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20/4/15 11:22

Cultivar trigo: ¿una elección económica o una necesidad de los sistemas productivos actuales?

Mas allá de cualquier análisis económico coyuntural, debemos entender el rol decisivo de este cultivo en el sostenimiento de nuestros esquemas de producción.

El trigo es uno de los primeros cultivos en ser domesticados por el hombre y el que mayor superficie cultivable ocupa en la actualidad, a nivel mundial. El área sembrada en Argentina en 2013 fue de 3.162.140 has., con una producción de 8.197.600 mil kg de grano (Bolsa de cereales de Rosario). “El rey de los cereales”, denominado así 8.000 anos antes de Cristo, tuvo -y tiene- una gran adopción por ser un cultivo noble, que gracias a muchas de sus características productivas, posee ventajas respecto de otros cultivos tradicionales.

El trigo nos permite mejorar la estructura de nuestros suelos.

El cultivo de trigo aporta grandes volúmenes de carbono (C) al sistema. Este aporte tiene un efecto positivo sobre el balance del mismo, favoreciendo el proceso de formación de materia orgánica en el suelo. En este sentido, la ventaja consiste en que si bien es una especie C3, puede alcanzar aportes de carbono similares a especies C4, como el maíz o el sorgo y superar a cultivos como la soja, arveja o cebada. trigo una necesidad

En la Chacra Pergamino de Aapresid-INTA, dos campanas sucesivas indican que el trigo permite aportar un alto porcentaje de carbono en relación a su rendimiento, comparado con otros cultivos. Así, para un rendimiento de 3000 kg/ha estaríamos aportando aproximadamente 600 kg de C al sistema (Figura 1).

Figura 1. Rendimiento y aporte de carbono de diferentes cultivos en la Chacra Pergamino. Agosti et al, 2014. Las líneas punteadas representan ISO-líneas de porcentaje de aporte de carbono en función del rendimiento.

La actividad biológica a nivel de la rizosfera favorece mucho la estructuración de los suelos. En este sentido, la inclusión de trigo en la rotación y secuencia de los cultivos, genera un aporte continuo de raíces, aumentando - a través de la biomasa y de la actividad microbiana- la generación de exudados y secreciones orgánicas como geles, gomas, mucílagos, enzimas y aminoácidos, que contribuyen a mantener con “vida” a nuestros suelos a lo largo de todo el ano.

A su vez, el sistema de raíces robusto y denso del trigo potencia la formación de agregados estables. Las raíces en crecimiento ejercen presiones que apartan las partículas del suelo adyacentes y las comprimen una contra otras, permitiendo que se formen los puentes catiónicos, entre otros vínculos.

Por otra parte, las raíces consumen agua y  provocan  ciclos de secado y humedecimiento que favorecen la fragmentación de la masa de suelo en unidades menores, mejorando la estructura y la resiliencia del suelo (Figura 2).

[caption id="attachment_11035" align="alignnone" width="716"]trigo una necesidad 2 Figura 2. Ciclos de desecación-humedecimiento en dos rotaciones con diferente intensidad (soja 1°-sorgo 1° y trigo/soja 2°- trigo/soja 2°), en la Chacra Inriville Aapresid-INTA.[/caption]

 

El trigo se destaca por su alta capacidad de explorar el suelo con sus raíces. Su sistema radical profuso y en cabellera magnifica, comparado con el de otros cultivos, la generación de bioporos y la construcción de una red de agregados (“binding”). La Tabla 1 muestra que el trigo puede generar, en profundidad, más de 30 kilómetros de raíces por cada metro cuadrado, mientras que en el maíz y soja este valor disminuye casi a la mitad.

[caption id="attachment_11036" align="alignnone" width="317"]trigo una necesidad 3 Tabla 1. Densidad de longitud de raíces (Km/m2) para trigo (Kuklmann, 1988), maíz (Weisler, 1991) y soja (Gil, 1994) a diferentes profundidades.[/caption]

 


El trigo nos permite conservar la capacidad productiva de nuestros suelos.

Una de las herramientas más efectivas para evitar procesos de degradación, erosión hídrica y eólica en el suelo, es la protección del mismo con coberturas de residuos vegetales o rastrojos. En ese sentido, el trigo presenta ventajas comparativas en relación a otros cultivos tradicionales, ya que además de su capacidad para generar altos niveles de materia seca, la alta relación carbono nitrógeno que presentan sus rastrojos hace que el tiempo de descomposición sea más lento, asegurando que el suelo quede protegido por un tiempo más prolongado (Figura 3).

[caption id="attachment_11037" align="alignnone" width="400"]trigo una necesidad 4 Figura 3. Descomposición de rastrojos de diferentes cultivos invernales. Porcentaje de materia seca remanente en función de los días (Gil et. al. 2007).[/caption]

 

Esta protección de larga duración actúa como una barrera física, evitando el impacto directo de la gota de lluvia sobre el suelo e impidiendo el fenómeno de sellado superficial. Lo antedicho cobra mayor importancia en los suelos de la región chaco-pampeana, ricos en limo y por lo tanto más frágiles. Se ha demostrado que la inclusión de trigo en el sistema puede reducir hasta en un 50 % la erosión hídrica.

En zonas de fuertes vientos y de suelos de estructura frágil, la siembra de trigo y sus aportes de materia seca tienen un efecto de alto impacto sobre el control de la erosión eólica, permitiendo además el anclaje de residuos de cultivos antecesores y evitando su voladura. Una característica no menor del rastrojo de trigo es que no genera problemas a la hora de sembrar el cultivo siguiente, debido esto al tipo de estructura erecta y uniforme que posee.

El alto porcentaje de cobertura del suelo, la "mini" labranza y rugosidad que provoca la sembradora  de grano fino y la acción de las raíces sobre la estructura del suelo, provocan un aumento en la tasa de infiltración del agua. Este efecto favorece la relación entre las precipitaciones efectivas y las precipitaciones totales (Figura 4). Dicho en otras palabras, el trigo permite captar una mayor proporción de las precipitaciones, almacenando el agua en el suelo para su utilización.

[caption id="attachment_11038" align="alignnone" width="371"]trigo una necesidad 5 Figura 4. A- Relación entre las precipitaciones efectivas y las precipitaciones diarias en situaciones con y sin trigo (Gil et.al.2007); B- Precipitaciones efectivas en dos situaciones contrastantes: trigo vs barbecho (Gil et. al. 2004).[/caption]

 

La inclusión del trigo en la rotación mejora la eficiencia en el uso del agua, luz y nutrientes.

La intensificación con cultivos invernales mejora el aprovechamiento de la radiación, del agua y de los nutrientes, constituyéndose en una estrategia importante para sostener el sistema productivo. Resultados de la Chacra Inriville de Aapresid-INTA, demostraron que la rotación trigo/soja 2° continua tuvo la mayor eficiencia de utilización de agua (Figura 5).trigo una necesidad 6

Por su parte, Caviglia et al. (2003) encontraron que a lo largo de una temporada, la productividad del agua y de la radiación fue mayor en sistemas con dobles cultivos en comparación con un solo cultivo anual, y que esta mayor productividad está altamente relacionada con una mayor eficiencia de captura de los recursos.

A la hora de elegir un cultivo invernal el cultivo de trigo presenta ventajas considerables. Su alta conversión de materia seca por milímetro de agua consumida y su capacidad de adaptación a ambientes restrictivos, lo destacan como cultivo invernal para la intensificación.  A pesar de ser una especie C3,  puede lograr eficiencias de conversión similares a las de una especie C4 como el maíz, y muy superiores a las de otras especies C3, como soja (Figura 6).

[caption id="attachment_11040" align="alignnone" width="472"]trigo una necesidad 7 Figura 6. Evolución anual de la EUA para trigo, maíz y soja en la Chacra El Rocio, Mercedes, Corrientes. Serie climática 1968-2009.[/caption]

 

Ensayos de la Chacra El Rocío, en Mercedes-Corrientes, han demostrado que el trigo se comporta productivamente mejor que otros cultivos en aquellos suelos someros y con baja conductividad hidráulica (capacidad de ceder agua al cultivo).

Este atributo se debe por un lado ala capacidad compensatoria de regulación osmótica de sus raíces, pero fundamentalmente a que su ciclo se ubica en el período del ano con menor demanda hídrica, escapando así al riesgo de estrés, aún en suelos con baja capacidad de almacenaje y entrega de agua. También se ha demostrado que tiene mayor tolerancia a condiciones de anegamiento temporales, en comparación con otros cultivos invernales como la cebada (Hoffman, E. 2011).

El trigo contribuye al reciclado y "secuestro" de nutrientes en el sistema.

La ventaja de este proceso se explica a través de la captura de nutrientes en profundidad, la inclusión de estos dentro de la estructura vegetal del cultivo y su posterior devolución y redistribución en superficie, a través de la fracción no cosechada.

El reciclado y secuestro temporario de los nutrientes, sobre todo de aquellos móviles como el nitrógeno (N), facilitan el aprovechamiento por parte del cultivo siguiente, evitando posibles pérdidas por erosión o lixiviación. Sin embargo conviene recordar que, por su alta relación C/N, el trigo favorece el proceso de inmovilización de N, liberándolo paulatinamente con la descomposición del rastrojo. Esta particularidad deberá ser tenida en cuenta a la hora de fijar la estrategia de fertilización, en función del el cultivo siguiente.

Por otra parte, en ambientes con excesos hídricos, la desecación del perfil provocada por el trigo contribuye a reducir las condiciones de anaerobiosis que favorecen la denitrificación y las consiguientes pérdidas de N.

 

El trigo en el Manejo integrado de plagas, malezas y enfermedades.

La inclusión de trigo en las rotaciones agrícolas interrumpe el ciclo de plagas y enfermedades que atentan contra el rendimiento de los cultivos. La alternancia o rotación de especies diferentes, favorece el corte del ciclo y la reducción poblacional de las plagas específicas de cada cultivo, a la vez que evita el uso reiterado de ciertos agroquímicos (causantes de generación de resistencia). 

trigo una necesidad 8

El trigo, utilizado tanto como cultivo de cobertura como cultivo de cosecha, se constituye en una herramienta eficaz para el control de malezas, ya sea por efectos directos - de alelopatía - o indirectos, por la generación de ambientes desfavorables para la propagación de las mismas. Muchos trabajos han demostrado que los cultivos invernales de gramíneas ejercen un control superior sobre las malezas que las situaciones de barbecho (Carzola et al, 2011) (Figura 7).

 

Complementariamente, estudios recientes de la Chacra Bandera de Aapresid-INTA, han demostrado que la inclusión de trigo en la rotación disminuyó significativamente la densidad de malezas, comparada con una situación de barbecho (Figura 8).

trigo una necesidad 9

 

¿Necesidad o elección?

Mencionadas sus ventajas agronómicas, no caben dudas que el trigo se constituye en una necesidad primordial para el sostenimiento de nuestros sistemas productivos.

Mas allá de los analisis económicos y coyunturales, es importante entender y reconocer al cultivo de trigo como una "necesidad" para  mejorar y mantener la capacidad productiva de los suelos. Esto implica asimismo reconocer que existe un "costo oculto" en  los sistemas simplificados actuales, ligado a la degradación del principal bien de producción, el suelo. El mismo desarrollo tecnológico enmascara muchas veces los efectos (no tangibles) de la degradación y erosión sobre la capacidad productiva de los suelos.

La "intensificación" bien entendida debe obrar positivamente y quizás, para entender este concepto, es oportuno preguntarse“¿el suelo, tiene que descansar?”. La respuesta está en la naturaleza misma, que nunca descansa. Una pradera natural, una pastura, un monte, un bosque, (por mencionar algunos ejemplos que demuestran equilibrio con el ambiente), trabajan los 365 días del ano intercambiando agua por carbono y nutrientes, para sostener un sistema dentro de un equilibrio de construcción y descomposición.

Así, el desafío para que un sistema de producción (empresa) sea sustentable y a la vez rentable, está en hacer que el suelo descanse lo menos posible - en la medida que los recursos "agua" y "nutrientes" lo permitan -, para la construcción de la estructura del carbono, principal combustible de la capacidad productiva del suelo.

En ese sentido entonces, el trigo se constituye como una "necesidad".

Autores: Coyos, T; Madias, A. Coordinadores técnicos zonales, Sistema Chacra Aapresid-INTA.

 

Bibliografía

Agosti, M.B. Informe de resultados campana 2013/14 Chacra Pergamino Aapresid-INTA.

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