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29/11/13 14:01

Aplicación de plaguicidas en áreas críticas.

La utilización de los plaguicidas debería hacerse con la premisa de maximizar sus beneficios y minimizar sus desventajas. A continuación, algunas recomendaciones.

Introducción.

El uso de plaguicidas o fitosanitarios ha pasado por diferentes etapas desde los inicios de su incorporación como insumos en la protección vegetal de los cultivos, en el ano 1946. Según Bimboni (1982, citando a Metcalf R.L., 1980), se puede dividir esa historia en tres partes:

a) la del optimismo, 1946-1962;

b) la de la duda, 1962-1976;

c) la del Manejo Integrado de Plagas, 1976 hasta el presente.

Cada etapa puede ser la realidad histórica o actual en un país o una región. Indudablemente, en la producción vegetal actual de nuestro país parece estar vigente “el optimismo en el uso de los plaguicidas”, dada la confianza y la intensidad de su uso en los cultivos extensivos de todas las regiones agrícolas.

La utilización de los plaguicidas debería hacerse con la premisa de “maximizar sus beneficios y minimizar sus desventajas” (1).. Esto incluye no sólo la decisión de su aplicación en los cultivos, sino también la forma o el método técnico con que se realiza la práctica: la técnica de pulverización. Este aspecto está íntimamente relacionado con la eficiencia en el uso de un recurso de alto valor, por su costo, y por sus beneficios.

La tecnología para la aplicación de plaguicidas con pulverizadores terrestres (mochilas, montados, de arrastre, automotrices) ofrece en la actualidad una serie de alternativas para hacer más eficiente la práctica de control de plagas, minimizando los efectos colaterales por las pérdidas de productos.

Sin embargo, predomina una forma de trabajar heredada de los productores históricos, descripta claramente por la terminología utilizada en el ambiente agropecuario. Lo más acertado sería pensar y ejecutar el uso de plaguicidas bajo el concepto de Aplicación, definido como “el empleo de todos los conocimientos científicos necesarios para que un determinado fitoterápico llegue al blanco, en cantidad suficiente para cumplir su cometido sin provocar contaminación ni derivas (Etiennot, 2005, citado en Massaro, 2005).

Sería muy pretencioso, y quizás irreal, para quienes estamos relacionados con el uso de los plaguicidas, asegurar que no tendremos deriva y que no provocaremos ninguna contaminación pero la intención es la búsqueda de información y métodos de trabajo tendientes a cumplir con la premisa citada anteriormente. (1).

Es necesario aquí, describir lo que se entiende por deriva. Este fenómeno ha sido definido como el “desplazamiento de un plaguicida fuera del blanco determinado, transportado por masas de aire o por difusión (Norma ASAE S-327.1 de la American Society for Agricultural Engineers Standard). Es muy frecuente que se entienda como deriva sólo a “lo que se va fuera del lote pulverizado” y cause dano a algún cultivo cercano.

La deriva puede ser interna en el lote o cultivo pulverizado (endoderiva) o externa al mismo (exoderiva). Este último tipo de deriva preocupa por el riesgo de causar algún dano directo (fitotoxicidad a otros cultivos) o afectar la salud de animales o personas a los que llega un plaguicida. Muchas veces se pulveriza con exoderiva pero el producto utilizado no permite visualizar fácilmente su efecto (insecticidas, fungicidas); en cambio los herbicidas son los más fácilmente asociados con la exoderiva (Massaro, R.A., 2013).

La pulverización de plaguicidas en el ámbito agropecuario está ordenada de acuerdo con el riesgo de posibles danos a asentamientos humanos y/o a fuentes de agua naturales (ríos, arroyos). Las legislaciones provinciales y distritales (municipalidades, comunas) regulan el uso según la toxicidad de los plaguicidas (DL50), prohibiendo a los más tóxicos (Categoría I y II) en las cercanías de poblaciones urbanas o rurales; por ej. la Ley de Fitosanitarios Nº 11.273 de la provincia de Santa. Algunas Ordenanzas Municipales o Comunales incluyen restricciones según el modo de acción, alejando de los centros urbanos a los plaguicidas de alta tensión de vapor (volátiles o gaseosos).

Un documento reciente (Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, 2013) sugiere zonas de amortiguamiento o “buffer” para pulverizaciones en cultivos extensivos en áreas periurbanas de 100 m para equipos terrestres y 200 m para equipos aéreos.

Sin embargo no se establecen precisiones sobre aspectos relacionados con la Aplicación de plaguicidas tales como la técnica de pulverización, volatilidad del plaguicida y las variables meteorológicas (salvo viento) que definen muchos de los riesgos de deriva y contaminación.

Aportes de la Tecnología para la aplicación de plaguicidas.

a. El tamano de las gotas.

El tamano de las gotas producidas en la pulverización de una boquilla hidráulica o pastilla (expresado en micrones: 1 ?m = 0,001 mm.) está directamente relacionado con la deriva. Así, la norma ASAE S-572 clasifica el riesgo de deriva de la aspersión de acuerdo con el tamano de las gotas según tipo y número de pastilla y la presión de trabajo (Tabla 1).

El tamano de las gotas producidas por cada tipo de pastilla (abanico plano, cono hueco, cono lleno) se encuentra en las tablas provistas por las empresas que originan el componente. En la actualidad es posible disponer de esa información por parte de numerosas marcas comerciales y casi todos los tipos de pastillas.

Tabla 1. Clasificación del tamano de las gotas y su relación con la deriva según ASAE S-572. 

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Se define al Diámetro Volumétrico Medio (DVM) como “el diámetro (tamano) de la gota que divide, a la masa de gotas asperjadas, en dos volúmenes”. El DVM 0.5 divide ese volumen en dos partes iguales (50 %). De esta manera una mitad del volumen contiene gotas de menor diámetro que la mencionada (DVM 0.5) y la otra mitad gotas de mayor diámetro. Esto significa que una pastilla que tiene un DVM 0.5 menor a 100 ?m, la mayoría de las gotitas están por debajo de los 100 ?m, y el riesgo de perderlas durante el trabajo es muy alto, provocando deriva, danos y/o contaminación.

Considerando esta información y su importancia con los riesgos de pérdida de productos y sus efectos sobre organismos no blanco, sería razonable contemplar la restricción para las pulverizaciones con gotas Muy Fina, Fina y aún Mediana, en aquéllas áreas de producción vegetal -con uso de plaguicidas- más críticas, actualmente denominadas periurbanas.

b. El tipo de boquilla hidráulica o pastilla.

Históricamente se dispone de pastillas abanico plano (también llamadas “tipo herbicida”), cono lleno (“tipo fungicida”) y cono hueco (“tipo insecticida”).

Las empresas que proveen estos componentes han desarrollado mejoras en el diseno tendientes a disminuir la deriva. Primero fue el sistema de aire inducido o pastillas antideriva (pastillas AI = sistema Venturi) a mediados de la década del ´90 por la empresa Lechler; luego las pastillas de baja deriva por mayor uniformidad en el tamano de las gotas producidas.

Si bien la uniformidad en el tamano o diámetro de las gotas permite reducir la deriva de las mismas, este beneficio está sujeto al tamano de las gotas producidas por la pastilla. Aunque las gotas producidas sean de alta homogeneidad en sus tamanos, si fueran finas o muy finas, la deriva será consecuentemente alta.

La formación y deposición de las gotas producidas en una pastilla abanico plano estándar o baja deriva es según la descripción realizada en el Esquema 1. Esto significa que no todas las gotas producidas van directamente hasta el blanco, por lo que muchas de ellas pueden derivar en su recorrido, sin llegar al objetivo. En cambio, en las pastillas con Aire Inducido (o sistema Venturi), las gotas son arrastradas, aceleradas o succionadas en su trayectoria, y llegan en forma directa hasta el blanco, especialmente a presiones bajas o medias (Esquema 2).

Esquema 1: Fases en la formación de una gota y recorrido desde la pastilla hasta el blanco. Elaborado por: Carrancio, L. 2003. INTA EEA Oliveros

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Esquema 2: Diseno de una pastilla con sistema Venturi (Catálogo L 2001, Lechler)

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c. Tipo de Pulverización: ¿en cobertura total o dirigida?

En los cultivos extensivos del área pampeana estamos acostumbrados a pulverizar, especialmente desde la introducción de cultivos resistentes a glifosato (soja RR, soja RG, maíz RR), en sistema de cobertura total. Esto significa que el equipo moja toda la superficie de su ancho de trabajo por encima de los cultivos y los plaguicidas van dirigidos a todo el canopeo. Para el uso de fungicidas e insecticidas esto sería necesario, pero para los herbicidas existe la alternativa de realizar la pulverización dirigida a las malezas, por debajo de las plantas del cultivo. Este sistema fue utilizado con la introducción de los primeros herbicidas de contacto o preemergentes, selectivos en soja, durante la década del ´70, especialmente a finales de la misma.

Las aplicaciones dirigidas en el entresurco del cultivo (por debajo de las plantas cultivadas) con herbicidas selectivos ofrecen algunas ventajas, aunque requiere ciertas condiciones (Esquema 3 y Tabla 1).

Esquema 3. Aplicación dirigida en el entresurco del cultivo

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Tabla 1. Condiciones de trabajo y ventajas en pulverizaciones dirigidas dentro del cultivo. 

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Esta técnica podría aplicarse para uso de glifosato en cultivos de soja y maíz resistentes al mismo como así también con otros herbicidas selectivos.

d. Condiciones meteorológicas para la pulverización de plaguicidas.

Las variables meteorológicas (viento, temperatura y humedad relativa del aire) afectan la pulverización produciendo la evaporación tanto del plaguicida (si es de alta tensión de vapor) o del agua que es el vehículo utilizado en equipos terrestres. También lo hacen por arrastre de las gotas a través de las corrientes convectivas (movimiento “vertical” del aire) o del viento (movimiento “horizontal” del aire).

Por lo tanto, estos factores deben ser considerados para evitar o reducir la evaporación del agua que conforma las gotas. Esto puede compensarse con el tamano de las gotas y/o un aditivo o coadyuvante que actúe como antievaporante.

Una herramienta que debería ser incorporada en los trabajos de pulverización a campo, es el índice que surge de la llamada Tabla Psicrométrica, que resume el efecto evaporante del aire según su temperatura y humedad relativa, y por ende, las condiciones favorables para esta práctica.

e. Nuevas alternativas: pulverización antideriva y plaguicidas biológicos.

Durante el ciclo 2012-2013 se realizó un ensayo para evaluar la eficacia de un insecticida biológico, Bacillus thuringiensis, marca registrada Malón, con 2 técnicas de pulverización, una de baja deriva y otra antideriva (Massaro y otros, 2013). Las características del ensayo se describen a continuación (Tabla 2).

Tabla 2. Evaluación de la eficacia de Bacillus thuringiensis en el control de Anticarsia gemmatalis en soja con pastillas de baja deriva y antideriva. Ciclo 2012/2013.

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Pulverizando un insecticida biológico con una técnica antideriva (pastillas Aire Inducido, gotas grandes), se logró la misma eficacia (mortalidad de orugas) que con una técnica de poca deriva (cono lleno, gotas medianas) con una cobertura de 25 gotas/cm2 en la parte media del cultivo de soja. Esta combinación de tipo de insecticida y técnica de pulverización sería ideal para utilizar en zonas cercanas a viviendas del área urbana o establecimientos considerados de alta población (colonias, escuelas rurales) y cercanías de fuentes de agua (arroyos, canales).

Lógicamente esta práctica se puede repetir en cualquier cultivo de producción para control de “anticarsia”.

f. Otras técnicas de aplicación: ¡sin pulverizar!

Existen técnicas para la aplicación del herbicida glifosato en cultivos no tolerantes al mismo, que se utilizaron entre fines de la década del ´70 y hasta la aparición de la soja RR (1994-95). Se trata del equipo que fuera conocido como “soguita”, introducido al país alrededor del ano 1977-78 por la empresa Monsanto con la idea de utilizar ese herbicida en cultivos de soja aún no tolerantes al mismo (Foto 1). Así también se utilizaban equipos de diseno nacional que cumplían la misma función (Foto 2).

La solución de agua con glifosato mojaba las hojas de las malezas por encima del cultivo y sin tener contacto con éste. Por supuesto, las malezas ya habían hecho parte de su competencia con el cultivo, eran de gran porte y recién entonces eran secadas (ver Fotos 1 y 2).

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Bibliografía.

1. ASAE S-572 Spray Tip Classification by Droplet Size, Developed by the Pest Control and Fertilizer Application Committee; approved by the Power and Machinery Division Standards Committee; adopted by ASAE PM41. Pág. 64-68.

2. Bimboni, H.G. 1982. “Manejo integrado de plagas en soja”. INTA EEA Pergamino. Carpeta de Protección Vegetal, pág. 8-13.

3. Lechler. Catálogo L 2001. Boquillas para la agricultura y accesorios. Pág. 10.

4. Massaro, R.A. 2005. Pulverizaciones terrestres: en búsqueda de la eficiencia. XIII Congreso de AAPRESID, 9 al 12 de agosto de 2005, Bolsa de Comercio de Rosario, Rosario, Rep. Argentina.

5. Massaro, R.A. 2012. Distribución de las gotas en un cultivo de soja en V4-5, pulverizando con pastillas aire inducido. No publicado.

6. Massaro, R.A. 2013. “Aplicación terrestre de plaguicidas: ¡hay que cambiar la forma de trabajar! Los barbechos químicos ofrecen una gran oportunidad”. INTA EEA Oliveros. Para Mejorar la Producción 49, Cultivos Invernales, pág. 67-70.

7. Massaro, R.A., García, A., Batch, J., Cejas, E. y Pereyra, D. 2013. “Evaluación de la eficacia de Bacillus thuringiensis para control de Anticarsia gemmatalis en soja, con pastillas cono lleno y aire inducido”. INTA EEA Oliveros, en prensa.

8. Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, 2013. Pautas sobre aplicaciones de productos fitosanitarios en áreas periurbanas. 34 pág.

9. Spray Droplet Size Standard S-572. Wolf, Robert E. Extension Specialist Application Technology. Kansas State. Biological and Agricultural Engineering. www.bae.ksu.edu/rewolf

10. Tabla Psicrométrica. www.fao.org/docrep/x5027s/x5027SAO.gis Consultada en noviembre de 2013.

Fuente:

Aplicación de plaguicidas en areas críticas.

Ing. Agr. Rubén A. Massaro. INTA EEA Oliveros. [email protected]

 

 

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