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30/4/25, 00:00

Chicharrita del maíz: lo que hay que saber para no bajar la guardia

En una nueva testimonial REM se compartieron resultados de distintas estrategias de manejo con insecticidas químicos y biológicos para enfrentar a Dalbulus maidis

El manejo de Dalbulus maidis, vector del achaparramiento del maíz, sigue siendo un desafío para la producción en muchas regiones del país. En este contexto, el pasado 26 de marzo la Red de Manejo de Plagas, junto a la Regional Videla de Aapresid, llevó a cabo una jornada testimonial, donde se evaluaron diferentes estrategias de control químico y biológico para el manejo efectivo de la plaga. Esta información resulta muy relevante dada la demanda de información por parte de los productores zonales luego de una campaña como la pasada, donde el achaparramiento del maíz los afectó gravemente.

La jornada contó con la participación de productores, asesores y la presencia del entomólogo Alejandro Vera de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres que, además de brindar todo su conocimiento en el encuentro, participó activamente en el armado y seguimiento del ensayo. A continuación, los aprendizajes más destacados del evento.

¿Cómo se presentó la actual campaña?

La Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis, con su información consistente y actualizada, fue una aliada clave en la toma de decisiones. Para esta campaña, y en la estrategia de maíz tardío que se planteó en el ensayo, entre el invierno y hasta finales de diciembre se detectaron muy bajas a nulas capturas de adultos (Fig. 1). Sin embargo, la dinámica cambió a partir de la segunda quincena de enero —cuando los maíces estaban en R2-R3—, coincidiendo con la segunda aplicación de tratamientos en el ensayo, momento en el cual se observó un crecimiento progresivo de la población en la región, aunque de manera más tardía respecto a la campaña anterior.

Grafico evolucio?n poblacio?n D- maidis

Figura 1. Evolución de la población de D. maidis en las localidades cercanas a Videla, Sta Fe.

 

Uno por uno, los 14 tratamientos evaluados

El principal objetivo fue evaluar la eficacia de diferentes estrategias de control insecticida foliar sobre la población de D. maidis, y en consecuencia, minimizar el impacto del achaparramiento en los rendimientos del maíz.

El ensayo se realizó en un lote de producción de maíz tardío en las cercanías de la localidad de Videla, Santa Fe, zona que se vio más gravemente afectada en la campaña 23/24. Se utilizó el híbrido DK 7272 Trecepta, sembrado el 30/12 sobre vicia. Los 14 tratamientos evaluados (Tabla 1) se dispusieron en macroparcelas de 18 m de ancho por 100 m de largo, contemplándose un testigo químico y un testigo sin aplicación.

Tabla tratamientos

Tabla 1. Tratamientos del ensayo de control de D. maidis en la Regional Videla.

El set de tratamientos incluyó estrategias basadas en la doble aplicación de productos realizadas en los estadios V4 y V7, mediante un drone aplicador. La mayoría de los tratamientos correspondieron a productos químicos (2 al 10, 13 y 14), mientras que en algunos fueron productos de origen biológico (11 y 12).

El monitoreo de la población en cada una de los tratamientos cuantificó adultos y ninfas en 3 momentos: población inicial previa a la primera aplicación, posterior a la primera aplicación y luego de la segunda aplicación en V7.

 

Los resultados de los ensayos

En todos los tratamientos se registró una menor presencia de D. maidis en comparación con los testigos absolutos (Fig. 2). No obstante, la baja presión de la plaga registrada durante el desarrollo del cultivo limitó la posibilidad de evidenciar plenamente la efectividad potencial de cada producto y con ello las diferencias entre los tratamientos. En este sentido, Vera destacó que “, a diferencia de la campaña anterior caracterizada por una fuerte epifitia y una notoria ineficacia de las alternativas químicas, en este ensayo las respuestas fueron positivas respecto a los testigos absolutos”.  

En los testigos absolutos, en cambio, los valores de frecuencia de adultos y ninfas alcanzaron los máximos del ensayo. Si bien es claro que los umbrales de aplicación no se alcanzaron en los periodos críticos para el manejo de chicharrita, es clave remarcar que el desempeño de las estrategias es superior en condiciones de presiones medias a bajas.

Resultados tratamientos

Figura 2. Frecuencia de adultos de D. maidis por cada 100 plantas de maíz.

Conocer el espectro de control y modo de acción de cada activo es importante para aprovechar su potencial según las condiciones que presente cada campaña. En el caso de esta plaga, altamente móvil y con la particularidad de poder “autolimpiarse” los activos de su cuerpo y reducir así la eficacia de algunos activos, y cuya dinámica poblacional puede evolucionar rápidamente, un manejo que combine herramientas de acción rápida y persistentes, suele ser muchas veces la clave para el éxito.

En este contexto el ensayo demostró la importancia de complementar estrategias o productos de naturaleza química, que ofrecen un control inmediato pero cuyo uso excesivo puede generar efectos negativos en el sistema, con productos biológicos. La incorporación de biológicos permite mitigar estos impactos, aportando una acción más gradual, aunque más dependiente de las condiciones del ambiente y del cultivo, requiriendo un enfoque preventivo y complementario al uso de químicos. 

La necesidad de establecer estrategias que combinen efecto de volteo con acción residual, con el máximo de persistencia, también fue remarcado por el especialista.Los productos con residualidad permanecen activos sobre las superficies tratadas, permitiendo controlar tanto a los individuos que ingresan al lote después de la aplicación como a aquellos que se alimentan de tejidos tratados”. Esta característica es especialmente relevante dado que los adultos pueden desplazarse entre lotes, así como por su efecto sostenido sobre las ninfas. De esta forma, se logra un control más efectivo en el tiempo y el espacio sobre las diferentes etapas biológicas del vector.

Haciendo foco en las herramientas químicas

En cuantos los activos químicos, los organofosfatos como acefato, marcaptation o fenitrotion son altamente tóxicos pero químicamente inestables o no persistentes, su principal posicionamiento es el de “volteo” en situaciones de poblaciones muy altas. 

Otra de las posibilidades es el uso de piretroides, efectivos en un amplio espectro de insectos plagas, usando dosis bajas y a un costo accesible como puede ser el caso de la lambdacialotrina. Lo aconsejable en este grupo es acompañarlo con otro de mayor residualidad.

Los neonicotinoides como tiametoxam, imidacloprid y acetamiprid son opciones interesantes, su característica diferencial es que poseen acción de contacto e ingestión y capacidad de movilización por vía apoplasto en la planta y translaminar, para el control de insectos chupadores como chicharritas. La combinación con piretroides puede ser una buena alternativa.

Sulfoxaflor es el único integrante de una nueva clase química, las sulfoximinas, para el control de insectos chupadores, causa una acción distinta a la de los neonicotinoides interactuando en diferente sitio de acción. En el caso del ensayo se combina su acción con la lambdacialotrina haciendo su capacidad de control algo más amplia.

Los pirroles están representados por clorfenapir, con un alto poder de volteo, amplio espectro de control y muy estable. Este activo actúa por contacto e ingestión, con persistencia en hoja y muy buen movimiento translaminar, dando la posibilidad de controlar adultos y bajar la población de ninfas.

Por último, isocycloseram, pertenece a un nuevo grupo, las isoxazolinas. Además del volteo, permite un control prolongado de un amplio espectro de plagas, incluido D. maidis. Los insectos afectados cesan inmediatamente de alimentarse de las plantas y mueren entre 3 y 7 días luego de la aplicación. De este modo, inhibe rápidamente el daño producido por los insectos y otorga acción protectora residual.

Biocontroladores, una alternativa prometedora

En el ensayo las alternativas biológicas que se plantearon fueron hongos entomológicos o micoinsecticida de contacto: Beauveria bassiana e Isaria fumosorosea. Estos organismos actúan infectando a los insectos tras el contacto, desarrollándose en su interior hasta provocar su muerte, proceso que puede tardar algunos días. Esta dinámica convierte a estos hongos en herramientas más que interesantes como aliados que pueden disminuir poblaciones de D. maidis a mediano plazo y favorecen un control más sustentable y amigable con el ambiente

Entre sus principales ventajas se destaca su alta especificidad, el bajo impacto sobre enemigos naturales y su contribución a la diversidad biológica en el sistema productivo. Sin embargo, su eficacia depende de factores ambientales como la humedad y la temperatura, siendo clave su aplicación en momentos donde estas condiciones favorecen su establecimiento y multiplicación.

Particularmente en este ensayo demostrativo, los productos biológicos mostraron resultados preliminares alentadores en el control del vector, a pesar del estrés térmico e hídrico al que fueron sometidos. Para Vera es importante conocer el nicho de estos productos como una herramienta complementaria, capaz de potenciar las eficacias y generar sinergismo cuando se combinan con estrategias químicos, aportando un valor diferencial en cuanto a su efecto de persistencia, con la generación de inóculos secundarios

Coadyuvantes: aliados clave en la calidad de aplicación

En todos los tratamientos evaluados del ensayo, se incorporaron coadyuvantes en las mezclas, reconociendo su rol fundamental en el desempeño de los insecticidas, tanto químicos como biológicos. Se trabajó principalmente con cuatro grupos de coadyuvantes (aceites vegetales modificados, puros o emulsionables, tensioactivos etoxilados y alcoholes grasos, y organosiliconados) cada uno con funciones específicas.

Durante la testimonial se realizó una demostración de calidad de aplicación con drones, utilizando tarjetas hidrosensibles como herramienta de evaluación (Fig. 3). Esta actividad tuvo como objetivo evidenciar la importancia de lograr una cobertura adecuada para el control eficiente de la chicharrita del maíz, especialmente cuando se combinan insecticidas de contacto y sistémicos, que requieren al menos 50 gotas/cm² sobre el objetivo, según recomendaciones de FAO.

El drone para la demostración, se calibró para trabajar con una tasa de 20 l/ha, un diámetro volumétrico medio de 300 micrones según el display del equipo y a una velocidad de 25 km/h. Se realizaron dos pasadas, una con agua y otra con agua más coadyuvante Blend REVO (Ligier) y se colocaron tarjetas hidrosensibles en distintos estratos del cultivo.

Si se analizan los valores promedio de todas las tarjetas por tratamiento, el coadyuvante utilizado mostró un impacto significativo en la calidad de aplicación. En cuanto a la cobertura, el tratamiento con agua sola alcanzó un valor de 33,5 gotas/cm², mientras que con coadyuvante este valor aumentó a 81,7 gotas/cm², es decir, más del doble. Lo cual sugiere una mayor adherencia y dispersión del caldo sobre el blanco. 

Respecto al tamaño de gota, con agua sola fue de 240,4 µm, y con coadyuvante se incrementó a 302,5 µm, en promedio. Este aumento indica una mejora en el control del espectro de tamaño de gota, favoreciendo una menor deriva sin comprometer la cobertura. Además, las tarjetas mostraron que, en zonas de difícil acceso del canopeo, como el tercio inferior de las plantas, la cobertura se cuadruplicó al incorporar coadyuvantes.

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Figura 3. Arriba: izq. disposición de las tarjetas hidrosensibles; der. Resultados arrojados por el tarjeteo. Abajo: drone aplicador.

Con la chicharrita en baja población, ¿apareció achaparramiento?

Para evaluar la presencia de achaparramiento del maíz en estado reproductivo (R5) se monitorearon cuatro sitios/tratamientos, evaluando 25 plantas continuas en cada uno.

La primera conclusión interesante es que, si bien la incidencia y severidad de la enfermedad en el ensayo no fueron marcadas, se detectaron plantas aisladas que presentaron síntomas de achaparramiento en distintas intensidades, llegando en algunos casos a severidad máxima (grado 4) en plantas puntuales. No se registraron diferencias significativas entre tratamientos respecto a la presencia de la enfermedad, lo que condice con lo evaluado sobre las poblaciones del vector. En todos los casos la incidencia no superó el 4%, con niveles generales de severidad bajos.

Un dato adicional surgido de la evaluación en el ensayo, fue la infectividad del vector. Los análisis realizados por el Centro de Bioinvestigaciones de la UNNOBA - CICBA (CONICET) dentro del marco de la Red Nacional de Monitoreo, mostraron que, al 30 de enero, el 45% de la población de D. maidis en sitio era portadora de Spiroplasma. Este es un aspecto de gran importancia, que aunque la baja población del vector en etapas vegetativas enmascaró el riesgo, la elevada infectividad evidencia la necesidad de que los monitoreos no cesen y de no descuidar las prácticas preventivas de manejo.

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