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2/3/23 00:00

El uso de fungicidas en maíz tardío ayudaría a reducir las brechas de rinde en hasta un 16%

Un trabajo publicado por la Red de Maíz Tardío de Aapresid muestra que los fungicida para enfermedades foliares son una práctica estratégica para el cultivo.

En nuestro país se siembran 9,7 millones de hectáreas de maíz, el 77 % de esta superficie en las provincias de Bs. As., Sta. Fe, Cba. y E. Ríos. En las últimas dos décadas esta región ha experimentado importantes cambios tecnológicos. Uno de ellos fue el atraso en la fecha de siembra, de la tradicional temprana de septiembre-octubre a diciembre. 

Hoy las siembras tardías de maíz ocupan el 50% del maíz sembrado en la región templada, en especial adoptadas como estrategia para aumentar la estabilidad del rendimiento al ubicar el período de floración en condiciones de mayor probabilidad de lluvia y menor demanda evaporativa.

En maíz, las enfermedades foliares producen reducciones en el rendimiento que promedian el 9 % de la producción mundial. En el centro de Argentina las dos enfermedades foliares más relevantes son el tizón de la hoja y la roya común, causando pérdidas de rendimiento de maíz reportadas que varían de 20 a 40 % y de 10 a 20 %, respectivamente. 

El uso de híbridos tolerantes es una práctica muy recomendable para su control, al ser rentable, fácil de implementar y respetuoso con el medio ambiente. Sin embargo, esta “tolerancia” no ha sido desarrollada para todo el espectro de enfermedades. 

En este contexto, el uso de fungicidas es una decisión eficaz. Se sabe que la respuesta del rendimiento al uso de fungicidas depende de las condiciones que influyen en el desarrollo de la enfermedad, a través de las interacciones entre el medio ambiente y el manejo del cultivo.  

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Foto 1: Tizón foliar (Exserohilum turcicum) 

Respuesta al uso de fungicidas en maíz tardío y los factores que la determinan.

El uso de fungicidas en condiciones ambientales favorables para la enfermedad, promueven respuestas positivas en el rendimiento del maíz tardío. En la generación de un ambiente “favorable” a la enfermedad intervienen varios factores: sitio, fecha de siembra y condiciones climáticas. Las características del manejo - genotipo usado, nivel nutricional y densidad de siembra -  también son relevantes en la respuesta obtenida. 

Sin embargo, no está claro que combinación de ambientes y manejos favorecerá una mayor respuesta en rinde a la aplicación de fungicidas. La Red de Maíz Tardío de Aapresid publicó recientemente un trabajo en la revista científica European Journal of Agronomy donde cuantificó el impacto de la aplicación de fungicidas foliares sobre el rendimiento de grano en maíces tardíos e identificó las interacciones entre genotipo, manejo y medio ambiente que la modulan. 

Para ello se realizaron 21 ensayos multiambientales a campo durante 6 campañas, con 8–20 híbridos comerciales, evaluando tratamientos con dos niveles de fungicidas, y sin fungicida, para dos enfermedades foliares muy comunes: roya común y tizón foliar. La aplicación se realizó entre V8 y V12 con la mezcla comercial de Azoxystrobin 20 % + Cyproconazole 8 % a una dosis de 0,5 l/ha.

Se tomó registro de los niveles de tolerancia de los híbridos, condiciones ambientales reinantes, y severidad de ambas enfermedades. Se determinó el rinde final de cada tratamiento y su análisis económico considerando costos del fungicida, de aplicación y el precio del maíz. 

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Foto 2: Roya común del maíz (Puccinia sorghi)

Los resultados muestran una respuesta positiva en rendimiento al uso de fungicidas que promedió los 472 kg/ha (5,8 %). Esta respuesta se observó dentro de un rango de rendimiento de 4300 a 12.000 kg/ha. Así, se concluye que el uso de fungicidas puede reducir las brechas de rinde hasta un 16%, con una respuesta media de 5,8%.

Por otro lado, la respuesta a la aplicación de fungicidas igualó o superó el costo de la misma (estimado en 142 kg de maíz/ha o 25,5 USD/ha) en el 81% de los casos.

En cuanto a las condiciones ambientales, la temperatura media desde la siembra hasta V14 fue la condición que mejor permitió predecir la respuesta al uso de fungicida, aumentando 138 kg/ha por cada °C de incremento.. Esto puede explicar lo visto en el relevamiento de la REM 2021, que indica que en el norte de esta región se están utilizando fungicidas foliares con más frecuencia que en el sur. 

La susceptibilidad del genotipo no fue predictor relevante de la respuesta al uso de fungicida, contrariamente a lo que ocurre a campo, donde el productor suele basar su decisión de aplicación a la susceptibilidad del híbrido. Esto puede estar indicando una necesidad de unificar los criterios entre semilleros para caracterizar las susceptibilidad de los genotipos y pone en relevancia la información sobre susceptibilidad de los genotipos generada cada año por la Red de Maíz Tardío de Aapresid. 

El trabajo muestra que el uso de fungicidas es una práctica valiosa para reducir las brechas de rendimiento. Aun así, es importante resaltar que esta tecnología debe integrarse con otras estrategias en un programa de manejo integrado: como la rotación de cultivos, la eliminación de hospedantes alternativos y el uso de genotipos resistentes, entre otras. 

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