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20/12/19 16:19

Gestión sustentable del agua para la producción climáticamente inteligente

En una iniciativa de interacción público-privada, la Red Aqua de Aapresid avanza en la definición de lineamientos para un estándar de buenas prácticas para la gestión sustentable del agua.  

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los desafíos de duplicar la producción de alimentos hacia 2050 deberán cumplirse utilizando una menor cantidad de agua, a causa de las presiones ejercidas por la mayor urbanización, la industrialización y el cambio climático. Considerando que el sector agropecuario es el mayor consumidor de agua a nivel global (70% del agua dulce) es clave que aumente su eficiencia en el uso del recurso.

Aapresid asumió un rol activo en el tema a través del proyecto Red Aqua. En el marco de la Agenda CQ (espacios de inteligencia colaborativa e interacción público-privada liderados por la institución), la Red participa de encuentros orientados a abordar la problemática. Los mismos nuclean a actores implicados en la gestión del agua como CORFO Río Colorado, Departamento General de Irrigación, ADA, MAGyP, Consorcio Hidráulico del Valle Bonaerense del Río Colorado, Instituto Nacional del Agua, CONICET, Embajada de Australia, empresas, instituciones (CRA, CARSFE, SRA y CREA) y certificadoras del agro (RTRS).

A partir de los lineamientos establecidos por la OCDE para el desarrollo de políticas de manejo sustentable del agua en agricultura, el grupo de trabajo definió posibles abordajes y criterios para el desarrollo de un futuro estándar de buenas prácticas para la gestión sustentable del agua y la adaptación al cambio climático.

Pensando en la complejidad de la gestión del agua, el informe generado por el grupo pone de relieve “la necesidad de crear espacios de participación de los actores con una mirada multisectorial y sistémica”. Sera necesario integrar las perspectivas de los diferentes actores del territorio de manera de construir un estándar realista y aplicable para una producción resiliente y adaptada a la variabilidad climática. También hace referencia a “la armonización de intereses para garantizar la sustentabilidad del recurso así como para disminuir riesgos de conflictos - en particular frente a los excedentes y déficits asociados al cambio climático -, siendo clave la apertura al diálogo y el trabajo conjunto”.

En este sentido, el informe propone la “participación de Estados nacional, provincial y local, sociedad civil, instituciones académicas, consorcios de agua, organizaciones del sector agropecuario y de otros sectores usuarios del agua como el  minero, forestal, industrial, turístico y recreativo”.

En línea con lo anterior, el estándar deberá “considerar las múltiples dimensiones de la sustentabilidad”. La adaptación al cambio climático implica profundizar las dimensiones de los ejes jurídico institucional, económico, social y ambiental. El informe senala que “la gestión del agua para la producción, aun en el marco de un estándar de buenas prácticas a escala predial, exige adoptar un enfoque sistémico a nivel de las cadenas de valor de alimentos, fibra y energía. La inserción del sistema productivo en la cuenca hidrográfica y su ecosistema, así como el cuidado del suelo resultan esenciales, al igual que la transparencia de la información vinculada a la distribución del agua entre diferentes usos. En este sentido, un abordaje completo también deberá contemplar la multiplicidad de escalas”.

En cuanto a lo económico se recomienda “realizar una estimación del costo del agua e incluirlo en el cálculo de utilidades de la empresa y la valorización  del agua virtual en el ciclo productivo agropecuario”.

Vinculado a lo social se recomienda “trabajar en acciones de sensibilización en la comunidad y en la capacitación a productores sobre buen manejo de instalaciones de riego, a fin de no afectar la disponibilidad de agua destinada a los poblados”. Desde lo ambiental “deberá apuntarse a fomentar prácticas que mejoren la eficiencia de uso del agua y preserven su calidad”.

También advierte que “es preciso que el estándar se base en valores consensuados que reflejen la vulnerabilidad del recurso, su importancia central para la vida y la producción. El mismo deberá vertebrarse en torno a valores fundamentales, considerando los emergentes de los Principios Rectores de Política Hídrica del COHIFE. La priorización del bien común, el conocimiento acabado del recurso y el balance hídrico, así como la incorporación del valor del agua en los costos de producción y su uso racional son pautas fundamentales en este proceso.

Por último, el informe remarca que “la implementación de un estándar de este tipo no será posible sin una buena gobernanza del agua”. En este sentido, el rol del Estado es fundamental en la generación de una institucionalidad robusta y transparente, con una regulación clara y eficaz que permita fortalecer el sistema.

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