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15/5/23, 00:00

Legumbres de invierno, ¿cómo incluirlas en la rotación?

La diversificación de los sistemas hace que las legumbres pisen cada vez más fuerte dentro de las alternativas de invierno. En esta nota, conocé los principales tips de manejo.

legumbresinvierno

El complejo de legumbres invernales cuenta con especies como arveja, garbanzo, lenteja y poroto que, además de tener buen comportamiento agronómico, contribuyen a la diversificación de rotaciones granarias y a la sustentabilidad de los sistemas de producción. 

En los últimos años, la demanda mundial de legumbres ha aumentado y se prevé que en el futuro continúe esta tendencia. Argentina posee excelentes condiciones agroecológicas para su producción y un marcado perfil exportador con oportunidad para abastecer a los mercados más exigentes. 

Las tres Niñas consecutivas que afectaron al país han reducido notoriamente la superficie implantada en la campaña pasada 22/23. No obstante, con algunas recargas de agua en los perfiles y prácticas de manejo acertadas es posible revertir ese número y recuperar presencia en los mercados internacionales. 

Con un poco de agua y almanaque en mano

“En el caso de garbanzo, lo ideal sería llegar a la siembra con un 80% de capacidad de campo (CC)”, explica Ariel Masgrau, socio Aapresid de la zona de Montecristo, Córdoba, en entrevista con Agenda Aapresid. Pero a veces, en función del precio de mercado, uno puede ir resignando un poco de potencial sin perder rentabilidad. En años secos, como éste, es posible plantear un cultivo en secano con un 60% de CC, que representan unos 150 mm. 

En el caso de la arveja, es posible largarse a sembrar con unos 100 mm de agua en el perfil. Gabriel Prieto (INTA) explica que, al tratarse de un cultivo de ciclo corto, con siembras de junio a julio (en zona Núcleo), el mayor consumo hídrico en septiembre, donde es esperable la recarga por lluvias. Es decir que, unos 250 mm pueden ser suficientes para la exploración radicular de la arveja en el primer metro de profundidad y lograr un buen  cultivo.

Es clave acompañar con lotes limpios, bien drenados, sin problemas de encharcamiento y una correcta elección de fechas de siembra (FS). Este último punto permite ubicar el período crítico para escapar a las heladas tardías en período reproductivo y las temperaturas superiores a 25 °C que resienten la tasa de crecimiento. 

Fijación biológica de nitrógeno y fertilización: dos aliados estratégicos

El servicio ecosistémico que ofrecen estas legumbres es la capacidad de fijar nitrógeno del aire. Es por ello que el agregado de bacterias fijadoras (Rhizobium) por medio de inoculantes en semillas es la condición ‘sine qua non’ para la máxima eficiencia. Así, la fertilización nitrogenada suele ser aplicada a la siembra y en cantidades mínimas ya que en las demás etapas del cultivo las necesidades son cubiertas gracias a la fijación biológica en raíces.

Por otro lado, las deficiencias de fósforo deben estar bien cubiertas, ya que ayuda de manera indirecta a la fijación al aumentar el peso de los nódulos de Rhizobium; además de favorecer el desarrollo radicular, del tallo, la floración y por ende, la producción. Se estiman unos 5 kilos de P2O5 por tonelada de grano producido en arveja y 8 kg en garbanzo.

¿Cómo cuidar la salud de los cultivos?

Las principales enfermedades que afectan a estas legumbres son del tipo vasculares, para lo cual no hay demasiado control químico y donde la resistencia genética no está desarrollada. Los complejos de hongos formados por Fusarium, Pythium y Rhizoctonia son los más problemáticos en años húmedos y muy difíciles de eliminar. Las enfermedades de fin de ciclo también suelen ser muy explosivas y generar daños irreversibles. 

Conocer la historia del lote y evitar ciclos repetidos de legumbres, facilita el control no químico. Los monitoreos, las detecciones tempranas y aplicaciones a tiempo reducen significativamente su incidencia.

Algunos datos sobre la comercialización

Europa, Estados Unidos y Canadá son los mercados más exigentes en calidad comercial para consumo humano. Para estos specialities, la trazabilidad del producto, los residuos fitosanitarios en grano y los parámetros de calidad son determinantes del precio. 

Como los volúmenes exportables son muy chicos, no existe el mercado de futuros para estos productos y el precio se negocia entre las partes. Por eso es importante acercarse a los exportadores, que son jugadores ávidos de asociarse con productores y conseguir volúmenes. 

De hecho, es la figura del exportador quien muchas veces aporta la genética - a través de convenios con criaderos de semillas - y ofrece estos insumos al productor. Esto es muy importante en años como éste, donde la disponibilidad de semilla será una limitante muy grande.

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