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17/9/20 08:18

Tecnologías en maíz para potenciar rindes

Invertir en maíz temprano: ¿fertilización? ¿genética? ¿densidad? En su paso por el Congreso Aapresid, Santiago Lorenzatti nos muestra las variables que mueven la aguja.

 

El Ing. Agr. Santiago Lorenzatti (socio Aapresid y Okandú SA) ofreció un taller en el XXVIII Congreso Aapresid para mostrar resultados de ensayos y experiencias en maíz temprano que lleva en el Sudeste de Córdoba.

Se refirió a las tecnologías de mayor relevancia a la hora de potenciar el rinde y achicar brechas: “el rinde potencial depende de la radiación, temperatura y CO2 dadas, mientras que el alcanzable depende de agua disponible. En secano, la brecha entre este último y el rinde real está condicionada por el manejo - nutrición, control de malezas, etc. - y es sobre la que podemos trabajar”, explicó Lorenzatti.

A la hora de sembrar maíz, lo primero es entonces identificar zona, suelo, influencia de napa y pronóstico para definir potencial y la oferta hídrica. Luego podremos definir la fecha de siembra: temprana si apuntamos a potenciar rinde o tardía si el objetivo es establecer pisos.

Luego, las variables que más determinan el rendimiento no son las mismas en fechas tempranas que tardías. En orden de importancia, tenemos: densidad, N, influencia de napa y precipitaciones para maíz temprano; y precipitaciones, influencia de napa, funguicida, P y N para maíz tardío.

Lorenzatti evaluó la interacción entre genética, densidad y nutrición en ensayos de maíz temprano. Se combinaron densidades de 70, 80, 90 y 120 semillas/ha con distintos paquetes de fertilización: 0kgP y 0kgN, niveles medios de P + 100kgN (corresponde al manejo estándar para la ozona) y niveles altos de P, S y Zn + 250kgN.

Eliminando el factor ‘hibrido’ se observa que en la medida que se mejora oferta nutricional suben los pisos de rendimiento, y dentro de un mismo paquete nutricional, el aumento de densidad permite un salto adicional, que se magnifica en niveles nutricionales altos.

Analizando los 6 anos, el testigo sin fertilización promedió los 9.000 kg/ha, independientemente de la densidad utilizada. El tratamiento con nivel de nutrición medio rondó los 12.200 kg/ha, pasando a los 12.700 kg/ha al ajustar la densidad. Por último, el nivel nutricional alto promedió los 13.400 kg/ha, y ajustando densidad se logró un salto aun mayor, llegando a los 143.000 kg/ha promedio.

“En otras palabras, el primer escalón lo da la nutrición y el ajuste fino se puede hacer con densidad. Sin una oferta nutricional acorde no sirve de nada aumentar la densidad, por lo que, a la hora de invertir, pensar primero en la fertilización y después en cantidad de semilla. El ensayo muestra también la importancia de la genética, nutrición y densidad como variables clave a trabajar”, explicó Lorenzatti.

Calculadora en mano

A la hora de la verdad, invertir en nutrición, paga. Un ensayo similar llevado a cabo en la misma zona mostró que el ajuste de la nutrición permite pasar de márgenes brutos (MB) de 292 USD a 570 USD, y si además ajustamos densidad, es posible aspirar a los 642 USD/ha.Por otro lado, aumentos en la densidad sin incrementar la oferta nutricional puede generar MB negativos.

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