3/11/14, 16:06
Una visión integradora
En el establecimiento Las Matreras, del nordeste de Buenos Aires, diversifican entre cultivos extensivos e intensivos. La estabilidad, la sustentabilidad y la visión de largo plazo son los pilares clave de un proceso de mejora continua. Su experiencia dentro de Agricultura Certificada.
Diversificación, sostenibilidad, mejora continua, previsibilidad, son todas ideas que hacen a la producción agropecuaria, aunque no todas las empresas pueden ponerlas en práctica.
Como un buen paciente, en el establecimiento Las Matreras, en la localidad de Portela, a 20 kilómetros de Baradero (Buenos Aires), estos conceptos son la columna vertebral del manejo.
Esta estancia, de casi 1.900 hectáreas, es propiedad de una sociedad en la cual la familia Urdínez es socia mayoritaria. Y, justamente, Ignacio Urdínez, el joven administrador del establecimiento, fue quien atendió a Clarín Rural en el casco de la estancia. Juan, su padre, la adquirió en el ano 1997 y él que trazó los objetivos clave sobre los que deseaba que se desarrollara el campo, relata Ignacio, quien actualmente está “tomando la posta” de la administración.
En este campo prima la diversificación extensiva e intensiva. Allí se hacen 1.650 hectáreas agrícolas entre cultivos diversos, 150 hectáreas forestales (álamos o sauces) y 12 hectáreas de nuez pecán. Además se alquilan otros cuatro campos, lo que en total suma 2.500 hectáreas en producción.
“Uno de esos conceptos centrales que apoyamos desde el primer momento fue el de la estabilidad y la sustentabilidad. El objetivo no era producir más, sino mejor. Pensamos que así ‘nunca se parará la fábrica’ y se producirá de manera permanente. Esa fue una de las ideas que me legó mi padre”, dice Ignacio.
Los Urdínez entraron en la producción agropecuaria cuando adquirieron este campo.
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Desde una óptica empresaria buscaron decididamente ir agregando valor y, al mismo tiempo, formarse en lo técnico.
Por eso, desde la campana 98/99 el campo empieza a participar del CREA San Pedro/Villa Lía, del que se desvinculó el ano pasado, mientras se mantiene como parte de la regional Pergamino/Colón, de Aapresid.
“El objetivo es estar en un circulo virtuoso permanente. Como parte de él, la sustentabilidad productiva y la creación de un equipo de trabajo son importantísimos”, agrega Eduardo Crimella, gerente de producción de Las Matreras, que llegó a la firma en la campana 2000/01.
Crimella cuenta que, en su momento, entendió claramente los objetivos que tenía Juan Urdínez. “La primera medida que se tomó para aumentar el potencial del campo fue detener la erosión hídrica y manejar todo el campo en siembra directa. Así y todo, los problemas erosivos se mantenían y solo se detuvieron con la siguiente acción, que fue la de construir de terrazas sembrables. Con todo el campo sistematizado, se arrancó con la siembra de dobles cultivos”, resume el técnico.
El inicio de una rotación comenzó con la siembra de cultivos de cobertura y luego se apostó a la intensificación productiva para obtener una rentabilidad, dice Crimella. Hoy, en Las Matreras se practica una rotación estabilizada de trigo/soja de segunda-arveja/maíz de segunda-soja de primera, pero en camino del desarrollo productivo se probó tres anos con la siembra colza, cuatro anos con garbanzo, además de con lenteja cebada o centeno.
“El objetivo de la diversificación es mantener la estabilidad en los márgenes, porque muchas veces al margen lo sostuvo un cultivo que no suponíamos que lo haría, además de que brinda previsibilidad”, senala Crimella.
Otra de las ventajas que tiene la empresa y que destaca Daniel Martínez, el encargado del campo, que participó de la charla, es “la fidelización del personal y su capacitación. Esto trae aparejado un crecimiento económico ya que con las asociaciones que hicimos con los contratista o los transportistas los ayudamos a mejorar y, así, ambas partes se benefician. Es decisivo ésto ya que no todas las empresas ven al equipo de trabajo como pilar clave del funcionamiento”, dice Martínez y, además sostiene, que cuanto mayor es la comunicación y más constante, más es el compromiso.
En este sentido, Crimella manifiesta que “ya recorrimos un camino en el que nos dimos cuenta que sin el compromiso de la gente no funciona” y a lo que Ignacio anade, “se nota lo que cuesta arrancar cuando hay mucha rotación de personal”.
Por su parte, Martínez habla de la “mejora continua”, que se busca la empresa. “A partir de esta meta, hoy estamos en vía de certificar la producción agrícola de los campos propios bajo el sello de Agricultura Certificada, que entrega Aapresid. Esto nos obligó a documentar el manejo y nos dimos cuenta de los avances conseguidos en muchos procesos y también en los aspectos comerciales”, sostiene el encargado.
Los campos de esta zona del nordeste de Buenos Aires tenían tradición ganadera, sin mucho desarrollo agrícola, como es el caso de este campo.
Cuando se compró, recuerda Ignacio, la ganadería se mantuvo solo por un tiempo y los ambientes en los que estaban los animales, que eran los bajos inundables, se los destinó a la producción forestal para la fabricación de papel.
La totalidad de la superficie forestal se terminó de plantar el ano pasado y aun no se cumplió un ciclo completo de crecimiento, de unos diez anos, de los álamos y los sauces. Los álamos se siembran en las partes más altas de las zonas inundables y los sauces en las más bajas.
“Aun la producción no está a régimen pleno, pero el margen es más que aceptable. Teniendo en cuenta que se hace en una parte baja del campo, donde competiría por el uso de la tierra on la ganadería, la rentabilidad del sistema forestal es mayor a la producción de carne”, explica Urdínez.
Hay que trabajar sobre los métodos para lograr los objetivos. En Las Matreras, desde quince anos, ajustan los procesos para convertirse en un campo de punta.
El pecán promete
La producción de nogales (nuez pecán) es otra de las actividades intensivas que se hacen en Las Matreras, un establecimiento agrícola-forestal, de la localidad de Portela, nordeste de Buenos Aires.
Esta actividad, cuenta Ignacio Urdinez, el administrador y dueno del campo, comenzó en las partes bajas del campo, que son inundables.
Allí los árboles no resistían la combinación de los anegamientos y los suelos “pesados” (con alto contenido de arcilla en su composición). De esta forma, Urdinez agrega que para no perder los plantines, comenzó un transplante progresivo hacia diversos sitios más altos del campo. Actualmente, es una producción en crecimiento.
“Esta ano logramos cosechar cinco kilos nuez por planta. El objetivo de máxima es aumentar la producción y alcanzar de 10-12 kilos por planta, pero que conseguir una producción promedio de ocho kilos por planta, en el mediano plazo, es un gran logro”, explica Urdínez.
Debido al bajo consumo interno de esta fruta, la gran proporción se destina a la exportación. “Nosotros destinamos casi toda la producción al mercado externo y solo guardamos un pequeno volumen para el mercado interno”, dice el administrador.
Con esta opción de producción, en Las Matreras aprovechan las características del ambiente para hacer una producción intensiva adaptada.
Fuente: Clarín Rural
http://www.clarin.com/rural/vision-integradora_0_1219678026.html
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