garantice una importante cobertura y aporte de carbono y (b) ajustarse zonalmente a las precipitaciones de cada región para asegurar la recarga del perfil con las lluvias de primavera. En general, fechas de secado más temprano aseguran una mayor probabilidad de recarga del perfil del suelo con las lluvias de primavera (Caviglia et al., 2010). Por lo tanto estas prácticas deben tender a producir MS en cortos períodos de tiempo.

Las estrategias de manejo de triticale a tener en cuenta son: fecha de siembra, variedad, densidad de siembra y fertilización. Las fechas de siembra tempranas permiten un mayor aprovechamiento de los excedentes de agua no utilizados por los cultivos estivales, como así también un mayor aprovechamiento de las temperaturas de comienzos de otono. Las variedades de triticale de ciclo corto producen altas tasas de crecimiento y son mas aptas para fechas de secado temprano, mientras que variedades de ciclo intermedio o largo generan mas volúmenes de materia seca pero es necesario un periodo de crecimiento mayor, retrasando la fecha de secado.

La densidad de siembra adecuada es de 150 a 250 plantas por metro cuadrado. En la región sudeste de la provincia de Córdoba, no hay diferencias significativas en la producción de materia seca entre densidades de siembra (Cagliero, 2011). En regiones con suelos de menor capacidad de retención de agua, es recomendable una disminución de la densidad de siembra, en alrededor de 150 plantas. Giunta y Motzo, (2004) observaron que la biomasa de triticale no fue afectada por la densidad de siembra. Estos autores proponen que la explicación de este fenómeno se debe a que al incrementar la densidad, aumenta el número de hojas debido al incremento de la cantidad tallos formados, siendo mayor competencia entre ellos, resultando en una disminución del tamano y peso de hojas y tallos.

La fertilización del cultivo produce incrementos importantes en la producción de MS. La magnitud de la respuesta dependerá del cultivo estival antecesor y de las condiciones climáticas. En la región sudeste de Córdoba, en ensayos con triticale como CC antecesor de cultivos estivales, la respuesta a la fertilización fue de 749 kg MS ha-1, en el ano 2010 (Baigorria y Cazorla, 2010) mientras que al ano siguiente, con mayores precipitaciones durante el ciclo del cultivo la respuesta fue de 2460 kg MS ha-1 (Baigorria y Cazorla, 2012a).

Otra característica del triticale es que tiene aptitud para ser controlado mecánicamente con rolos a cuchillas. Estos implementos constan de un cilindro de 30 a 60 cm de diámetro, al cual se le abulonan helicoidalmente o en forma recta, las cuchillas de 8 a 10 cm de alto y sin filo. Estas son las encargadas de danar el tejido vascular de las plantas y provocar el secado de las mismas. En general estos equipos vienen disenados para ser lastrados con agua, para dar mayor presión de trabajo en caso de ser necesario. El peso es un factor importante, ya que incide en el costo y en la eficiencia de trabajo del rolo y puede variar de 300 a 450 kg por metro de ancho de labor (Mirsky et al., 2009; Mischler et al., 2010; Mirsky et al., 2011). Cabe aclarar que la función del rolo, no es cortar ni arrancar, sino mellar los tallos de las coberturas, minimizando los riesgos de rebrote (Wilkins and Bellinder, 1996; Creamer and Dabney, 2002).

Si bien el triticale no tiene antecedentes como CC para ser controlado con rolo, se comporta como una de las mejores opciones frente a otras gramíneas, debido a su precocidad y elevado nivel de producción de biomasa aérea (Baigorria y Cazorla, 2010). En triticale el momento fonológico adecuado para realizar el rolado es en antesis (Zadoks 6.5), de esta manera se reducen los riesgos de rebrote, que podrían perjudicar al cultivo estival posterior en la rotación (Figura 1)

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Figura 1. A la derecha, rolo disenado a través del convenio de vinculación tecnológica entre la EEA INTA Marcos Juárez y la empresa JLS (Bell Ville, Cba.). A la izquierda, parcela de triticale cv Yagan rolada perpendicular a la dirección de siembra del trtiticale, esto mejora la uniformidad de la cobertura.

Una función importante de los CC es el control de malezas, primero por competencia y posterior al secado, por interferencia. Luego de rolado, el residuo del CC se distribuye uniformemente sobre la superficie, constituyendo una barrera física que impide el desarrollo y la emergencia de de malezas (Teasdale et al., 2007). Experiencias relazadas en la EEA Marcos Juárez utilizando triticale como CC (antecesor de soja) y el rolo para su secado, resultaron en reducciones significativas en la presencia de rama negra (Conyza bonariensis) (L.), con respecto a barbecho convencional sin CC.

A su vez, se redujo un 75% el numero de aplicaciones de glifosato en post-emergencia de soja con antecesor triticale con respecto a un antecesor sin CC (Baigorria et al., 2012b). Para lograr mayores reducciones de aplicaciones de herbicidas, será necesario incorporar a los CC estrategias adicionales, tales como fecha de siembra, distanciamiento entre filas, fertilización, rotación de cultivos, controles mecánicos en post emergencia, entre otras.

Conclusiones

El cultivo de triticale es apto para ser utilizado como cultivo de cobertura, debido a la eficiencia en el uso de los recursos agua y radiación lo que permite adecuadas producciones de materia seca. Las prácticas de manejo adecuadas, son fechas de siembras tempranas con densidades de 150 a 250 plantas por metro cuadrado y fertilización con N.
El cultivo de triticale puede ser controlado por medios químicos o mecánicos, dejando una buena cobertura del suelo, lo que permite una disminución de las pérdidas de agua por evaporación, como así también un mejor control de malezas.

Fuente: Tomás Baigorria, Cristian Cazorla, Dionisio Gómez, Ariel Bertolla y Marcos Cagliero. INTA Marcos Juarez.

 

Bibliografía:

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