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2/3/23 00:00

No hay sequía sin arañuelas

En una campaña tan golpeada por la falta de agua, plagas como la arañuela roja complejizan aún más el panorama. ¿Qué decisión tomar?

La campaña 22/23 está marcada por las elevadas temperaturas y precipitaciones muy por debajo de la media, sumado a su dispersión irregular, con grandes diferencias en cortas distancias y hasta en lotes cercanos. Esta heterogeneidad se ve en los rendimiento, cuyos techos se derrumbaron y en algunas situaciones las pérdidas son totales.

Este escenario, en gran parte de los casos viene acompañado de ciertas plagas como los trips y las arañuelas, que en años normales suelen mantenerse a raya gracias a los enemigos naturales. Las altas temperaturas y la escasez de agua actúan:acelerando el movimiento de las colonias, aumentando la calidad alimentaria de la soja (las plantas estresadas por la humedad poseen una mayor concentración de nutrientes), deteniendo el desarrollo de hongos que se comportan como controladores biológicos (como Neozygites) y acelerando la alimentación y reproducción de la plaga a punto tal que los insectos y ácaros depredadores no pueden seguirles el ritmo. 

Según el último mapeo de la REM (realizado en una campaña también marcada por la seca) estos insectos estuvieron presentes en casi la totalidad del área agrícola central, donde cerca del 40% de la superficie relevada tuvo que de recurrir a tratamientos químicos, alcanzando en algunas provincias valores por encima del 60% como es el caso de Córdoba y Santa Fe.

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Mapas REM: Proporción de superficie tratada de trips y arañuelas. Campaña 21/22.

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Estrategias de control

Centrándonos en la arañuela roja (Tetranychus sp), se continúan observando ataques severos  generalizados en diferentes zonas del país y, al ser una especie polífaga, en varios cultivos además de soja. Se trata de una plaga de alto potencial reproductivo, con intervalos generacionales cortos lo que hace que no se pueda perder de vista a la hora del monitoreo, ya que afectan la capacidad fotosintética de las hojas pudiendo provocar su caída prematura. Estos artrópodos causan daño al introducir su aparato bucal en los tejidos de las plantas. 

Si bien no se cuenta con un umbral de daño definido en nuestro país, algunas bibliografias aseguran que cuando la estructura foliar de la soja adquiere una coloracion verde palido con moteados amarillos y el numero de arañuelas ronda los 7 individuos/cm2 de hoja, el cultivo ya sufre perdidas de rendimiento. 

Afortunadamente, existen algunas recomendaciones “más prácticas” que ayudan en la decisión de aplicar: si las colonias comienzan a ascender al tercio medio de la planta y/o si se detecta la formación incipiente de tela en sus foliolos, o síntomas iniciales de amarronado en el tercio inferior, es horda de controlar.

Ahora bien, en esta campaña atravesada por tantos obstáculos, la decisión de aplicar no pasa por esta única variable: estado general del cultivo, fenología, perspectiva de rinde,  pronóstico climático y, obviamente, precios, son algunos de los factores a incluir en la ecuación.

¿Fallas de control?

Para el control de esta plaga no existen demasiadas alternativas, lo más frecuente y conocido es la abamectina en diferentes marcas y formulaciones, de comprobada eficiencia y residualidad (7 a 10 días).  Este activo pertenece al grupo químico pentaciclona (MoA IRAC Grupo 6). Tiene una baja solubilidad acuosa y no es volátil, y actúa paralizando el sistema nervioso: los individuos plaga quedan inmóviles tras ingerir la sustancia, dejan de alimentarse y acaban muriendo. En general, ocurre en un plazo de 3 a 4 días para alcanzar la máxima eficacia del tratamiento. En la planta tiene movimiento translaminar y una sistémica localizada.

En esta última campaña se han reportado algunos controles ineficientes, alimentando el fantasma de la resistencia. Sin embargo, desde REM se remarca la necesidad de prestar especial atención a la aplicación, pudiendo estar allí la causa de las fallas en los tratamientos.

La eficiencia de control de este activo está muy asociada a la condición general de la planta al momento de la aplicación. El estrés generalizado que atraviesa el cultivo esta campaña hace que su estado no sea el mejor, sumado a la altísima presión de la plaga.

Otro factor clave es el momento en que se realiza la aplicación, ya que es un producto muy fotolábil (se deteriora por la luz) por lo que se recomienda no realizar el tratamiento a pleno sol y optar por horarios nocturnos, a la tardecita o a la mañana temprano.

Asimismo, la baja solubilidad  en agua del activo puede provocar distribuciones desuniformes sobre las superficies aplicadas, por lo que hay que tener cuidado en el armado de la mezcla y utilizar coadyuvantes.

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