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5/9/14 15:35

Sustentabilidad y estabilidad de agregados

Los contenido de M.O de suelo en la región semiárida pampeana, se encuentran entre los más bajos (1 a 2%). Esta condición, expresa la “fragilidad” que poseen los suelos de la región. ¿Es el suelo quien debe “pagar”, una vez más, nuestra falta de rentabilidad? 

El concepto de Sustentabilidad a partir del Informe Brundtland ( ex primer ministra noruega, 1987), contrasta la postura de desarrollo económico actual con el ambiente, Analiza, critica y replantea políticas de desarrollo económico globalizador, reconociendo que el actual avance social se está llevando a cabo a un costo medioambiental alto.

El informe fue elaborado por distintas naciones en 1987 para la ONU (informe “Our Common Future”). En este informe, se utilizó por primera vez el término desarrollo sostenible (o desarrollo sustentable), definido como aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones. Implica un cambio muy importante en cuanto a la idea de sustentabilidad, principalmente ecológica, y a un marco que da también énfasis al contexto económico y social del desarrollo.

El Papa Francisco I, en su primer homilía como sumo Pontifice, dice, haciendo referencia al manejo de los recursos naturales, "Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos custodios de la Creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de la destrucción y de muerte acompanen este mundo nuestro". Por su parte Investigadores e Instituciones Estatales y ONG de nuestro país, desde hace mas de 20 anos, vienen alertando la constante degradación de nuestros suelos, medidos en términos de erosión, particularmente en la pradera pampeana, monocultivo, perdidas de carbono, nutrientes y bajos niveles de eficiencia hídrica en la producción de granos.

No menos alarmantes son los balances negativos de nutrientes que el Inta y el Ipni, alertan en las regiones agrícolas por excelencia.(Cardone, Garcia, y otros). Por su parte, Galantini en su informe Materia Orgánica y Fertilidad de los suelos, expresa que el balance de carbono entre los flujos de entrada y salida, determinará el contenido de MO del suelo. Cada ecosistema tiene su capacidad de generar, incorporar y mantener esa energía en forma de MO, que va a depender de la disponibilidad de agua, del aporte de nutrientes del suelo, el clima y características de la vegetación. El hombre tiene la capacidad de alterar esos flujos en uno u otro sentido……. la MO del suelo es un prerrequisito para la formación del suelo tanto como para mantener su fertilidad y productividad.

Ella determina los ciclos del C y del N a través del suelo – planta – atmósfera, con lo cual incide directamente sobre la nutrición de las plantas y los niveles del CO2 atmosférico. Afecta las propiedades químicas, físicas y biológicas del suelo, regulando la calidad del agua, la estructura y estabilidad del suelo, la dinámica de contaminantes, etc. La disminución de la MO inicialmente beneficia la producción de los cultivos, como resultado de la liberación de grandes cantidades de nutrientes.

Sin embargo aparecen efectos negativos cuando la disminución de la MO cae por debajo de ciertos umbrales, de forma tal que los nutrientes liberados no alcanzan a satisfacer las necesidades de los cultivos y las propiedades físicas comienzan a ser adversamente afectadas.

Los contenido de MO de suelo en la región semiárida pampeana, se encuentran entre los mas bajos (1 a 2%) de la pradera pampeana y asociados a texturas Franco – arenosas a arenosas, donde los contenidos totales de arena resultan altos, (65% al 85%). Esta condición, expresa la “fragilidad” que poseen los suelos de la región. De esta materia orgánica total, solo la MO Joven es la principal responsable de la disponibilidad de nutrientes, de la fertilidad física asociada a la misma y de la formación y estabilización de macroagregados .

El resto de las partículas de MO, asociadas a los coloides inorgánicos (fracción granulométrica mas fina) forman AGREGADOS mas o menos estables, responsables de formar estructuras porosas donde se almacena al agua, crecen las raíces de los cultivos y viven los microorganismos responsables de la mineralización de los nutrientes, de la fijación simbiótica, de la transformación de la materia orgánica en humus, entre otras funciones. Podría inferirse que un suelo goza de buena salud, cuando la cantidad y calidad de sus agregados es estable. Escasos aportes de MO, generan en el mediano plazo AGREGADOS INESTABLES, con perdidas por erosión, escasa porosidad, encharcamiento, escorrentía, dificultades para el desarrollo radicular, baja actividad biológica que finalmente se traduce en bajos rindes y/o rindes poco estables. Las ciencias agronómicas asociadas al suelo, han desarrollado tecnologías en los últimos 30 anos que permiten PRUDUCIR CONSERVANDO el recurso suelo.

Técnicas como la Siembra Directa comparada con Siembra convencional, han demostrado que al cabo de 7 anos y 10 cultivos logran incrementar en forma significativa la cantidad de agregados mayores a 2mm de los horizontes superiores en suelos Haplustoles Enticos de la zona de Dorila, Gral Pico, La Pampa (Quiroga, Ormeno y col.1995).

Por su lado en la misma experiencia, al cabo de tres anos de instalados los ensayos, SD, mostró disponibilidades de Nitratos similares a los de convencional, con tendencia crecer en los próximos anos a favor de la directa. La densidad aparente disminuyó, mejoró la infiltración, arrojando niveles de resistencia a la penetración altamente compatibles con un adecuado desarrollo radicular. Por su parte se observó una redistribución de la materia orgánica y una leve mejoría en el balance de Carbono, contrastando con pérdidas del mismo elemento en labranza convencional.

Fue contundente en la misma experiencia que la rotación de cultivos con gramíneas bajo siembra directa, incrementó los aportes de rastrojo, controló la erosión, permitió sembrar en momentos optimoss independientemente de lluvias oportunas y mejoró el control de malezas al generar condiciones adversas para el desarrollo de las mismas. Por su parte al comparar el costo energético (energía fosil/ha) de cada sistema, siembra directa fue levemente mayor, pero altamente compensado por los rendimientos crecientes que se obtuvieron bajo ese sistema. Finalmente la SD, logró crear condiciones para que suelos clasificados como clase III e o Clase IV e con destino solo ganadero por el riesgo a erosión, pudieran, a través de la cobertura, pasar a ser suelos agrícolas. Ejemplos en el sur de San Luis, Córdoba y norte de La Pampa me eximen de mayores comentarios.

En los últimos tiempos, he escuchado propuestas que plantean volver al pasado. Retomar las labranzas afectando la ESTABILIDAD DE LOS AGREGADOS, el logro más importante que a través del tiempo hemos procurado. Los argumentos no son muy sólidos, (todos sabemos que nunca faltan argumentos para construir verdades relativas) sin embargo resulta claro que no contemplan el mediano y el largo plazo, al menos para nuestros frágiles suelos. Es importante reflexionar, antes de “engrasar” las rastras dobles, los rastrones y la reja (con perdón de la palabra) sobre algunos de estos aspectos.

¿Es el suelo quien debe “pagar”, una vez más, nuestra falta de rentabilidad?
¿Se tiene conciencia del tiempo que lleva construir agregados y en contra posición, la velocidad con que se deterioran al hacer uso de las labranzas? (segundos, lo que tarda en pasar un implemento)
Las empresas que opten por labranzas convencionales, ¿están seguros que la causa de la falta de rentabilidad es la adopción de la siembra directa como sistema de labranzas y en tal caso están dispuestas a afrontar la reparación del sistema, en épocas de bonanzas?
Si la falta de capital, en el corto plazo genera financieros ajustados, ¿no existen otras alternativas para no alterar el sistema de labranzas?

Por el contrario ¿No será el momento de redoblar la apuesta, aumentando las coberturas, alternando cultivos de coberturas, rastrojos de sorgo o maíz, incrementando la fertilización, controlando en forma eficiente las malezas, para hacer un uso más eficiente del agua, buscando aumentar los rendimientos?

Las labranzas, en el pasado, aosiadas a la rotación de cultivos con alta proporción de gramíneas y praderas en base a alfalfa, lograban “amortiguar” en parte el deterioro de los suelos en los sistemas de producción semiáridos. En los sistemas, monocultivo, baja proporción de gramíneas, de retornar a las labranzas, contaran también con el efecto de la rotación de cultivos y praderas

Finalmente el sistema agrícola pampeano es altamente sustentable. La siembra directa trajo grandes beneficios aunque se debe seguir sumando buenas prácticas para lograr un nuevo salto productivo. Pensar en volver al pasado con labranzas no es una alternativa sustentable, por el contrario compromete la ESTABILIDAD DE LOS AGREGADOS, la salud del suelo y la rentabilidad de los sistemas.

Ing. Agr. Oscar Ormeno
Presidente Regional La Pampa - AAPRESID

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