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18/2/13, 13:09

En directa a la certificada

La gestión ambiental responsable es una condición básica para la sustentabilidad económica del negocio agrícola de largo plazo. Desde la Siembra Directa hasta la Agricultura Certificada, as claves que explican el éxito del campo argentino. La gestión ambiental responsable es un tema ineludible en la agricultura actual. No sólo por las exigencias de mercado, que cada vez demandan más productos amigables con el ambiente, sino como una condición básica para la sustentabilidad económica del negocio agrícola de largo plazo. En consecuencia, procesos, procedimientos documentados, auditorías y certificaciones dejaron de ser sólo conceptos elegantes, para ser una realidad tangible, que gana espacio en el campo argentino. En el ámbito local, la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) lidera un innovador programa de gestión agronómica y ambiental denominado Agricultura Certíficada (AC), que ya cuenta con varios campos certificados. Clarín Rural dialogó con los productores que marcaron punta para conocer beneficios y dificultades de ingresar a una normativa ambiental. "Es nuestra obligación hacer bien las cosas, y es una oportunidad poder mostrarlo y exponerlo objetivamente”, disparó Javier Amuchastegui, titular de Tecnocampo, una delas empresas que ya funciona en AC. Para javier, la certificación "brinda herramientas para una gestión agronómica y ambiental profesional, y a la vez permite mostrar a la sociedad la genuina sustentabilidad del manejo de nuestros campos". A lo que agregó: "No lo hago por la chapa, pero sí tengo claro que tener AC abre un nuevo horizonte de posibilidades. Por ejemplo, ya estamos capitalizando este beneficio en la compra de insumos con bonificaciones por estar en AC", destacó. En línea con esta visión, Guillermo Cabrini, propietario de ?‘La Madrugacla", primer campo en lograr la certificación AC, sostuvo que ??muchas veces, las buenas prácticas agrícolas se ponen en tela de juicio desde distintos sectores de la sociedad, tal voz por desconocimiento". Al respecto, la Madrugada, campo de la familia Cabrini, esta "muy cerca del pueblo de Arias y para nosotros es vital transmitirle a la Comunidad de la que somos parte que las altas productividades se dan en un marco de sustentabilidad ambiental", dijo. Por su parte, en Grupo Romagnoli la principal motivación para ingresar a AC fue incorporar ‘?una metodología de medición, y gestión de la información, que permita producir más, sabiendo que ecológicamente vamos por un buen camino", indicó Estefanía Dagna, responsable de calidad dei Grupo. Además, ?‘implementar AC permite una gestión agronómica eficiente, basada en mediciones y en la implementación de prácticas científicamente probadas, lo cual redunda en un claro beneficio interno por mejora de la eficiencía y la efectividad", destacó Daniel Peruzzi, gerente de producción de Grupo Romagnoli. En el caso de Caldenes S.A., segunda empresa en acceder a la certificación, a las razones anteriores se le suma una muy particular. La empresa una una raíz ganadera muy fuerte, y la agriculturización experimentada los últimos anos los llevó a preguntarse si el camino elegido era realmente sustentable. "Esto nos generó un desafio y en el ano 2007 se comenzó con las mediciones de indicadores físicos, químicos y biológicos, pero sin contar con un sistema de gestión asociado", destacó Gustavo Soto, gerente de producción de Caldenes. En 2009, de la mano de Mario y Alejandro Nardone, asesores de Caldenes. llegó la recomenciación de implementar AC. "Fue la herramienta que estábamos necesitando”. destacó Soto: ya que los protocolos y registros exigidos por AC permiten ir monitoreando los principales parámetros edáficos que hacen a la calidad y la salud del suelo.

Temores iniciales

Cuando un empresa se propone implementar un sistema de gestión de calidad, es común que surjan distintas preguntas en los diferentes niveles jerárquicos de la misma. Los cuestionamientos que a priori se manifiestan a nivel directivo están relacionados con los costos de implementación y el retorno de la misma, A su vez, surgen algunos puntos de conflicto y de duda principalmente en los primeros meses de implementación los que pueden resumirse en: dificultad de expresar en palabras cómo se hacen los procesos y documentarios, acostumbrarse a utilizar los registros definidos y no llevar una doble registración, eliminar malos hábitos arraigados culturalmente (por ejemplo. tirar envases vacíos en taperas o viejos estanques en desuso) y evaluar el desempeno de otro y ser evaluado, entre los más importantes. A su vez, es común que surja una sensación de estar haciendo algo superfluo, innecesario o más bien burocrático. Javier Amuchástegui destaca el poco oonocín?euto previo que existía en los miembros de la empresa respecto de la gestión de calidad. "No estamos acostumbrados a describir y contar lo que hacemos y cómo lo hacemos y mucho menos a dejarlo documentado", destacó Javier. Por lo tanto, para el titular de Tecnocampo resultó clave "el apoyo y acompanamiento recibido por el equipo de asesores”. Es más, "considero que nuestra dificultad en este tema puede ser la de muchos productores, por eso les recomiendo estar acompanados por personal idóneo en gestión de calidad", aclaró. Por el contrario, en lo que a implementación de buenas prácticas agrícolas y medición de indicadores mbientales “la tarea nos resultó más amigable ya que estamos acostumbrados a implementarlas”, agregó Andrés Laxague. En línea con esta visión, Estefanía Dagna, de Grupo Romagnolí, contó que "para superarlos temores iniciales es clave el liderazgo y la convicción de la dirección de la empresa y que una o dos personas se pongan el sistema al hombro al menos en el arranque”. En cuanto al proceso de implementación de AC, Soto, de Caldenes, destacó que es necesario romper viejos preconceptos. “Teníamos miedo que la documentación sea sinónimo de burocracia y papeleo sin agregado de valor, pero al hacerlo sentimos su utilidad y hoy no lo cambiamos por nada", destacó. "Tener que describir los procesos de siembra, fertilización, aplicación de fitosanítarios y cosecha, entre otros, obligó a los técnicos a sentarnos a discutir y consensuar criterios”, contó. Así, se dieron cuenta que cada responsable técnico productivo tenía cosas complementarias para aportar. El resultado final fue una mejora de la eficiencia de los procesos, y lo más importante "que el conocimiento queda en la empresa y es accesible a todos los miembros", enfatizó Laxague, de Tecnocampo. En el caso de La Madrugada el primer paso fue armar un diagnóstico inicial, " Encontramos así indicadores ambientales y de gestión que admitían un considerable margen de mejora, lo cualse constituyó en una oportunidad", precisó Cabriní. Apuntaron a aumentar la eficiencia promedio de la organización "pero de manera medible, comprobable y verificable, otorgando una calificación no sólo a las variables que intervienen en la construcción de un alto rendímiento potencial, sino ponderando otros indicadores más silenciosos pero no menos importantes y muchas veces olvidados por la mayoría de las empresas agropecuarias como son los que expresan la gestión ambiental, social y energética", destacó.

Los beneficios

Más allá, de las expectativas prevías que AC despertó en quienes toman las decisiones de estas cuatro empresas, todos coincidieron que los resultados reales y tangibles que la implementación de este sistema de calidad logró en cada una de ellas sobrepasaron cualquier proyección previa. Los productores que implementaron y certificaron AC destacan como beneficios tangibles la mejora en la eficiencia de los procesos, “no en términos de gastar poco o mucho, sino el correcto uso y dosificación de Ios recursos e insumos puestos en juego", destacó Cabrini. Además, se detectan deficiencias y debilidades en la estructura de trabajo, “lo cual permite abordarlo y resolverlo", agregó Laxague. Del mismo modo, al implementarse descubren y desarrollan capacidades que estaban ocultas u ociosas en algunos integrantes del Equipo de trabajo. Revisar y llevar a papel uno a uno los procesos productivos (siembra, cosecha, pulverización, deposición responsable de envases de agroquímicos) permitió descubrir etapas poco dinámicas, situciones con responsabilidades difusas y la existencia de dualidades (distintas formas de hacer una determinada actividad). "Al transparentar y mejorar los procesos internos se logró un aumento de la productividad, debido a que todos los componentes de la empresa saben lo que tienen que hacer y tienen con una orientación explícita para hacerlo de tal fonna de lograr la máxima eficiencia económica", precisó Soto de Caldenes. "En muchos casos, se produce un cambio cultural pronindo en las personas que se traduce en un trabajo más comprometido", contó Cabrini. Y agregó: "Los trabajadores, al involucrarse, pasan de ser receptores de lo que el dueno propone, a ser protagonistas y generadores de ideas". "Este nuevo salto en gestión que la empresa da, nos vuelve a posicíonar como pionera e innovadora, revalídando los valores y principios que nos dieron origen", remarcó Dagna. Pero, “le agregarnos una metodología para hacerlo de manera sistémica, en un proceso permanerrte de mejora continua y autosuperación", dijo la responsable de calidad de Grupo Romagnoli. Los beneficios también alcanzan a los prestadores de servicios. "En lugar de ser una carga o un lastre, las exigencias presentadas a los contratistas de siembra, pulverización y cosecha Se volvieron una oportunidad de mejora y una forma de entendernos mejor", aclaró Laxague. Esta interacción se vuelve un estímulo, predísponiendo a un mejor y más claro diálogo sobre las condiciones esperadas del servicio contratado. Los buenos resultados se evidencian en campos arrendados. De hecho, dos de los seis establecimientos certificados por Grupo Rornagnoli pertenecen a campos bajo arrendamiento. "AC, se ha convertido en una Carla diferencial a la hora de re­pactar los contratos de alquiler o bien de entablar una nueva relación comercial con aquellos propietarios preocupados por la conservación de la calidad de su campo", destacó Daniel Peruzzi. Queda aún el desano de capturar un valor adicional a partir de mejores negocios basados en el peso de la marca AC. Si bien ya hay empresas de semillas, fitosanitarios y maquinaria agrícola que están otorgando beneficios en la compra de insumos, con bonificaciones a productores certificados, falta concretar negocios que se traduzcan en mejoras de los precios o acceso preferencial a determinados mercados. “Es un camino en el que ya estamos trabajando y en el cual pronto habrá resultados tangibles", concluyó Juliana Albertengo, Gerente del Programa AC de Aapresid. La gestión ambiental en la agricultura es una necesidad, una responsabilidad ineludible y una oportunidad de negocios. Agricultura Certificada es una opción que muestra que recorrer este camino es factible sumando, además, herramientas para una gestión empresarial más precisa y efectiva.

Fuente: Clarín

   

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