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29/2/24 00:00

Enfermedades de soja: Panorama y estrategias de manejo integrado

Las enfermedades que más afectaron al cultivo en la campaña 22/23 en el nodo centro y las estrategias destacadas que dejó la jornada de la REM en 9 de Julio (Bs. As.) para enfrentar lo que viene.

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La jornada llevada a cabo en el campo experimental “Trybus” puso foco en el manejo de enfermedades de soja y contó con la participación de 70 asistentes y empresas.

El 27 de febrero en 9 de Julio, Buenos Aires, la REM y la Red de Nutrición Biológica de Aapresid, realizaron una nueva Jornada Testimonial a campo que puso foco en el “Sinergismo en el manejo de enfermedades en soja: fungicidas y biológicos”. Este encuentro apuntó a fortalecer los conocimientos y las estrategias para garantizar la salud y rendimiento del cultivo más importante de la escena nacional.

La previa: ¿Qué se vio en la campaña 22/23 en el nodo centro? 

Las Enfermedades de Fin de ciclo (EFC) se denominan así ya que poseen un periodo de incubación y latencia larga, manifestándose al final del ciclo del cultivo en etapas reproductivas. Se trata de patógenos necrotróficos, o sea que sobreviven en tejido muerto, y la fuente inicial de inóculo puede ser las semillas afectadas o el rastrojo infectado de años anteriores. Las EFC afectan principalmente a la superficie foliar, generando pérdida de masa fotosintéticamente activa y de rendimientos superiores al 10%. 

Las principales EFC a las que tuvieron que hacerles frente los productores socios de Aapresid del nodo centro en la campaña pasada fueron principalmente Septoria glycines (mancha marrón) y, en segundo lugar, Cercospora kikuchii (tizón de la hoja). Mientras que la que menos prevalencia tuvo fue Cercospora sojina (mancha ojo de rana -MOR-), patógeno con muy poco protagonismo en los últimos años. 

En una gruesa marcada por la sequía, solo un 40% de los productores aplicaron fungicidas foliares, mayormente del tipo de Triazol más Estrobilurina entre R3 y R4 (Fig. 1).

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Figura 1. Aplicación de fungicidas en soja en la campaña 22/23 en el nodo centro Aapresid. Fuente: REM-Aapresid.

Las emergentes de las últimas campañas

Dentro de las que vienen ganando terreno en los últimos años, el tizón bacteriano (Pseudomona spp.) y mancha marrón bacteriana causada por Curtobacterium (Fig. 2) merecen una atención muy particular ya que no existen controles químicos eficientes.

En esta campaña, el "subibaja" de condiciones climáticas afectó el ciclo de la soja. Aunque el comienzo fue adecuado, la mayoría de los lotes sufrieron estrés por sequía y calor en etapas reproductivas, impactando tanto en el cultivo como en el surgimiento de enfermedades. Con las recientes lluvias, es crucial proteger la masa foliar existente, ya que se prevén condiciones propicias para el desarrollo de enfermedades.

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Figura 2. Síntomas de tizón bacteriano, una enfermedad emergente en el cultivo de soja.

¿Sabemos manejar las enfermedades en soja?

El objetivo principal de la jornada era dilucidar cómo es un correcto manejo de enfermedades, teniendo en cuenta las herramientas para decidir cuándo y qué aplicar. La Ing. Agr. MSc. Cristina Palacio, docente de la UNNOBA y directora del laboratorio Sanidad Vegetal SIEF, fue la especialista invitada a clarificar estos interrogantes y las claves a tener en cuenta a la hora de hacerle frente a los patógenos de soja.

El enfoque se basó en la integración de la toma de decisiones, sabiendo que cuando se habla de enfermedades hay que tener en claro que es un desorden fisiológico que produce un estrés en el cultivo con la consecuente pérdida en el rendimiento. El mismo puede ser ocasionado por factores bióticos, como bacterias, hongos o virus, y suelen ser estos casos a los que se hace referencia al momento de hablar de manejo de enfermedades.

La llegada de las ansiadas lluvias de hace algunos días, sumado al estado fenológico del cultivo, ha generado un escenario propicio para el desarrollo de enfermedades en soja que no las venían pasando del todo bien. Ante este contexto, es fundamental comprender las principales amenazas y adoptar estrategias de manejo que sean efectivas y sustentables

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El primer concepto que debe quedar claro a la hora de hacer un diagnóstico es identificar correctamente qué está alterando el correcto funcionamiento fisiológico del cultivo, indicó Palacio. No confundir una enfermedad biótica causada por hongos, bacterias o virus de lo que son daños por fitotoxicidad de herbicidas, estrés por sequía, daños de sol, viento o granizo, entre otras causas de posible afectación de los lotes.

Para abordar estas enfermedades, se recomienda un enfoque de manejo integral que incluya:

  • Monitoreo periódico: evaluar la presencia y evolución de enfermedades de manera regular. Esto resulta clave para anticiparse a la toma de decisión, antes siempre es mejor.
  • Diagnóstico preciso: conocer al enemigo es vital para no errar en el manejo, tomar mejores decisiones que no impliquen costos innecesarios y siendo lo más sustentable posible.
  • Rotación de cultivos: considerando que muchos de los patógenos provienen de rastrojos de soja siempre es preferible reducir la carga de inóculos iniciales mediante una secuencia diversa de cultivos, alternándolos.
  • Uso de semillas libres de patógenos: garantizar la calidad de las semillas para prevenir la introducción de enfermedades, análisis de laboratorios completos nunca están de más para arrancar con el pie derecho.
  • Siembra de variedades tolerantes o resistentes: hoy existe la posibilidad de elegir el genotipo de mayor seguridad, más aún si los ítems anteriores son de difícil cumplimiento. Existen jornadas de variedades de soja que deben ser cita obligada para que el asesor conozca cómo se comportan y qué diferencias hay entre ellas.
  • Distancia adecuada entre surcos: cada variedad o grupo de madurez tiene su comportamiento supeditado a esto.
  • Aplicación de curasemillas y fungicidas foliares: establecer estrategias que integren controles a lo largo del ciclo del cultivo, inclusive con tratamientos preventivos para proteger el cultivo.

Control químico: ¿Qué mostró el demo de la Testimonial REM?

Uno de los desafíos del correcto manejo de enfermedades es determinar el momento oportuno para aplicar tratamientos químicos. Las lluvias llegaron tarde este año, y la falta de manifestación de síntomas en estadios avanzados del cultivo complica la decisión, generando preguntas cruciales sobre el uso de fungicidas cuando la campaña viene seca. ¿Vale la pena su aplicación en R5 si aparecen las lluvias? ¿Es sensato anticiparse con tratamientos esperando lluvias posteriores? ¿Qué productos son los más adecuados en cada caso?

Para Palacio hay tres cuestiones importantes a considerar: “el nivel de presión de la enfermedad, el estado fenológico y el potencial de rendimiento que tenga el cultivo en ese lote”. “Las mayores respuestas a la aplicación de fungicidas foliares se dan consistentemente en lotes de menor potencial, siempre y cuando la soja esté en un punto de no retorno”, señaló la especialista.

En la jornada se establecieron y recorrieron tratamientos de empresas que acompañan a REM y se evaluaron en relación a testigos absolutos, testigos químicos de diferentes tecnologías, y en diferentes momentos de aplicación.

Testimonial_5_29-02Tabla 1. Tratamientos evaluados en la jornada a campo llevada a cabo el 27 de febrero en 9 de julio, Bs. As. Fuente: REM-Aapresid.

Si se compara a los testigos absolutos con los tratamientos con aplicación de fungicidas se ve que existe un efecto positivo de su uso, donde la incidencia y severidad se vieron en principio reducidas, principalmente en el avance de Septoria. Es importante remarcar que las aplicaciones se efectuaron bajo un seguimiento del cultivo, con monitoreos permanentes y con umbrales de decisión. 

La herramienta de aplicación de fungicidas debe ser precisa, no se debe exigirle a un activo que haga todo el trabajo. “La característica propia del producto, como el momento y umbrales en que lo estemos usando, van a repercutir en el resultado final. La persistencia y eficiencia de un activo puede permitir adelantarse en los tratamientos, sabiendo que por ejemplo una carboxamida puede darnos 40 días de buen trabajo” explicó Palacio, remarcando que adelantarse siempre es más efectivo.

Otra gran conclusión que se desprende de este análisis es la importancia de considerar la suma en performance que se obtiene con controles tempranos, y que las aplicaciones tardías, si bien aportan al control y calidad de semilla, no son la mejor opción.

Una de las premisas que los asistentes se llevaron es la importancia de conocer cómo es el ciclo del cultivo, la arquitectura y porte de la planta, cuáles son sus virtudes y cuáles sus debilidades para poder manejarlos de una manera correcta. 

Por último, la especialista destacó que la clave para establecer estrategias ante cualquier adversidad está en el monitoreo permanente, y de esa manera poder anticiparse al desarrollo del patógeno y actuar en consecuencia.

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