ASOCIATE TIENDA AAPRESID |

12/6/20 10:51

Manejo de resistencia ‘no específica’ a herbicidas

La detección y manejo de este tipo de resistencia tiene sus bemoles. Marcos Yanniccari de CONICET nos acerca algunas respuestas prácticas.

La resistencia a herbicidas puede producirse por dos mecanismos: relacionados al sitio de acción o no relacionados al sitio de acción. El primer tipo de resistencia, también llamada de sitio activo, se origina por modificaciones en el sitio de acción afectado por el herbicida. La segunda, también conocida como resistencia por exclusión o no-sitio activo, se origina por mecanismos que limitan o reducen la cantidad de herbicida que llega al sitio de acción, ya sea por disminución de la penetración en la planta, menor translocación, o incrementos en los niveles de secuestro-metabolización del herbicida.

La resistencia de sitio activo es más fácil de manejar, a través de prácticas como: dejar de usar el herbicida en cuestión, cambiar el modo de acción, mezclar herbicidas de diferente modo de acción o incorporar alternativas de control no químicas.

Pero cuando nos enfrentamos a un posible caso de resistencia no-sitio activo el panorama se complejiza, ya que los mecanismos que adquiere la maleza para detoxificar un herbicida son poco específicos y, por tanto, le permiten degradar una amplia gama de productos.

 

¿Cuándo sospechar de una resistencia no-sitio activo?

Según el especialista de CONICET Marcos Yanniccari, “podemos sospechar de la presencia de esta resistencia cuando los escapes siguen apareciendo aún al rotar herbicidas de diferente modo de acción”. También son mayores las chances cuando se trata de herbicidas que muestran selectividad en cultivos relacionados a la maleza.

Un tercer elemento es la respuesta a dosis altas. “Las altas dosis saturan la capacidad de la maleza de detoxificar el producto y, por tanto, se observa buen control. Esto no ocurre en las resistencias sitio activo, siendo un indicio para sospechar de una resistencia por detoxificación”.

Cuando el nivel de control cambia según el ambiente, es probable que estemos ante una resistencia no-sitio activo. “El aumento de las temperaturas aumentan las tasas de detoxificación del herbicida”.

Un último indicio es la dificultad para controlar los escapes con otros herbicidas. “Si fallamos con un post-emergente, difícilmente logremos controlar escapes con otros postemergentes”.

 

¿Cómo controlar?

En esta línea, Yanniccari nos acerca algunas estrategias prácticas para lidiar con el problema. En estos casos las herramientas no químicas son muy valiosas. El retraso de la fecha de siembra es una de ellas, ya que el control de estas malezas es más difícil en post-emergencia. El ajuste del sentido o disposición de la siembra, al igual que de la densidad son clave. “Mayores densidades de siembra sobre manchones de raigrás mostraron ser eficaces para su control”.

Los cultivos de servicios (CS) son un aliado interesante para lidiar con esta resistencia. Por último, pero esencial, es fundamental ajustar la fertilización nitrogenada de manera de favorecer cultivo y no la maleza. “Es preferible no fertilizar a hacerlo mal”, sentenció Yanniccari. Ante presencia de raigrás resistente, el trigo debe fertilizarse con 2-3 hojas. Nitrógeno que se aplica en macollaje se lo lleva la maleza.

 

 

Antes de que te vayas,
¿te gustó este contenido?

Aapresid.

¡Muchas gracias!

Hablemos!