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11/12/15 16:26

Historias de vida que inspiran

El Lic. en Economía Emiliano Mroue abandonó la gran ciudad para internarse en África y fundar WARC - West African Rice Comany-, una empresa arrocera que apuesta al desarrollo de pequenos productores.

A los 17 anos Emiliano dejó Capitán Sarmiento, la ciudad que lo vio crecer, para comenzar sus estudios en Economía Empresarialen la Universidad Torcuato Di Tella (CABA). Tras completar un Master en International Management en Barcelona y Colonia, permaneció en Alemania trabajando para la Multinacional Henkel como gerente de compras.

A lo largo de 4 anos de carrera típicamente corporativa, fue despertándose en Emiliano el deseo de hacer algo diferente, de dejar una huella. Es así que emprendió una serie de viajes por el mundo, y fue en su paso por Sierra Leone (África) donde encontró un motivo para quedarse. “En Sierra Leona el 70% de la población vive de la agricultura de subsistencia, y de ella depende la seguridad alimentaria de la región".

Sierra Leona

"Sin embargo, el rendimiento promedio de arroz es de entre 300 y 400 kg por ha, insignificante al lado de los 7500 kg que pueden obtenerse en Argentina o incluso de los 3000/4000 kg en otras zonas de África. El modelo productivo sierraleonés implica básicamente nivelar la tierra – con algún tractor si se tiene suerte -, tirar a mano la semilla y volver a los 4 meses para ver qué pasó. En ese contexto cualquier cambio tendiente a mejorar la forma de producir tiene un impacto extraordinario. Ahí había mucho por hacer”, explica Mroue.

Sin más, abandonó su antiguo trabajo y se radicó en Sierra Leone, junto a su primo Patricio Imerito, cómplice de la aventura. “Al principio mi primo pensó que estaba loco, pero finalmente logré convencerlo de dejar su trabajo en plena ciudad de Buenos Aires para internarnos en Freetown, cual verdaderos kamikazes”, recuerda Emiliano.

Con el objetivo de mejorar el modelo productivo de los pequenos productores, la iniciativa se formalizó bajo el nombre de WARC (West African Rice Company) e inicialmente se orientó a facilitar el acceso a créditos para pequenos productores.

Sin embargo, Emiliano entiende que “la industria del desarrollo exige hoy algo más que inputs de capital o capacitaciones breves, que si bien tienen un impacto inmediato en la producción no inducen cambios transformacionales y continúan cargando al productor con todos los riesgos, lo cual es muy peligroso si se tiene en cuenta que ellos se juegan literalmente la vida en cada campana”.

Hoy es necesario un apoyo más profundo, invirtiendo tiempo en capacitación y en trasferencia de conocimientos para que las mejoras puedan ser efectivamente incorporadas al proceso productivo, logrando así impactos que perduren en el tiempo.

“El trabajo junto a pequenos productores es la clave para evolucionar desde estas agriculturas de subsistencia que atrapan a estos últimos en un círculo vicioso de pobreza”, resume Mroue. “Es así que nuestro modelo de negocio ha ido evolucionando; hoy tenemos nuestro propio establecimiento dedicado a la producción de arrozque funciona como training farm - o granja de entrenamiento –, la cual brinda trabajo a los pequenos productores a la vez quelos capacita en la actividad. Tras 1 o 2 anos aprenden lo necesario para producir mejor y con más tecnología, y es allí cuando pueden elegir entre continuar en WARC o convertirse en productores independientes. A aquellos que se animan a abrirse camino por su cuenta les facilitamos el acceso a créditos para que puedan tecnificarse”, explica el co-fundador y CEO de la empresa.

Sierra Leona 2

Hoy WARC cuenta con el apoyo del Ing. Jorge López Menéndez en lo productivo y de numerosos profesionales sierraleoneses que aportan sus conocimientos sobre la dinámica local. Emiliano (ctro.) y Patricio (der.) son los fundadores de la West African Rice Comany, empresa que, con el objetivo de impulsar el desarrollo económico en Sierra Leone, cuenta con una “training farm” orientada a la capacitacion de pequenos productores en el cultivo de arroz.

El modelo productivo sierraleonés

La región cuenta con dos épocas bien marcadas: una muy seca, prácticamente sin lluvias, y otra en la que pueden llover más de 3000 mm en 5 o 6 meses. Partiendo de allí, toda la estrategia productiva está adaptada a la distribución de lluvias. “En la época donde gran parte del área agrícola se inunda, se realiza mayormente arroz y algo de casaba o maní, en las zonas más altas. Durante el periodo seco los campos permanecen sin cultivo alguno. En ese contexto nuestro esquema se basa en arroz por inundación, pero estamos experimentando la siembra de maíz y soja bajo riego por canón en la época seca”.

En términos de insumos, todo es importado salvo la semilla, que en su mayoría corresponde a NERICA, una variedad de arroz local que reúne la resistencia de un material africano y el potencial de una variedad asiática y que le valió a su obtentor, el agrónomo sierraleonés Monty Jones, el Premio Mundial de la Alimentación en 2004. “Para soja y maíz estamos probando una serie de materiales provenientes de distintas empresas”, explica el Licenciado. En general, la comercialización de arroz se realiza en el mercado interno, de gran magnitud si se considera que se importan 250.000 tn/ano para una población de 6.000.000 de habitantes.

“Nosotros vendemos la mayor parte de la producción al Programa Mundial de Alimentos de la ONU y el remanente se comercializa a nivel local. Para soja y maíz, la idea es procesar el grano y venderlo como alimento para pollos a criaderos locales que hoy importan casi el 100% del alimento que usan”, cuenta el joven emprendedor que va por su cuarta cosecha en tierra africana. En cuanto a las dificultades vinculadas a la producción, Mroue nos cuenta que más allá del bajo grado de tecnificación, experimentan problemas para el control de malezas (las variedades que utilizan no son resistentes a glifosato).

“Pienso que es este nuestro mayor desafío en el corto plazo. Tampoco existen paquetes tecnológicos adaptados a la zona ya que no contamos con instituciones generadoras de conocimiento y tecnologías a nivel local; eso nos lleva a progresar por prueba y error. También queda mucho por hacer en términos de preparación de la tierra y manejo de aguas”.

Las malezas, la escasa tecnificación en el manejo de aguas y en la preparación del suelo, así como la falta de paquetes tecnológicos adaptados localmente son las mayores limitaciones para el cultivo de arroz en Sierra Leone. Fundación WARC Si bien el principal objetivo de la companía es el desarrollo económico de la zona, Emiliano admite que existen muchas otras necesidades insatisfechas, algunas de ellas muy básicas vinculadas a la salud, la educación y la higiene.

Es así que WARC creó una fundación destinada a liderar proyectos para la provisión de medicamentos a los centros de salud, la construcción de banos públicos orgánicos y el desarrollo de un mercado comunitario local. En este sentido, Mroue reconoce que “el mayor desafío para el desarrollo de este tipo de iniciativas radica en el verdadero entendimiento del tejido social en el que las mismas se implementan. Hay una desconexión importante entre los modelos conceptuales de muchos proyectos de desarrollo liderados por organismos donantes e instituciones y lo que verdaderamente sucede a campo; los problemas son un poco más profundos de lo que en verdad parecen”.

Desde lo personal, Emiliano destaca que su experiencia en el oeste africano ha sido – y lo es aún hoy – extraordinaria. “Tras el shock que significa abandonar la comodidad de la ciudad para vivir en un entorno tan intimidante, uno aprende a abstraerse de la realidad para entender que lo que parece inhóspito o difícil en términos de lo ya conocido, puede ser finalmente lo normal. De hecho, el lugar es muy seguro y tranquilo”.

A pesar de las dificultades, como el brote de Ébola que los obligó el ano pasado a abandonar el país perdiendo todos los cultivos, Mroue no tiene dudas de haber encontrado el cambio que buscaba para su vida.

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