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29/5/15 09:11

“Un año particular para el productor de soja”

Frente a un 2015 marcado por las elecciones y por rindes prometedores, Luis Caucino - ACSOJA - recomienda estar atentos a los cambios y apostar a la herramienta financiera como un insumo más.  

Autor: Luis Caucino, Secretario ACSOJA- representante de ADEBA- sector servicios.

Si miramos en perspectiva, los potenciales rindes del cultivo de soja se encuentran bastante bien y ese es uno de los puntos que resultará beneficioso para este ano. Además, los buenos pronósticos sobre la campana ayudarán a palear el panorama financiero y la baja de los precios.

Sin lugar a dudas este 2015 será muy particular para el sector por ser un ano electoral. El escenario está por definirse en varios aspectos, pero no es de esperar que se observen grandes modificaciones en cuanto a las retenciones, aunque sí seguramente será un planteo que se realizará a los candidatos. En este contexto, la soja posiblemente continúe con “el pie encima”, y mientras existan limitaciones para producir y vender, habrá lamentablemente impactos en el mercado.

En el negocio del campo queda claro que cuando el productor agropecuario ve una luz en el horizonte cambia radicalmente su posición, su situación y su nivel de inversión. Apuesta a alquilar más campo, a aumentar la siembra, a renovar su maquinaria. Hoy por hoy, todo ese movimiento se encuentra un tanto quieto. Situación similar se observa en el plano financiero.

Foto: © Corbis

Un ano atrás, el productor logró tecnificarse en gran escala, pudo comprar sembradoras y demás  máquinas, pero hoy no está analizando cambiar las herramientas de trabajo, sino quizás opta por reparar y retrasar la compra o reposición un ano más.

Sin duda, hay que considerar que el productor agropecuario argentino es el más eficiente del mundo, sobre todo si tenemos en cuenta que antes de empezar a sembrar ya carga con un 35% de costos, y que si al menos ese porcentaje se pudiera capitalizar (descuento de impuestos, ganancias, etc.) de alguna manera, el sistema en su conjunto sería mucho más efectivo.

En este sentido, haciendo una retrospectiva del ano que pasó, podría decirse que uno de los puntos negativos más significativos fue la caída de los precios. A esto se suman las regulaciones gubernamentales. En resumen, además de los factores internos, hubo factores externos que complicaron el panorama, pero sin dudas la producción agropecuaria en Argentina podría explotar si estas condiciones cambiaran. Ante este contexto, la posición del dólar tampoco es un factor menor.

La herramienta financiera: un insumo más

Como se mencionara, hoy el productor tiene mucha presión impositiva - además de otros factores - y eso afecta en gran parte el negocio. En ese escenario, éste debería ser un ano que despierte expectativas de cambio.

La relación insumo-producto cambió muchísimo en el último tiempo. En cuanto precio actual de la oleaginosa, algunos insumos se desfasaron hasta en un 50%. Con este condicionamiento, el único camino que tienen los arrendatarios es sembrar campo a porcentaje, que es una de las únicas maneras de hacer sustentable el negocio.

El dólar debería cambiar lentamente, y para el próximo ano tendría que acercarse a su valor real, que definitivamente no es el actual. Pero si esto no se vislumbra al momento de sembrar, habrá que tener mucho cuidado respecto de qué decisión se toma.

Con respecto a los insumos, también colaboraría que aquellos que dependen del petróleo bajen sus precios, con lo cual se lograría sembrar a un costo razonable, ya que si el valor de la oleaginosa baja - o no sube - pero el precio del insumo disminuye, la relación cambia favorablemente.

Es un ano atípico para el campo. Ya es negocio en sí poder sembrar, pagar las cuentas, volver a tomar deudas, volver a comprar y a sembrar nuevamente. Toda la maquinaria está activa y pendiente. Tanto desde la producción de semillas como desde la biotecnología, todo está en movimiento. Hay que transitar con mucho esfuerzo los anos económicamente complicados para seguir adelante.

Por último, imaginando horizontes desde el punto de vista financiero, la situación es más favorable para el dueno del campo que para el arrendatario. Hoy los principales bancos están activos, fundamentalmente a través de las tarjetas de crédito, que son el medio de financiamiento del productor agropecuario por excelencia, ya que el dinero va directo a la producción. Esto, sumado al financiamiento de las empresas de insumos, dibuja un panorama atractivo para el productor.

También son interesantes las líneas de inversión productiva, con una tasa fija del 19%, remarcando que “lo alto” o “lo bajo” de las tasas (sean estas del 10% o del 40%) depende del negocio, de lo que se compre y de lo que se vaya a hacer con el dinero, es decir de cómo se lo oriente. El hecho de que los rindes del cultivo ofrezcan un horizonte positivo, ayuda a contrarrestar otras áreas. Pero en un contexto en el que se siembra un grano que está en baja y en el que suben los precios de los insumos, cualquier tasa se percibe como elevada.

Hay que ver la herramienta financiera como un insumo más, ya que es lo que permite comprar fertilizantes o semillas. Ese insumo tiene un costo, similar al del canje o al del alquiler, costo que hay que procesar dentro del paquete productivo.

Como conclusión, ante la realidad que atraviesa el productor y ante el escenario nacional e internacional planteado para el 2015, lo ideal es estar atento a los cambios que puedan darse, esperando que los mismos se orienten hacia una estabilidad que le permita al productor y a toda la cadena relacionada a la soja poder seguir apostando al crecimiento y al desarrollo.

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