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27/3/24, 00:00

Maíz y soja en el oeste de Córdoba: ¿cómo el ambiente afecta la productividad?

En la jornada de la Regional Aapresid Del Campillo se presentaron fundamentos para saber dónde conviene ubicar el periodo crítico de los cultivos según cada ambiente.

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La Regional Aapresid Del Campillo lideró en Mattaldi (Córdoba) su jornada UPA “Un Productor en Acción”. La misma tuvo lugar en el establecimiento “EL JAQUE” y contó con la presencia de cerca de 130 asistentes entre asesores, productores, alumnos de colegios agropecuarios y empresas. 

El foco del encuentro estuvo en la aplicación de tecnologías de procesos para sostener y mejorar la productividad y estimular la actividad biológica y de los suelos. 

Una de las disertaciones se dio en torno a una enorme calicata y estuvo a cargo del Dir. Académico del Programa Sistema Chacras Aapresid, Rodolfo Gil, quien ahondó en conceptos de salud del suelo y su impacto en la productividad del sistema

Otra de las estaciones estuvo liderada por la especialista en ecofisiología de cultivos Claudia Vega (INTA Manfredi), quien habló de los principios ecofisiológicos para entender la respuesta de los cultivos a la calidad del ambiente, y brindó tips para potenciar rindes en maíz y soja en la zona.                              

Ecofisiología de los cultivos: el primer paso para la toma de decisiones

“Los ambientes son diversos y complejos, pero contamos con mucha información para lograr una buena caracterización y mejorar la toma de decisiones”, explicó Claudia Vega. El primer paso es concentrarse en el período crítico (PC), que es cuando se determina el rinde y que está directamente relacionado con la fecha de siembra. 

Luego, habrá que conocer la disponibilidad de recursos ambientales durante ese PC y cómo impactan sobre el cultivos. Un recurso crucial - sobre todo en zonas como el suroeste cordobés - es el agua disponible, que condiciona drásticamente la productividad. “En este sentido, hoy contamos con mapas que muestran la necesidad hídrica de los distintos cultivos en las diferentes etapas del desarrollo. “En base a esta información, teniendo en cuenta el pronóstico de lluvias en mm en esos meses y los mm que tengo guardados en mi caja de ahorro (acumulados en el suelo) para que el cultivo utilice en su floración”, cerró Vega.

También hay herramientas para conocer otras variables ambientales. Un ejemplo son los mapas del Servicio Meteorológico Nacional de radiación solar, temperatura, precipitaciones, etc.. Así por ejemplo, cuanto mayores sean los niveles de radiación durante el PC mayores serán los rindes. Lo inverso pasa con la temperatura: cuanto mayor sea esta durante esa etapa, más corto será el PC y menor el rendimiento 

CLAVES PARA SOJA

Vega hizo luego un repaso de claves a tener en cuenta en la zona para lograr buenas performances en maíz y soja. En términos generales, “la eficiencia lograda en el cultivo está determinada por kilos de grano producidos por milímetro (mm) de agua”, explicó. 

“En el caso de soja, este consumo dependerá de la fecha de siembra (FS), porque con el manejo le cambiamos la duración del ciclo, siendo el cultivo de soja muy sensible a las horas de luz del día”, explica Vega. 

Sin embargo, en soja hay que tener cuidado cuando se apunta a retrasar la FS en busca de más disponibilidad hídrica, ya que si se demora la siembra sin ajustar un grupo de madurez (GM) acorde, corremos el riesgo de acortar mucho el ciclo y perder rinde, aun con buena agua disponible en el perfil.   

“En esta zona, lo mejor que podemos hacer cuando nos falta el agua es colocar el PC hacía inicio de febrero , para maximizar el rendimiento”, apuntó Vega. Este manejo ganador permite lograr un periodo crítico más largo (porque está censando horas de luz), con más captura de radiación y con llenado de granos ubicado en un mejor ambiente.

En otra línea, Vega comparó la performance de soja vs.maíces tardíos en años complicados. “En campañas difíciles como la anterior, los modelos probabilísticos que incluyen 30 años de estudio en la zona cordobesa, los rindes en soja caen más abruptamente que los de maíz tardío. No pasa lo mismo cuando se comparan con maíces tempranos, cuyo rinde se resiente mucho más que el de la leguminosa, que resiste mejor años difíciles”. 

CLAVES PARA MAÍZ

Vega advirtió que en maíz, hay mapas que sustentan que si hacemos las cosas bien - sobre todo con respecto a la utilización del agua disponible - en la zona de Córdoba se pueden obtener rindes de 13 a 15 tn/ha.

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En cuanto a maíces tardíos como opción frente a soja en años complejos, Vega detalló algunas ventajas que justifican la decisión.

Lo primero es la duración del ciclo. En el caso de la soja sembrada en noviembre y cosechada en marzo-abril, la duración del ciclo es más largo que en el maíz, por lo que consume más recursos ambientales

En  otra línea está la fecha de siembra. La soja es más sensible a retrasos en esta fecha, ya que va percibiendo el acortamiento de los días, lo que afecta directamente el rendimiento. En el maíz las horas de luz no cambian la duración de sus fases.

Por otro lado está el consumo de nitrógeno (N): la soja necesita mucho N, y con perfiles secos se afecta drásticamente la fijación biológica de este nutriente. El maíz aprovecha mejor las distintas fuentes nitrogenadas y el proceso de removilización de asimilados desde la caña es una ventaja fisiológica sobre la soja que le da estabilidad cuando hay estrés en estadios avanzados.

Como puntos críticos a no descuidar en maíz, destacó en primer lugar la uniformidad del canopeo para evitar diferencias entre plantas, que generan competencia y priorizan el desarrollo de la caña en detrimento de la espiga.

En cuanto a densidad óptima de siembra, esta depende del ambiente. Pero advirtió que bajas densidades no se traducen en mayores rendimientos. Para maximizar el rendimiento se sacrifica, en alguna medida, el rendimiento de la planta individual, pero el objetivo es optimizar la superficie a nivel de hectáreas, es decir, contar con más cantidad de espigas - y por ende de granos- por hectárea.

Sin embargo, el aumento de la densidad va de la mano con el aumento en la fertilización. “Si quiero ver respuesta a la densidad de plantas y pongo más individuos, necesito darle más comida, tengo más comensales” destacó la ingeniera.

Para cerrar, la especialista de INTA advirtió que “Córdoba tiene muchísimo potencial y no lo está explorando, hay brecha”. El desafío está en analizar por qué no estamos logrando esos rendimientos potenciales, y estos encuentros regionales de productores son clave para lograrlo.

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