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7/10/13 10:00

A las malezas... con cultivos de cobertura

Sembrarlos puede servir también para enfrentar uno de los mayores desafíos de la agricultura actual. Experiencias de las Regionales Río Segundo y Paraná.

Los cultivos de cobertura invernales, además de cubrir el bache productivo que a veces se produce en esa estación, se están transformando en una herramienta muy versátil que aporta muchos beneficios al sistema productivo.

 Tres experiencias diferentes, en Córdoba, La Pampa y Entre Ríos, aunque con objetivos disímiles, demuestran muchas de sus ventajas, incluso para combatir un gran problema de la agricultura de hoy: la multiplicación de malezas.

Mariano Granetto y Gustavo Zamora, de la regional Río Segundo de Aapresid, en el centro-norte de Córdoba, están buscando una herramienta que sume para el manejo de las malezas de invierno y primavera, un problema que creció mucho en los últimos anos en la zona a causa de la disminución del área triguera.

Entre las especies implantadas como puentes verdes, siembran básicamente gramíneas, como el centeno, al igual que en el caso de La Pampa, pero a diferencia del de Entre Ríos, donde otro innovador de la entidad se inclina más por las oleaginosas.

Más allá de las diferencias, uno de los aspectos importantes en el caso de los cordobeses (y en el de los otros dos), que los mismos protagonistas se encargaron de destacar, es el aporte de los cultivos de cobertura al manejo de malezas.

Con estos cultivos invernales, dijeron, se evitaron aplicaciones de herbicidas en una época habitual de barbecho y el manejo tuvo un efecto residual que alcanzó también al cultivo posterior, en el que también se redujeron el número de aplicaciones.

En Entre Ríos, Daniel Volpe, miembro de la regional Paraná de Aapresid, tiene numerosas experiencias documentadas dentro de su regional, que, más allá de las malezas, destacan las virtudes más conocidas de los cultivos de cobertura. Entre ellas, que incrementaron la sustentabilidad del sistema, capturando recursos subutilizados, como el agua y la luz, durante el invierno.

Volpe comentó que en esos ambientes entrerrianos siembran principalmente vicia, melilotus y trébol rojo. Debido a que el pico de crecimiento de estas especies está entre septiembre y octubre, el cultivo siguiente debe sembrarse a partir de noviembre, en forma más tardía a la habitual.

El tercer caso es el de Gabriel Garnero, de la localidad de Hilario Lagos, en el noreste de la Pampa, una zona seca y ventosa. Allí, a partir de la siembra de estos puentes verdes, busca disminuir la erosión y aumentar la eficiencia del uso del agua, sobre todo porque muchas veces los barbechos invernales en su zona tienen eficiencia negativa en el uso del agua. Es decir, es menor la cantidad acumulada en el perfil al finalizar el barbecho que al comienzo.

Garnero, en La Pampa, coincidió con Volpe en Entre Ríos en que con la siembra de cultivos de cobertura no les queda otra que implantar luego cultivos tardíos, pero destacaron que eso les asegura una mayor estabilidad, ya que pueden evadir el gran estrés térmico que suele haber en enero.

Estas experiencias demuestran que los cultivos de cobertura pueden ser multipropósito. Más allá de sus ventajas conocidas, también pueden servir para enfrentar el gran desafío de las malezas.

Fuente:  Clarín

 

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