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1/2/17 15:49

Donde hubo fuego, no quedan cenizas….

Las palabras de Aapresid a nuestro pionero Carlos Crovetto Lamarca tras el incendio del pasado 31 de Enero en Chile. El país tuvo que enfrentarse al peor incendio forestal de su historia. 
Carlos Crovetto Lamarca es uno de lo pioneros mundiales de la Siembra Directa, alguien con una sensibilidad especial por la naturaleza y por la vida, alguien que preocupado por la erosión de los suelos condujo su propia formación académica y productiva y viajó en pos de ello a los Estados Unidos durante las décadas de los ‘60 y de los ‘70, en su incansable búsqueda de modelos productivos más amigables con el ambiente que el que proponían las labranzas hasta entonces; y a través de ese derrotero supo absorber y convertir su pasión en espíritu de superación, atributos que le permitieron disenar un modelo de producción sustentable bajo el Sistema de Siembra Directa, en la escarpada geografía del Fundo Chequén, en Chile. A partir de allí, sembraría la Sustentabilidad más allá de sus fundos, y a través de su ejemplo y convicción contagiaría esa pasión por la Sustentabilidad a otros también pioneros, argentinos, que buscaban denodadamente soluciones a problemas similares a los que enfrentaba Don Carlos y que se transformarían en los padres de la Siembra Directa en Argentina y en los fundadores de nuestra querida Aapresid.

En el XX Congreso Aapresid Carlos Crovetto nos decía: “así como es necesario dar de comer a la vaca para que dé leche, o al perro para que cuide tu casa, es necesario dejar los rastrojos para el suelo…” y sintetizaba: “los granos para el hombre…, los rastrojos para el suelo; ellos son el alimento para la vida que allí existe...”

Los medios chilenos informaban al 31 de enero que las llamas dejaron tras de sí 11 personas fallecidas, alrededor de 4000 damnificados, más de mil personas evacuadas con una cifra similar de viviendas destruidas, 40 detenidos y más de 560.000 hectáreas arrasadas. Las autoridades chilenas reconocen que el inicio del fuego tuvo un origen antrópico; es decir, en la mayor parte de los focos quienes originaron el fuego fueron personas, y que luego los vientos y las altas temperaturas en un contexto de pronunciada sequía potenciaron la catástrofe.

Es habitual hallar en los medios de comunicación datos e información acerca de las pérdidas económicas que representan eventos como el ocurrido en Chile, no obstante es ineludible preguntarse ¿Cómo recuperar la resiliencia de esos agroecosistemas y ecosistemas arrasados? ¿Cuánto tiempo se requiere para ello, si es que no acecha otro episodio similar?

El fuego y la destrucción en Chile fueron iniciadas por el hombre, al igual que el conjunto de prácticas sustentables de producción impulsadas por Don Carlos; resulta evidente entonces, que los seres humanos tenemos el poder suficiente para cambiar los agroecosistemas ya sea para bien o para mal, para mejorarlos o para destruirlos.

En un planeta superpoblado, con superficie de tierra productiva limitada; con un contexto de cambio climático que parece acelerarse, no existe un margen holgado para continuar soportando situaciones de destrucción de agroecosistemas y ecosistemas, que requieren mucho tiempo y energía para regenerarse y de los que ni siquiera tenemos certezas de que puedan lograrlo completamente.

Desde Aapresid acompanamos a nuestro amigo Don Carlos Crovetto en este difícil trance, en este dolor compartido; por las pérdidas irrecuperables más allá de lo económico, por las pérdidas de biodiversidad; por el carbono que estaba fijado a lo largo de tantos anos y hoy regresó en pocas horas a la atmósfera como resultado de la voracidad de las lenguas de fuego que incineraron los rastrojos y hasta bosques enteros para hacer su triste aporte al cambio climático; por las vidas humanas cuyo futuro quedó trunco para siempre, y por el pueblo chileno que debió enfrentarse al peor incendio forestal de su historia.

Frente a tanto dolor y a una desgracia semejante debemos mantener la esperanza, uno de los valores ineludibles a los cuales debemos aferrarnos en las duras situaciones que nos enfrentan.

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