14/11/19, 00:00
Condiciones ambientales al momento de aplicar
Al momento de las aplicaciones de fitosanitarios hay numerosos aspectos que se deben tener en consideración, como ser el estado y la calibración de la pulverizadora, el producto y cultivo a aplicar, las caracteri?sticas de la plaga a controlar, las condic
Al momento de las aplicaciones de fitosanitarios, hay numerosos aspectos que se deben considerar, como ser el estado y la calibración de la pulverizadora, el producto y cultivo a aplicar, las características de la plaga a controlar, las condiciones climáticas, entre otros.
Es de suma importancia que el aplicador conozca cómo interviene cada uno en el proceso de pulverización, ya que tal vez un pequeño cambio en uno de ellos puede llevar a reconsiderar los demás.
En lo que refiere a las condiciones ambientales, el aplicador tiene casi nula influencia. Por ello es necesario que comprenda en detalle cómo las aplicaciones son afectadas por las mismas. A continuación se detallan tres aspectos climáticos a tener en cuenta si queremos disminuir riesgos.
EVAPORACIÓN
Cuando se habla de pulverizaciones, la evaporación hace referencia a la pérdida que se produce del agua de pulverización por su paso al estado gaseoso. Las mezclas del caldo están conformadas en su mayoría por el agua que se utiliza como vehículo para el transporte del activo. Por eso este proceso tiene incidencia en el tamaño que tendrán las gotas y en la concentración del activo aplicado.
La evaporación está condicionada en partes iguales tanto por la humedad relativa como por la temperatura al momento de la aplicación. No es adecuado evaluar únicamente el %HR para caracterizar la evaporación, ya que con un mismo %HR pero a distintas T° la atmósfera tiene distinta capacidad de retener vapor. Por ello un indicador más adecuado es el DELTA T (?T °C) ya que determina específicamente la tasa de evaporación. Este indicador puede obtenerse de diferentes modos; la forma más clásica de hacerlo es por medio del “Par Psicrométrico”, que son dos termómetros, uno denominado de bulbo húmedo (porque se mantiene el bulbo mojado con agua destilada) y otro de bulbo seco. Luego, se calcula diferencia entre las temperaturas registradas por cada uno y así se obtiene el ?T=T° del termómetro de bulbo seco - la T° del termómetro bulbo húmedo.
También conociendo el %HR y T° y con la ayuda de una tabla psicrométrica se pueden vincular ambos valores y así obtener el ?T. Afortunadamente en la actualidad existen instrumentos meteorológicos portátiles que cuentan con este indicador entre sus opciones, lo que permite hacer una lectura directa del mismo de manera más sencilla y práctica.
En todos los casos, los valores obtenidos van a ser en °C. Se recomienda realizar las aplicaciones cuando dicho valor esté entre 2 a 8° C, ya que si el valor es superior al rango, las gotas disminuyen de tamaño haciéndose susceptibles a la deriva; y las que ya están depositadas, se secan rápidamente, lo que limita el ingreso del activo a la planta. En el caso de un valor inferior a este rango, las gotas más pequeñas que ya son propensas a la deriva por su tamaño, permanecen más tiempo en estado líquido, pudiendo recorrer mayor distancia (derivar) y teniendo mejores condiciones de ingreso a la planta por permanecer más tiempo húmedas.
A continuación y a modo de referencia, se muestra una tabla que indica los valores de %HR mínima necesaria según la temperatura, para no superar un ?T de 8° C.
El viento también tiene algo de incidencia en la tasa de evaporación, guardando una relación directamente proporcional. A una misma T° y %HR, si la velocidad del viento es mayor, la tasa de evaporación será mayor.
Algunas opciones para mitigar la influencia de la evaporación en las aplicaciones cuando la misma está por encima del rango recomendado, pueden ser:
- Utilizar productos antievaporantes.
- Aumentar el tamaño de gota, mediante pastillas o presión de trabajo.
- Aumentar el volumen de aplicación.
DERIVA
La deriva puede ser considerada como una de las problemáticas más importantes a la hora de realizar una pulverización. Se refiere a la porción de la mezcla que se desvía de la trayectoria real y no alcanza a llegar a su objetivo, pudiendo diferenciarse la endoderiva (la que cae en el lote tratado pero no llega al objetivo, cae al suelo) y exoderiva (la que se traslada a otro lote diferente al tratado). En este artículo nos vamos a referir a esta última.
La deriva casi nunca puede reducirse a cero pero, conociendo cuáles son los factores predisponentes y adecuándose a los mismos, se puede disminuir y alcanzar valores aceptables para las pulverizaciones. El viento es el principal causante de la deriva. Como recomendación general se dice que la condición ideal para pulverizar se da en el rango de 5 a 10 km/h. Por debajo de este valor, la atmósfera se encuentra en estado de calma predisponente para la inversión térmica (ver más adelante) y además, el mínimo o nulo movimiento del canopeo impide el adecuado ingreso de las gotas al mismo. Con valores superiores a 10 km/h, el riesgo de ocurrencia de deriva aumenta, aunque existen algunas medidas que se pueden tomar para subir este límite superior hasta un valor de 15 km/h. Por encima del mismo, ya no es recomendable realizar la aplicación.
Más allá de los km/h de viento, hay otros aspectos que inciden en la deriva y que pueden ayudar a manejarla:
- Tamaño de gota: A una misma velocidad de viento, la gota de mayor peso cae más rápido y por ello tarda menos tiempo en llegar al objetivo, dejándole menos posibilidad de derivar. Para aumentar el peso de la gota, debemos aumentar su tamaño y esto se puede lograr haciendo uso de distintas “herramientas”: utilizar pastillas antideriva, bajar la presión de trabajo en pastillas que son de rango extendido y/o usar coadyuvantes antiderivas. Se debe tener en cuenta también que una gota de mayor tamaño puede generar heterogeneidad en la aplicación, por ello siempre hay que buscar un equilibrio.
- Velocidad y dirección de trabajo: Debido a efectos aerodinámicos que ocurren cerca del pulverizador, una elevada velocidad de trabajo (por encima de 18 km/h) hace que parte de lo aplicado permanezca en el aire y esto interactúe con el viento, lo que ocasiona deriva. Además, es conveniente aplicar con viento lateral de ser posible, ya que el viento de cola o de frente puede generar deriva extra.
- Altura de botalón: Al reducir la distancia entre la pastilla y el objetivo, se limita el tiempo que tarda la gota en llegar al blanco y con ello la posibilidad de deriva.
- Producto a aplicar: Actualmente hay nuevas formulaciones de activos que presentan bajo riesgo de deriva, por ejemplo, Enlist (Corteva).
Las tarjetas hidrosensibles son herramientas indispensables para evaluar de manera certera si se está produciendo deriva o no en la aplicación y, de esta manera, realizar algunas modificaciones en caso de que sea necesario.
INVERSIÓN TÉRMICA
Podría decirse que este fenómeno es el más importante de comprender y detectar, ya que no hay ninguna acción que se pueda hacer para contrarrestar su efecto, salvo no aplicar a la espera de que se revierta la situación.
Normalmente durante el día la temperatura del aire es más caliente cerca de la superficie del suelo y disminuye al aumentar la altura. Esto se da porque el sol calienta el suelo y este, a su vez, calienta el aire que está sobre él. El aire caliente es menos denso y tiende a elevarse, mientras que el aire más frío es más denso y tiende a bajar.
Cuando el sol cae, la superficie de la tierra pierde temperatura y con ello enfría la capa de aire que está más próxima a la misma, y comienza el efecto de inversión térmica, quedando una capa de aire más frío y denso cerca del suelo que hace que las partículas que están en el aire se mantengan sostenidas por la misma. Esta capa de aire frío lentamente va aumentando en tamaño y alcanza su máxima altura e intensidad cuando el sol vuelve a salir.
El proceso de inversión térmica se da diariamente, pero su intensidad va a depender de la ocurrencia de otras variables:
- Viento: si durante la caída del sol hay viento, este genera turbulencia mecánica mezclando el aire y evitando la formación de la capa de aire frío y con ello, la inversión térmica.
- Nubosidad: si durante el día hubo alta nubosidad, la misma hace de amortiguador al proceso tanto de calentamiento como de enfriamiento de la superficie terrestre y del aire. Además, refleja el calor que disipa la tierra, por eso el proceso de inversión no se ve favorecido.
- Humedad relativa: la humedad presente en la atmósfera absorbe la radiación emitida por la superficie terrestre y devuelve parte de la misma, disminuyendo la pérdida de calor y con ello la intensidad de la inversión térmica que podría ocurrir.
Nunca es recomendable pulverizar durante una inversión térmica, aún contando con boquillas y coadyuvantes antiderivas, ya que las gotas quedan suspendidas en el aire estratificado sin llegar al blanco, pudiendo trasladarse en una dirección y distancia impredecible.
Para detectar con certeza la inversión térmica, se necesita medir la variación de temperatura a diferentes alturas (ej: 10 cm y 300 cm del suelo). La magnitud de esa diferencia nos indica la intensidad de la inversión. De forma más práctica, hay algunas referencias que se pueden chequear para tener indicios de la ocurrencia o no de éste fenómeno:
- Amplitud térmica entre el día y la noche anterior.
- Viento menor a 3 km/h cuando está bajando el sol.
- Poca nubosidad cuando está bajando el sol.
- Baja humedad relativa.
- Rocío o escarcha que indica aire más frío cerca del suelo.
- Humo o polvo flotando en el aire o moviéndose de forma lateral.
- Olores o sonidos que viajan distantes que se vuelven más claros.
Recomendaciones finales
Es aconsejable contar con un seguimiento y registro de las aplicaciones realizadas en el que queden detalladas las mediciones de las variables ambientales durante el proceso de pulverización. Algunas consideraciones:
- Contar con instrumentos meteorológicos portátiles precisos, para poder realizar la medición y el registro de datos de forma práctica y confiable.
- Al menos, evaluar velocidad y dirección del viento, temperatura y humedad relativa, al inicio y al final del trabajo. Y de ser posible, cuando se modifiquen las condiciones de trabajo u ocurra algún acontecimiento inusual.
- Realizar las mediciones meteorológicas lo más cerca posible del sitio de la aplicación, a la altura del botalón y sin estar al resguardo del viento.
- Para la medición del viento, el anemómetro tiene que estar orientado directo al viento. Además, se debe tener algún sistema de evaluación preciso para determinar la dirección: veleta, árboles que se mueven, polvo, una cinta en una estaca, etc.
- Al registrar la temperatura y la humedad, el instrumento tiene que estar fuera de la luz solar directa.
- Detectar las variables que pueden indicar la presencia de inversión térmica. Generalmente ocurren desde el final de la tarde, pueden mantenerse durante la noche y hasta la mañana siguiente.
Actualmente hay disponibles diversos dispositivos que sensan y monitorean las condiciones ambientales y del equipo, que permiten tanto el registro de la información de la aplicación como el seguimiento de la misma en tiempo real y, de ser necesario, realizar alertas.
Estas nuevas herramientas posibilitan sistematizar las mediciones y son de gran ayuda en la toma de decisiones posterior, pero siempre deben ir de la mano de la capacitación de las personas involucradas en la tarea.
Referencias
El Delta T (?T) como indicador del ambiente meteorológico para pulverizaciones Ing. Agr. MSc. Luis A. Carrancio; Ing. Agr. Rubén A. Massaro
Aplicación terrestre de plaguicidas: ¡hay que cambiar la forma de trabajar! Los barbechos químicos ofrecen una gran oportunidad. Autor: Ing. Agr. Rubén A. Massaro. INTA EEA Oliveros.
Puntos de control para una pulverización de fitosanitarios exitosa Ing. Agr. M.Sc. Hernán Ferrari; Ing. Sist. M.Sc. María Cecilia Ferrari.
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