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14/1/16 10:22

En año Niño, los fungicidas a la cabeza de las decisiones

En fase Nino será necesario fortalecer las decisiones relacionadas con el momento de aplicación de los fungicidas, tipo y dosis a aplicar.

El control químico de las enfermedades es una de las medidas de manejo más empleadas en la agricultura, debido a que los fungicidas se han convertido en una parte integral de la producción eficiente de alimentos. En muchas ocasiones la utilización de fungicidas constituye una medida eficiente, rápida, práctica, y económicamente viable.

Particularmente este ano ha sido categorizado como Nino casi en forma unánime por la mayoría de los climatólogos del mundo. La consecuente mayor temperatura invernal, y los excesos de lluvia repercuten y lo seguirán haciendo sobre varios aspectos del control químico con fungicidas que resultan clave poder analizarlos. Entre ellos se pueden destacar:

  1. Mayor severidad de ataque de patógenos que danan la parte aérea (debido a la mayor humedad del canopeo) y más horas de mojado predisponentes, mayor número de ciclos de infección, aumento significativo de  la reproducción fúngica incrementando la cantidad de esporas de cada población, mayor variabilidad, y por todo ello, mayor presión de enfermedades y el consecuente mayor riesgo de generación de resistencia a  las moléculas fungicidas.
  2. Aparición o re emergencia de enfermedades económicamente importantes  (ej. Mancha ojo de rana)
  3. Las lluvias más intensas y sorpresivas podrían lavar más los fungicidas con necesidad de  moléculas que mejoren la penetración y evitar evaporación
  4. Las plantas podrían absorber menos los fungicidas por mayor grosor de la cutícula (cutina) y ceras
  5. Mayores temperaturas  acelerarían la metabolización del fungicida
  6. Necesidad de analizar adecuada y precisamente el momento de control , tecnología de aplicación y la dosis a utilizar

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En este contexto será necesario fortalecer las decisiones relacionadas con el momento de aplicación, tipo y dosis de fungicidas, a la vez que será necesaria una acción simultáneamente, preventiva y curativa.  No olvidar las buenas prácticas agrícolas relacionas con la implementación de medidas anti-resistencia de hongos a fungicidas.

Para esto último se recomienda:

  1. Aplicar un fungicida solamente cuando es necesario, de acuerdo con los Umbrales de dano económico desarrollados y validados en el país.
  2. No llegar tarde, aplicar en el momento óptimo de acuerdo con la metodología científica disponible y siempre que sea necesario.
  3. Utilizar mezclas de principios activos con diferente mecanismo bioquímico de acción. Ambos principios activos deben tener alta eficiencia en el control del o de los patógenos que son objetivo de control.
  4. Complementar los fungicidas con inductores de la resistencia (ej. fosfitos) y agentes de control biológico
  5. Alternar principios activos
  6. Respetar las dosis de marbete y obedecer las restricciones indicadas en los mismos.
  7. Implementar un programa de manejo integrado de enfermedades que incluya: genotipos resistentes o tolerantes, rotaciones, uso de semilla libre de patógenos, aplicación de prácticas culturales, utilización de la nutrición, de inductores, y del  control biológico como complemento para el manejo de enfermedades, etc.

Fuente: Supercampo
http://bit.ly/1nkVmg4

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