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30/4/25, 00:00

Cultivos de servicios vs. malezas: ¿Cuándo usar herbicidas?

Aprender a integrar el manejo de cultivos de servicios con herramientas químicas puede marcar la diferencia en el control de malezas. En esta nota, 5 claves para potenciar la sinergia entre ambas tecnologías.

El problema de malezas resistentes en Argentina no es nuevo. Desde la primera confirmación de un biotipo resistente a herbicidas en el año 1996 hasta la actualidad, ya son 48 los biotipos resistentes, y van contando. Ante este panorama, las malezas exigen una atención integral del problema con el uso conjunto de diversas herramientas bajo un enfoque integrador.

La rotación diversificada e intensificada de cultivos genera un conjunto de factores que actúan sobre las poblaciones de malezas y, en consecuencia, incrementan las oportunidades para su manejo. Allí es donde los cultivos de servicios (CS) tienen un rol fundamental como supresores de malezas. Sin embargo, en años complicados y frente a malezas difíciles, estos aliados no siempre pueden hacer todo el trabajo. Es entonces cuando aprender a integrar estratégicamente herbicidas se vuelve indispensable.

 

La experiencia de los productores

Según relevamientos de la Red de Cultivos de Servicios de Aapresid, el control de malezas es el principal objetivo de quienes adoptan esta práctica. Este dato se refuerza con los resultados de la encuesta REM 2024, en la que el 25% de los socios de Aapresid señalaron a los CS como la principal estrategia no química para enfrentar las malezas, lo que demuestra que su implementación ya es una realidad (Fig. 1).

herbicidas

Figura 1. Porcentaje de productores que optan por distintas alternativas de manejo no químico para el control de malezas y especies de cultivos de servicios. Fuente: Encuesta REM 2024.

Los CS se integran cada vez más en los sistemas agrícolas para mejorar la salud del suelo, capturar carbono y, fundamentalmente, manejar malezas. En ese contexto, los herbicidas pueden cumplir un rol dual: tanto en la implantación libre de malezas como en el momento de su terminación.

 

Las claves para un manejo efectivo, lote a lote

Se pueden identificar 5 pilares clave a considerar para optimizar el uso de los cultivos de servicios en el manejo de malezas y potenciar su sinergia con las herramientas químicas.

1- Elección del CS

Para la elección de la o las especies a implantar se debe considerar la ventana temporal disponible y el objetivo principal. Si el foco es la ocupación invernal y el manejo de malezas, hay dos aspectos a considerar: el crecimiento y desarrollo inicial, y la capacidad de acumular biomasa. A mayor crecimiento inicial y acumulación de biomasa, más exitosa será la estrategia en el combate de malezas. Para eso hay que darle ventaja al CS, estipulando en todos los casos fecha de siembra temprana y condiciones de manejo adecuadas, como inoculación en el caso de vicias o fertilización principalmente en gramíneas.

Uno de los CS más adoptados es el de Vicia villosa, por el aporte de nitrógeno biológico a la rotación. Pero el lento desarrollo inicial de esta especie dificulta su competencia con las malezas, lo que puede traer problemas en sus estadios iniciales y requerir la ayuda de herbicidas residuales. Una vez establecido el cultivo, con condiciones propicias, suele acumular biomasa suficiente para competir y crear condiciones de manejo de malezas casi insuperables. 

En el caso de las crucíferas, la situación es algo similar a la vicia. El crecimiento inicial lento en lotes con historial de malezas otoño invernales de difícil control suele ser un dolor de cabeza, sumado a que la posibilidad de uso de herbicidas postemergentes es bastante acotada.

Por su parte, las gramíneas como centeno, triticale, avena y, en menor medida raigrás, suelen ser muy buenos competidores iniciales. Su crecimiento inicial rápido permite una cobertura desde estadios incipientes, más aún si son sembradas tempranamente y nutridas desde el comienzo, lo que también redundará en una acumulación de biomasa importante en su finalización. Es fundamental lograr una correcta implantación, ya que estas especies no tienen la capacidad de aumentar la cobertura del suelo con el tiempo, como si lo puede hacer la vicia.

La elección de mezclas de especies es una alternativa muy elegida y con muy buenos resultados en el manejo de malezas ya que permite sinergizar servicios que tienen las diferentes familias, pero supone un manejo de herbicidas más complejo y mucho más criterioso para que ninguna salga “herida”.

2- Interacción cultivos de servicios-malezas

El CS logra resultados positivos en el control de malezas a través de efectos no competitivos sobre las semillas, modificando la calidad de luz que estas reciben, y además, a través de la reducción de la radiación, lo que reduce la alternancia de temperaturas y afecta la germinación de algunas especies (Fig. 2).

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Figura 2. Esquema de los distintos efectos que ejerce un CS sobre el ambiente debajo de su canopeo. Adaptado de Fernando Oreja, FAUBA.

Aun así, algunas malezas logran germinar y emerger dentro del CS implantado, ahí es donde la cobertura y biomasa empiezan a ejercer el efecto competitivo por el agua, nutrientes y radiación. Así, las malezas que nacen debajo del “mulch” de la cobertura tienen un crecimiento más débil y con flujos concentrados y retrasados, especialmente en las de ciclo primavero-estival. 

En lotes donde la presión de malezas es baja, los CS tienen un buen control sin la necesidad de complementar con herbicidas. Cuando la presión o el banco de semillas de malezas otoño-invernales es abundante, la aplicación de un pre-emergente conjuntamente con la siembra del CS mejora la eficacia de control y el desarrollo de éste. Pero ese balance no siempre es positivo, ya que estos herbicidas pueden generar fitotoxicidad al cultivo, afectando su crecimiento y desarrollo. El éxito en la estrategia ideada para la entrada al cultivo estival dependerá también en gran medida a la performance del activo utilizado en su preemergencia y a su incorporación a la solución del suelo.

3- Uso de herbicidas: ¿son siempre necesarios?

Para el manejo químico de los CS surgen ciertos desafíos, por un lado la escasa información sobre selectividad de herbicidas para la mayoría de las especies y en distintos ambientes de Argentina, y por el otro, la falta de registros de activos. Por ejemplo para el uso de preemergencia de vicia solo existe un herbicida registrado (terbutilazina), existiendo otras opciones posibles. 

La combinación de preemergentes y CS es una estrategia posible para el manejo de malezas, se complementan sobre todo cuando el crecimiento inicial es lento, en lotes con historial de presencia de malezas de difi?cil control, en siembra de bajas densidades y en fechas tardi?as.

4- Riesgo de fitotoxicidad, un factor a tener en cuenta en la ecuación

Existen dos fuentes de fitotoxicidad por herbicidas en los CS. La primera y más común proviene de la aplicación de herbicidas preemergentes que por su selectividad generan problemas en la implantación o el desarrollo inicial del cultivo. La segunda es por “carry over” por el uso de postemergentes con residualidad en el cultivo antecesor que dependiendo de sus características, la calidad de suelo y las precipitaciones, no llegaron a degradarse completamente. Casos comunes pueden ser a la salida de soja, los ALS como el diclosulam o PPO como fomesafen; o posterior a maíz, activos de la familia HPPD de alta persistencia. 

En cuanto a la fitotoxicidad por el uso de preemergentes, las grami?neas muestran signos según el herbicida y la especie, siendo en la mayoría transitorios y de rápida recuperación a partir del macollaje. Hay que tener en cuenta que dado el crecimiento inicial rápido que poseen, en lotes que no son complicados se podría prescindir de ellos.

Las crucíferas son la familia de CS más sensible y con menos opciones de residuales. Entre los posibles están la prometrina, saflufenacil, clomazone y diflufenican, todos a dosis generalmente bajas, lo que en lotes con malezas difíciles no aseguraría un crecimiento libre de competencia.

En cuanto a Vicia villosa, si bien puede manifestar si?ntomas en estadios iniciales, si logra recuperarse rápidamente con el aumento de la temperatura, muestra que existen posibilidades de uso de principios activos aceptables. No tan así en su postemergencia.

La REM y el Sistema Chacras de Aapresid, analizaron el uso de preemergentes en un amplio rango de ambientes. Los resultados (Fig. 3) muestran que la fitotoxicidad varía según los grupos químicos, pero que en líneas generales varios activos presentan una selectividad aceptable, pero sin registros. Estos herbicidas permitirían a priori ampliar el abanico de opciones para la planificación de la rotación de modos de acción dentro de una secuencia de cultivos, si fuese propuesto y aprobado su registro.

El uso de postemergentes es una práctica a contemplar en el caso de las siembras aéreas, que una vez establecido el cultivo, no posibilitan usar activos residuales en preemergencia. En el caso de vicia no existen experiencia del todo satisfactorias con postemergentes y en muchos casos las herramientas que existen suelen generar cierta fitotoxicidad. La estrategía debe ser llegar con los lotes libres de nacimientos y con los preemergentes incorporados.

Gra?fico de fito en vicia

 

Figura 3. Fitotoxicidad de diferentes principios activos sobre Vicia villosa, aplicados en presiembra o preemergencia.

5- Momento de secado del CS

Tal como se mencionó anteriormente, la acumulación de biomasa durante el ciclo es un factor determinante en la eficacia de los cultivos de servicios para el manejo de malezas. Para no perjudicar al cultivo siguiente se debe optimizar el momento de secado: debe ser lo más tarde posible para el manejo de malezas, pero lo suficientemente temprano para permitir la recarga del perfil de suelo en vistas del cultivo de renta siguiente.

Una vez finalizado el ciclo del CS, ya sea de manera mecánica o química, los residuos que quedan en superficie generan una barrera física que dificulta la emergencia de las malezas e interfiere con la penetración de la radiación. Este efecto supresor es más marcado en malezas Dicotiledóneas, de semillas chicas y con pocas reservas. 

Para poder tener un buen efecto supresor y que éste se mantenga en el tiempo, no solo es importante la cantidad de residuo, sino también su calidad. Esta calidad está determinada principalmente por la relación carbono/nitrógeno (C/N), cuanto mayor sea esta, más tardará en degradarse y el efecto sobre la emergencia de malezas será más satisfactorio. Por ejemplo, una mayor proporción de vicia en una mezcla reduce la relación C/N, lo que aumenta la velocidad de degradación del residuo acortando el lapso de control de malezas.

Si bien el uso de CS abre el abanico de opciones para el control de malezas, es necesario avanzar en el estudio de cuestiones fundamentales, como el impacto de los herbicidas sobre la producción de biomasa, la altura y la cobertura lograda por el CS, el nivel de control de malezas alcanzado por cada herbicida y la evaluación local de alternativas en herbicidas en postemergencia para los CS. Además, es imperioso trabajar en la ampliación de los registros de activos que se adecuen a las necesidades productivas de los sistemas actuales.

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