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12/2/14 10:53

¿Quién cambió el menú?

Spodoptera cosmioides, una nueva invitada a la mesa de la soja. 

La mayoría de las orugas tradicionales serán obligadas a retirarse del restaurante sojero argentino, porque las nuevas variedades Bt les caen indigestas. Pero parece que puede haber una nueva lista de invitados…

Cuando ya se había generalizado el uso de maíces genéticamente modificados (Bt, Hx, Powercore), la soja transgénica con tolerancia a lepidópteros hace su debut en la agricultura argentina. Orugas, como la clásica medidora, la falsa medidora, la problemática bolillera, la siempre presente Anticarsia y otras menores como la gata peluda, el barrenador del brote y la isoca de la alfalfa, parece que ya no serán problema.

Así como las plantas Bt (Bacillus thuringiensis) son eficientes para evitar danos de sus plagas objetivo (dominantes en el nicho ecológico), su desaparición o disminución poblacional, la reducción en el uso de insecticidas con la adopción de esta tecnología y el posible efecto de estas plantas sobre los controladores biológicos, podrían indirectamente favorecer el "brote" de plagas no blanco, las cuales deberán ser constantemente monitoreadas para conocer la evolución del nuevo escenario.

Hay al menos 4 cuestiones que tienen que ser vigiladas con la introducción de la soja Bt en Argentina:

a) Efecto sobre especies naturalmente no susceptibles a la expresión de la toxina Bt Cry1Ac,
b) Impacto sobre el nicho ecológico y las relaciones de parasitoides y predatores del anterior sistema con el nuevo medio,
c) Aumento de la densidad de otras plagas, como chinches, por menores tratamientos en las etapas vegetativas del cultivo,
d) Posibilidad de generación de resistencia de las orugas susceptibles a los nuevos materiales.


a) Las especies no susceptibles a la soja Bt

La susceptibilidad de la soja Bt que contiene la proteína Cry1Ac que está siendo introducida en Argentina, afecta a la mayoría de las especies de orugas comunes en este cultivo en nuestro territorio. Sin embargo esta proteína (tóxica para las larvas), al menos en las concentraciones de los materiales actuales, tiene poco efecto sobre otras especies. Las dosis o concentraciones a las cuales son susceptibles distintas especies han sido estudiadas en Brasil habiendo una gran diferencia de tolerancia en las especies del género Spodoptera (100 veces menos susceptibles que Anticarsia). 

cuadro plaga

En los últimos anos, la ocurrencia de orugas del género Spodoptera está en aumento en el cultivo de soja. A la conocida Spodoptera frugiperda (la cogollera del maíz) se agrega Spodoptera cosmioides (la oruga del yuyo colorado), cada vez más frecuente.

Hubo confusiones sobre la verdadera identidad de esta especie. Se la determinó inicialmente como Prodenia ornithogalli o Spodoptera latifascia, pero estas especies, muy similares, solo habitan en el hemisferio norte. Las líneas actuales de investigación consideran que la especie que coloniza cultivos de soja en Brasil, Paraguay, Bolivia y el noroeste Argentino es Spodoptera cosmioides.

El adulto es una polilla robusta, de casi 40 mm de envergadura alar, siendo diferentes los machos que las hembras. Las hembras poseen coloración parda con disenos blancos en las alas anteriores y alas posteriores blancas. Los machos presentan las alas anteriores amarillentas con disenos oscuros. Las hembras son capaces de colocar hasta 500 huevos por día en condiciones favorables, colocados en la cara inferior de la hoja cerca de la nervadura central, en el estrato medio de la planta, dispuestos en dos o más capas superpuestas formando una masa de 20-300 huevos. Están recubiertos con escamas grises o rosadas para su protección, siendo muy similar a la postura de la cogollera (Spodoptera frugiperda).

La larva tiene entre 6 o 7 etapas de desarrollo, hasta 8 en soja, lo cual puede significar una menor adecuación de este cultivo para el desarrollo de las larvas. Las orugas recién eclosionadas tienen coloración marrón clara con cabeza negra, presentando un abultamiento entre el tórax y el abdomen, el cual luego de los primeros estadios va desapareciendo. En su último estadio la longitud varía entre 40- 45 mm., son larvas robustas, con la cabeza más pequena que el cuerpo, con 3 líneas longitudinales en el dorso de color naranja (una línea central discontinua y dos laterales), con puntos blancos.

Sobre estos puntos blancos se observan triángulos negros apuntando hacia el dorso del insecto. En cada segmento abdominal, sobre las líneas exteriores hay dos manchas triangulares blancas y presentan una franja oscura entre el tercer par de patas torácicas y el primer par de patas falsas abdominales y otras dos franjas en las extremidades finales del abdomen. A la vista presentan un aspecto aterciopelado. El período larval de Spodoptera cosmioides varía entre 13 y 28 días con temperaturas entre 22 y 30 °C. Las pupas presentan el patrón común de los noctuidos y son encontradas en el suelo, siendo de color castano, sin pelos y brillosas.

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Las larvas son caníbales desde los estadios iniciales (aunque hay publicaciones que afirman lo contrario), y de hábito gregario en etapas tempranas. Generalmente se las encuentra en el estrato medio de la planta, son de movimientos lentos y escaso desplazamiento y al ser perturbadas reaccionan lentamente dejándose caer y luego enroscándose.

Come las hojas desde el borde hacia el interior, o realiza huecos respetando las nervaduras más gruesas. En etapas reproductivas del cultivo se alimenta de vainas, siendo éstas preferidas por sobre las hojas en las larvas más desarrolladas.

El desarrollo más lento de las larvas lleva a un mayor consumo, permaneciendo más tiempo en el mismo lugar de alimentación. Diversos autores compararon el potencial de consumo foliar de diferentes lepidópteros plagas en soja, verificando que S. cosmioides es capaz de consumir el doble de área foliar que Anticarsia gemmatalis, Chrysodexis (=Pseudoplusia) includens y Spodoptera frugiperda. 

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Climas lluviosos y altas temperaturas favorecen sus brotes poblacionales, por lo que su colonización se espera que sea más importante en el litoral y la región norte de nuestro país.

La escasa sensibilidad a los materiales de soja Bt (Cry1Ac) puede influir en la selección de individuos de esta especie, que a largo plazo pueden tener mayor ocurrencia en los cultivos, ya que es una especie que tiene una amplia gama de hospedantes, con excepción del maíz, presentes durante todo el ano, pudiendo migrar entre ellos.

Ya hubo en anos anteriores algunos casos de necesidad de control de esta oruga en el norte de Argentina. A pesar de que los marbetes no marcan diferencia en dosis de distintos productos y en la mayoría ni siquiera figura, se sabe que es más tolerante a las dosis convencionales de otras orugas. En Brasil hay datos de que solo se pueden lograr controles satisfactorios con el doble o más de dosis que para las orugas comunes.

b) Impacto sobre el nicho ecológico

Las relaciones entre los distintos organismos de un sistema se conocen con el nombre de “nicho ecológico”. Al desaparecer o ser menos frecuentes las orugas que se alimentan de la soja, los controladores biológicos quedarán sin alimento y sus poblaciones se verán muy reducidas. Esto puede favorecer a insectos que eran bien controlados por esos enemigos naturales y no aparecían como plagas principales, teniendo muchas posibilidades de pasar a tener un protagonismo más importante.

c) Incremento de otras plagas

Al disminuir o desaparecer los tratamientos insecticidas para controlar orugas en las etapas vegetativas de la soja (sobre todo de piretroides y fosforados), pueden “dispararse” otras plagas como las chinches, tal como ocurriera en Brasil. Estos tratamientos también controlaban infestaciones tempranas o poblaciones bajas de chinches que darían origen a infestaciones más severas en etapas reproductivas. El incremento de chinches hacia el final del cultivo es un problema, ya que la eficiencia de los tratamientos se relaciona directamente con la densidad de población. Mas alta la densidad, menos eficientes los controles.

d) Generación de resistencia

Se sabe que muchas especies de orugas generaron resistencia al Bacillus thuringiensis muy rápidamente. De allí deriva la proteína tóxica incluida en los materiales Bt, y la exposición repetida a estas proteínas podría llevar a una selección de fenotipos resistentes de algunas especies como las medidoras y Anticarsia. Por ello la implementación de refugios se torna imprescindible.

La mesa de la soja se sirve ahora con otro menú. Muchas especies no van a ir a comer más allí. Hay muchas sillas vacías. Y cuando se encuentren hojas con defoliación tal vez la pregunta será: ¿Quien se “cosmió” la soja?.

Fuente: 
¿Quien cambió el menú? Spodoptera cosmioides, una nueva invitada a la mesa de la soja. Ing. Agr. Daniel Igarzábal, Ing. Agr. María Celeste Gálvez. Docentes de las Cátedras de Protección vegetal y Zoología Agrícola de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Católica de Córdoba.

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